Laura.

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POV LUCÍA

LUCÍA_11:23

Hola Bea, soy Lucía, es mi número. ¿Te parece bien quedar sobre las dos en el centro comercial?

—Me he imaginado que era un comité de crisis, así que he traído el desayuno —dijo Cristina sacando de una bolsa una caja de donuts.

—¿Pero sabes por qué?

Cristina negó con la cabeza comiéndose el primero, mientras esperábamos a una Laura que, estaba haciendo algo en su habitación. Estábamos solas las tres, Silvia trabajaba y algo nos decía que lo había hecho precisamente por eso; para que la protagonista de la conversación no estuviera.

—¿Has dormido poco? —Asentí cogiendo un donut—. ¿Y eso?

—Luego os cuento a las dos...

—Pero, ¿es bueno o me tengo que preocupar?

—Es muy bueno.

Por más que intentó sacarme algo, no le diría nada de Beatriz hasta tener a ambas sentadas; y sobre todo, porque esa mañana, la importante era Laura, no yo.

Quién apareció por el salón a los pocos minutos, mirándonos y, por supuesto, cogiendo otro donut de la caja.

—Suéltalo.

Pero lo único que hizo fue elevar su mano derecha, enseñándonos un anillo bastante caro a simple vista, colocada en su anular... Y puedo asegurar, que ese anillo, era de compromiso.

—¿¡Perdón!? —preguntó Cristina—. ¿Es oficial?

Laura asintió mirándome, entonces entendí el motivo de esa reunión de emergencia.

—¿Cuál es el problema?

—¿Y si no es ella?

Cristina y yo nos miramos durante un segundo. Ambas nos movimos para estar más cerca de Laura; sus dudas, no acababa de entenderlas, pero para eso estábamos allí.

—¿Qué te hace pensar que no? —pregunté.

—No lo sé... La quiero mucho pero es que a veces siento que me estanco con ella.

—Nunca te ha gustado madurar —dijo Cristina provocando que las dos las mirásemos—. Me diréis que es mentira; siempre te ha encantado no rendirle cuentas a nadie, y se te hace extraño tener a una misma persona siempre.

—Eso es verdad —apoyé a Cristina en su teoría—. Yo no te acabo de entender, la verdad.

—¿Por qué?

—Porque solo dudas cuando Silvia no está, porque cuando estáis juntas, sois una pareja idílica.

—Eso también es verdad.

—No todo es tan idílico.

—¿Por qué? ¿Por que discutís? ¿Y quién no discute con su pareja?

Esa respuesta era afirmativa, pero Laura no dijo nada, no contestó, se limitaba a pensar y a mirarnos.

—¿Por qué esperas que te digamos que es una locura? —pregunté calando a mi amiga.

—No lo sé... —respondió sonriendo irónicamente.

—No es lo que te vamos a decir, honestamente —dijo Cristina—. Hacéis una buena pareja, ella es un cielo de mujer, nos soporta, que ya es bastante; y te quiere con locura. De todas las idiotas con las que has estado, ella es maravillosa.

—Eso lo sé.

—Pues ya está —dije yo acariciando la pierna de mi amiga—. Disfruta de tu futura mujer, de la vida que estás a punto de empezar, porque estoy convencida que vas a ser muy feliz.

Después de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora