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JOEL

Otro día más, en el que solo pienso en encontrar a Erick bien, e irme a otro lugar, lejos de todo.

–Buenos días, ¿Cómo se siente?

–Bien, listo para irme.

–Todavía tiene unos cinco días más.

–No, realmente no los tengo.

–Pimentel, ¿usted me está diciendo que se va a ir?

–No, sólo estaba bromeando, no me queda de otra estando aquí adentro.

–Uh, ya me había asustado.

–Era una pequeña broma...

–Bueno, como está mejor, ahora venderemos cada unas cuatro horas o un poquito más.

–Perfecto, cualquier cosa los puedo llamar con el botoncito, ¿no?

–Así es, nos vemos en unas horitas. ¿Tiene hambre?

–Un poco.

–Ya en cinco llega el desayuno.

–Gracias.

Luego de media hora, al terminar de desayunar, entra Christopher.

–¿Debemos de armar un plan para salir?

–No me van a dar el alta y no me van a dejar ir, sabes bien lo estrictos que son acá.

–¿Qué quieres hacer?

–Cinco puertas seguido derecho y tres a la izquierda, hay un vestidor, siempre se olvida la limpiadora de cerrarlo, de ahí vas agarrar una bata blanca de cualquier doctor, y volverás con una silla de rueda.

–Estás loco.

–No es algo nuevo para mi.

–No podré hacerlo.

–Tenemos tres horas, hasta que alguien venga, el tiempo corre. –digo, ofreciéndole una pequeña sonrisa

Christopher Vélez

Me dirijo a donde me dijo Joel, al llegar la puerta está cerrada, miro hacia mi costado y veo una dama, con el carro de limpieza.

–¿Brenda?

–No, Belén.

Uh, imagínese si le hubiera pegado.

–Usted es la de limpieza, ¿verdad?

–Sí, eso mismo.

–Muy linda, debo decir. –hago una pausa por la cara que me dio y rápidamente le digo– Oh disculpe, no quiero que se lo tome a mal.

–Ay no tontito, todo lo contrario.

–Oh, gracias a Dios.

–¿Qué lo trae por aquí?

–Una prima, un accidente grave. –intento actuar triste– Hace horas que estoy aquí y me estoy haciendo, pues necesitaría un baño.

–Mira chico hermoso, todo derecho en éste pasillo, y en la última sala verás el cartel de "Baños".

–Oh, muchas gracias.

–¿Algo más necesita?

–Su número, podría ser. –suelto riendo.

–Con mucho gusto, se lo doy.

Al ella sacar el celular, reacciono rápido y la muevo hacia un costado.

–Oh, casi la chocan.

–Ay, muchas gracias. Estoy cansadísima que siempre me pasen por arriba.

–Debo irme, un gusto conocerte. –le digo apurado.

–No le pasé mi número.

–Cierto, adelante.

Al ya tener el número hice que me dirigía a los baños, hasta que la señora se fue, rápidamente voy hacia la puerta de hoy y con la llave que tomé prestada de la dama, abro la puerta.

–Aqui estoy.

–Demoraste demasiado.

–Estaba cerrada y tuve que usar mis encantos para conseguir la llave.

–Perfecto, ponte la bata, yo ya estoy.

–¿Y como sigue esto? –pregunto.

–En el estacionamiento de abajo nos está esperando Zabdiel...

–¿Metiste a Zabdi en esto?

–Él se ofreció, justo llamó y le conté que necesitaba un chófer, nada malo.

–Que coincidencia.

–Vos viste, no, las cosas de la vida.

–Ok, ¿Qué sigue?

–Me llevas hacia el ascensor, no hay cámaras dentro, apretas el número del estacionamiento y de ahí salimos tranquilamente, me llevas al auto, de ahí me voy con Zabdiel.

–¿Y yo?

–Debes de entrar las cosas, en el estacionamiento si las hay. Luego te esperamos en la puerta principal, y de ahí iremos a un departamento que tengo en el centro.

–¿Es en serio? –pregunto ya que no sabía de eso.

–Sí, me lo compré hace mucho, y solo iba a veces.

–Nunca me invitaste.

–Es que no lo usé demasiado.

–Oh, claro ya se.

–¿Qué?

–Lo tienes para tenes sexo.

–No no, nada que ver.

–Seguro.

–Muy.

–Ok, ¿vamos?

–Si, por favor.

Al final pudimos salir, sin que nadie nos viera. Apagué mi celular ya que en el hospital tienen el número de cada paciente y por supuesto que llaman.

–Aquí llegamos, ¿te acompañamos hasta tu puerta?

–No, gracias... deberías ir a cuidar a Jay, porque pues no te haré venir nuevamente.

–Si, está en buenas manos.

–Lo sé.

–Venimos mañana.

–No.

–¿Cómo?

–Necesito un dia para pensar en todo... se que es un día perdido pero no puedo, realmente me siento muy mal.

–Nosotros buscaremos información de esas personas, para al tener algo, ya ponernos en marcha, ¿estás bien?

–Está perfecto, gracias. –les doy un abrazo a cada uno– cuiden mucho a mi pequeñin y pasado mañana cuando vengan, me lo traen.

–Eso haremos, amigos.

–Gracias nuevamente.

–Cualquier cosa que precise, me llamas. –me dice Chris con una sonrisa de comprensión– Descansa, amigo.

–Igualemente.

Entro al edificio y me dirijo al ascensor luego de saludar a la de la oficina, que se asombró al verme por aquí.

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En el siguiente capítulo se enterarán un poco más de la vida de Joelitoo.

Editado.

¿Todo ok? - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora