Conoce a Winter Maze, una chica de diecisiete años con mucho drama en su vida.
De hecho, este drama comenzó en el momento exacto de su concepción, cuando su adolescente madre se acostó con algún joven de identidad desconocida para Winter hasta el mo...
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Las manos permanecieron en su boca mientras veía a Blaze marcharse tranquilamente por el pasillo, incluso estando lleno de harina por todas partes. Súbitamente se giró hasta su amigo, pasándose las manos por los ojos para intentar recuperar la visión, sacó un paquete de pañitos de su maleta rápidamente. Tomó uno y le pasó otro a Cherry.
—Te das cuenta de que te acuestas con el diablo, ¿verdad? — comentó Lucas mientras Winter pasaba el paño por su cerrado párpado derecho.
<<Bueno, tú podrías acostarte conmigo>>
<< ¡NO! No, no, no, no. No pienses eso, tienes a Cherry literalmente a diez centímetros de distancia>>
—Lucas, cállate— lo reprendió Cherry—, la has puesto nerviosa.
Winter entonces se dio cuenta de su mano que había quedado suspendida en el aire, muy cerca a la cara de su amigo.
—No, es que acabo de recordar que tengo que hablar unas cosas con el señor Cook sobre el PROM. Debo irme.
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Por lo general, se podía decir que estaba acostumbrada a la sobrecarga, le gustaban bastante las actividades extracurriculares, le gustaba mantener un promedio estable, le gustaba salir con sus amigos, ir de fiesta, le gustaba mantener un equilibrio entre la mayor cantidad de actividades que pudiera.
Entonces, establecer una balanza entre organizar el baile de primavera y los exámenes finales, no le suponía un reto inalcanzable. Incluso teniendo en cuenta que el cumpleaños de las gemelas se acercaba y llevaran un año diciéndole que querían una fiesta.
¿Y quién la iba a organizar? ¿Acaso sería Charles, cuáles únicas preocupaciones eran las de entrenar y ganar una beca educativa? ¿O Lucas, quién se escudaría en el hecho de que iba a prestar la casa y no tenía que organizar la fiesta? ¿O, podría ser, tal vez, Thara que...?
Agh, por ahora no quería pensar, ni siquiera en necesitar a Thara.
Empujó la puerta del salón de física, casi todos los asientos estaban ocupados, sintió que un montón los ojos la siguieron en su recorrido hasta la mesa en la que planeaba recibir la clase. No bien pudo postrarse en la silla cuando se le acercó alguien con un teléfono al aire.
