Mientras Vegetta se había ido para buscar el telescopio, Rubén y Guillermo se acercaron hacia las vallas de madera, para observar el cielo, uno al lado del otro.
A simple vista, parecía un momento incómodo, pero el chico de ojos menta se sentía protegido, como si estuviera en casa, amaba estar con los dos. El de ojos esmeralda sentía la calidez y por fin, sonreía de manera sincera.
El silencio solo era música sin melodía para ellos, era disfrutable pero, escuchar la voz de el chico a su lado iba a ser mejor.
Guillermo se dedicaba a pensar en sus cosas, en los secretos que le habían confiado, en lo que realmente sentía. Pero nada venía a el, solo eran pensamientos vacíos que usaba como excusa. ¿Y sí...?
"Samuel está enamorado de ti."
Eso sacó de sus pensamientos a Doblas, quién estaba estático de la sorpresa por lo repentinas que fueron esas palabras, se le veía con cierto nerviosismo, con un fuerte sonrojo que se iba desvaneciendo. Mientras Diaz, se veía arrepentido de haberlo dicho. Al escuchar sus palabras, que fueron expulsadas por impulso al que no puso resistencia, se llevó una mano a la boca.
"Me estás jodiendo, ¿no?"
Río nervioso el híbrido, mientras llevaba de nuevo su vista a las estrellas, a las cuales realmente no admiraba, solo era una excusa para entretenerse y esperar a Samuel con Guillermo.
"Eh..."
Willy solo estaba nervioso, no sabía que responder. Podía decirle la verdad pero, ¿cómo terminaría? ¿Estará Rubén realmente enamorado? Quizá si no se lo decía iba a ser por puro egoísmo, quizá solo estaba celoso y quería arruinar las oportunidades de los dos chicos. Quizá solo pensaba en el.
Las inseguridades del chico de ojos esmeralda, lo golpearon como un rayo, un golpe como una bala en medio de la noche. Se veía indeciso de que responder, estaba totalmente arrepentido de haberlo dicho. Samuel confiaba en el, ¿qué estaba pensando?
Al ver eso, el oso se dio cuenta de lo que pasaba. Lo que había escuchado era verdad, y el arrepentimiento de Willyrex se reflejaba en sus ojos.
"Oh...Con que es cierto."
Con eso dicho, el estaba hecho un desastre de emociones, con la mirada perdida en el cielo, buscando una estrella que captara su atención. No sabía para nada que sentir, en el amor el era nuevo. La felicidad no era la que esperaba, tampoco los nervios, algo más había allí, pero no sabía que era.
"Lo siento, macho, no debí haberlo dicho."
Respondió de manera apenada el chico albino, mientras despegaba su mirada de el cielo para conectar directamente con los ojos menta, quién algo incómodo y nervioso, atrapó sus perlas esmeralda.
Su expresión ahora era neutral, se notaba el arrepentimiento y la cantidad de pensamientos que pasaban por la mente de Guillermo en ese mismo momento. El oso estaba en blanco, atraído por su mirada, por su rostro, todo de ese muchacho.
Actuó por mero impulso, tomando la mano de Willy, sonriendo levemente de manera suave, tratando de mostrarle la calidez que quería mostrar. Se ganó una sonrisa electrizante, magnética, fina y perfectamente clara. Estaba enamorado de dos chicos, ¿quién podría culparlo?
"Gracias...por decírmelo. Tío, No te sientas excluido, que tu aquí eres importante también, macho."
El albino sonrió y se vio más decidido con algo, no sabía con qué. Tampoco sabía a que se había referido con sus palabras, pero algo bueno salió de eso.
Sus pensamientos fueron detenidos, sus ojos fueron directamente hacia los labios de un rosa suave que se acercaban de manera lenta a el, mientras tomaba fuertemente su mano. ¿Lo haría? Definitivamente, no iba a desaprovechar la oportunidad de besar a ese chico.
Sus labios conectaron de manera suave, cálida, de manera romántica. No tenía la mínima idea de como terminaron así, pero lo estaba disfrutando. Sus ojos se cerraron de manera leve para disfrutar de la conexión. Sus manos estaban entrelazadas de manera fuerte, no querían separarse.
Se sentía bien, de nuevo se sentía protegido. Cielos, ¿quién no caería con un chico como ese?
Pero algo se sentía incompleto para los dos. Algo faltaba. Alguien faltaba.
Se alejaron de manera calmada, sin tardar mucho. Se sonrieron de manera cálida, mientras soltaban sus manos y volvían a sus lugares de antes, apoyando sus antebrazos en las vallas de madera, quienes estaban extrañamente sin astillas. El silencio estuvo presente por unos segundos, cuales fueron vacíos para los dos chicos.
"Los dos sabemos que falta el."
Murmuró el albino de ojos esmeralda, mientras acariciaba el pelo de el híbrido, quién asentía de manera suave.
"¡Chicos, ya estoy de vuelta!"
Se sobresaltaron al escuchar ese grito, la voz irremplazable del chico de ojos púrpura. Quien venía con una sonrisa inocente, subiendo hacia el tejado el telescopio con esfuerzo, asomando su cabeza de manera pequeña.
"¡Vegetita!"
"Hombre, Vegetta, te tardaste mucho, eh. Si querías ayuda, podías pedirla, ¿sabes?"
"No, no fue nada, solo me distraje con algo."
Los tres rieron, mientras los dos albinos ayudaron a el pelinegro subir el telescopio para luego ayudarlo a el a subir. El ambiente volvió a estar completamente cálido para los tres.
Finalmente, verían las estrellas juntos. ¿Qué más se podía pedir?
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"τнοѕє єγєѕ" ɾմաíցҽԵԵα [KARMALAND]
RomanceSabían compartir. Se habían enamorado. Todo encaja, ¿no?