Conoce a Winter Maze, una chica de diecisiete años con mucho drama en su vida.
De hecho, este drama comenzó en el momento exacto de su concepción, cuando su adolescente madre se acostó con algún joven de identidad desconocida para Winter hasta el mo...
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El primer pensamiento que había llegado a su cabeza al despertar esa mañana, era uno con el que muchos estudiantes podrían sentirse identificados en la actualidad. Incluso había sido el último pensamiento que había cruzado su mente antes de cerrar los ojos la noche anterior.
<<Tengo más tarea que vida>>
Pero por encima de todo eso, era una buena novia. O eso le gustaba repetirse. Sus antiguas relaciones no habían durado más de unos meses y sinceramente no había terminado de la mejor manera.
Así que, allí estaba ella. Un sábado, a las ocho de la mañana, aún sabiendo que lo único que realmente quería era permanecer en su cama hasta el medio día, iba preparada psicológica y físicamente con la única cosa más efectiva para llegar al corazón de Blaze.
Comida.
Y ahí estaba él, sudado, empolvado y con una escoba en las manos, arrastrando la basura del pasillo principal del College.
El ruido de sus pasos alertó al profesor que vigilaba el castigo de Blaze y Milo.
—Señorita Maze— saludó agradablemente el anciano maestro de historia.
—Buenos días, señor Fergus— respondió con una sonrisa acercándose y abriendo la caja del Dunkin—, ¿le apetece una dona?
Él aceptó y agradeció el gesto, Winter buscó nuevamente la mirada de su novio y se sorprendió al notar que estea aún tenía los ojos puestos en ella.
—Hola, cariño— le dijo al acercarse—, ¿una dona?
—¿Por qué eres tan perfecta?— pregunto unos segundos después con el alimento en la boca. Ella sonrió y limpió un poco de glaseado que había quedado prendido a la comisura del labio.
Observó por el rabillo del ojo que Milo estaba metido en la fuente del patio principal con una manguera y un par de trapos. Todo había comenzado por él, quien le hizo una zancada a Blaze mientras iba pasando por la cafetería y siendo quien era, el rubio no podía simplemente dejar las cosas así, fue ahí cuando tomó el refresco y se lo tiró encima. Por eso, Milo se había llevado la peor parte a la hora del castigo, ya que tuvo que retirar su candidatura a la vicepresidencia del College.
Y se suponía que no debía alegrarse del mal ajeno.
Pero ese maldito se lo merecía.
Justo cuando Blaze estaba empezando a mejorar su temperamento (sin contar su pequeña broma a Eric Sharman) tenía que llegar ese inútil de Milo a arruinarlo todo.
