Gerard.

849 91 4
                                        

POV LUCÍA

Los 100 iba a ser la serie que nos atraparía en un silencio sepulcral durante más de dos horas. En aquel sofá, con Bea tumbada sobre mí, dado que yo me dedicaba a acariciar su pelo. De pronto, el sonido de un trueno nos sobresaltó a las dos. Retumbó como nunca había oído ninguno y mi novia tuvo un único pensamiento. Se levantó enseguida buscando por toda la casa su querida y adorada mascota.

Lo encontramos debajo de la cama, estaba maullando, pero ni viendo a Bea quiso salir dado que otro gran trueno rebotó en casa. Iba a llover lo que no había caído en varios días.

—Ven, mi amor —dijo Beatriz por quinta vez—. No sale, ayúdame.

Tuve que mover la cama hacia atrás con cuidado y ni aun así se movió. Encogido completamente, con la cabeza contra el suelo. Y justo cuando Bea se acercaba a él, otro trueno retumbó. Finalmente, y con toda la calma del mundo, lo cogió manteniéndolo en sus brazos.

Cada vez tenía más clara mi teoría, el miedo a las tormentas de Niko tenía que ver con su abandono. Era lo único que tenía sentido.

Los dejé en el sofá en torno a las dos de la mañana, por más que intenté que viniera a la cama, Beatriz se quedaría con Niko hasta que se le pasara el terror.

Sin embargo, eso jamás ocurrió; pues en un intento por sentirla cuando desperté; Beatriz no estaba en la cama, y eran las ocho de la mañana. Me senté comprobándolo en el móvil, no tenía la menor duda de que no se había acostado en toda la noche.

Me levanté yendo directa al salón, exactamente donde la había dejado. Porque ahí estaba, con Niko entre sus brazos, dormido; pero ella, con los ojos abiertos mirando a un punto fijo del salón.

—Bea...

Se sobresaltó al escucharme. Había perdido la noción del tiempo completamente, lo noté en su cara, cansada pero completamente desencajada. Me acerqué a ella todo lo que pude, sin perturbar la presencia de un gato ajeno a todo.

—¿Qué pasa?

—Me he pasado toda la noche pensando... —La miré esperando algo más—. ¿Y si encontramos algo que no te gusta de mí?

Estaba muy dormida aún como para tener esa conversación. Me quitó la mirada sin esperar siquiera una respuesta; yo lo único que tenía que hacer era despertarme y poder hablar decentemente.

—Mírame —susurré frotándome los ojos—. Hay algo que no has pensado.

—¿El qué?

—Imagina por un momento que recuperas a Inés... ¿Crees que me iría?

—No te entiendo.

—Que si seguimos juntas, me haré cargo de Inés, Bea.

—¿Estarías dispuesta a hacerte cargo de ella?

—Por supuesto. Bea, por favor deja de preocuparte por lo que vaya a pensar yo. Te quiero y eso no lo va a cambiar nada.

—No sabes nada de lo que hice.

—Sí, sí lo hago y lo sabes. He visto todas esas fotos y sé que, en mi caso, es lo que más temes. Me da exactamente igual, de verdad.

—¿Y si pegué a mi hija? ¿Estarías conmigo?

—Sí —respondí suspirando—. Y no te lo voy a repetir otra vez. Quiero estar contigo, con tus luces y tus sombras, ¿lo entiendes?

—Sí —susurró agachando la cabeza—. Lo siento.

Dejé a Niko a un lado del sofá y la abracé. Escondió su rostro en mi cuello mientras me abrazaba con fuerza; sabía que no quería dudar tanto pero su cabeza le jugaba malas pasadas. Beatriz tenía más sombras que luces y no iba a ser nada fácil, pero era lo que yo quería.

Después de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora