Pedro.

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POV LUCÍA

—No, no fue a trabajar; para lo único que salió fue para ir al psicólogo y a su casa a por Niko de vuelta a la mía.

—¿Y no hablasteis más? —preguntó Cristina.

—Del tema no... Estaba muy distraída, y cuando está así, es mejor dejarla un poco.

—¿Y ahora dónde está?

—Corriendo, lleva casi una hora —dije mirando el reloj—. Yo sigo en la cama...

—¿Y qué conclusión sacas de todo eso?

—No lo sé, tía, te lo juro. Es que no entiendo esa espantada, qué más le dará al tipo que compremos o no ahí.

—¿Cómo es?

—¿El ex?

—Sí.

—Atractivo, o sea, entiendo la parte de que era el novio perfecto; pero claro, al final es como dice, por dentro es una puta mierda de tío... —Entonces escuché el sonido de la puerta principal—. Cris, dame un momento.

—Vale.

Mi amiga no tenía nada mejor que hacer porque si Beatriz no estuviera en mi casa, estaría ella; lo más seguro que estaba como yo, en la cama.

Bea apareció visiblemente agotada, como lo llevaba estando todo el día anterior; aunque se le había sumado el físico. Me señaló la ducha nada más acariciar a Niko y yo asentí sin abrir la boca; le tenía que dar ese espacio y era consciente, pero me costaba un montón.

—¿Ha llegado?

—Sí.

—Entonces te dejo, llámame luego o algo, no sé.

—Vale.

Colgué a Cristina escuchando el grifo de la ducha, pensando en la situación. El día anterior se pasó prácticamente dormida, tan solo para la visita diaria a Gustavo; yo la dejé, incluso cuando vino a mi casa, intenté que se animara, pero no hubo manera. Solo abrazó a Niko y nada más.

Me sentía ligeramente incompetente, pero como todo lo que rodeaba a Beatriz, era indescifrable.

Apareció finalmente en la habitación, duchada, cuando yo le tiraba a Niko un juguete para que fuera a por él.

—Si se lo tiras no va a ir —dijo ella de pronto sorprendiéndome—. Es demasiado vago.

—Por si acaso... —susurré—. ¿Cómo estás?

—Mejor —contestó sentándose a mi lado—. He ido a correr.

—Ya me lo imagino. —Tragué saliva notando que estaba más receptiva—. ¿Quieres hablar de lo que pasó?

—No... —Yo asentí mirando como Niko daba media vuelta en la cama—. Tengo veinte llamadas perdidas de mis padres y no sé si llamarles.

—¿Y si es importante?

—No me llamarían, solo lo hacen cuando quieren decirme algo concreto y algo me dice que es sobre la visita de Jose... La de la otra noche.

—¿Quieres que les llame yo?

—Eso es mucho mejor, qué duda cabe —contestó irónicamente—. Hola señores, soy Lucía, la novia de su hija. Apuesto que mi padre te colgaría.

—¿Por qué? Si soy muy simpática.

—Porque tener pareja significa que sigo permitiendo mi denigración como mujer.

—Pero si ni te toco —dije haciendo un poco de teatro—. Qué desgracia...

Ella sonrió levemente, y fue lo último que esperaba teniendo en cuenta como estaban las cosas; puede que fuera verdad que se encontraba mejor. Lo siguiente que hizo, fue sentarse sobre mi cadera, así que me acoplé de tal manera para que pudiera hacerlo cómodamente, yo seguía tumbada.

Después de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora