Funeral

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Catherine se subió al primer tren que partía rumbo al condado de Cambridgeshire. Lo único que tenía en mente era llegar a tiempo para despedir a su querida madre. Sabia con certeza, que Ada cuidaría de su madre, lo mejor que pudiera, de eso no le cabía ninguna duda. Ada y su madre mantenían una amistad inquebrantable desde que ella muy pequeña. Cuando su padre falleció su madre había quedado sola y en una posición muy angustiante. El dinero se había vuelto escaso y por lo tanto tuvieron que emigrar a una casa más humilde, herencia de sus abuelos paternos, en el condado de Cambridgeshire. Tenían como vecina a Ada Middleton, esposa de un oficial de la policía de su majestad. Aquella mujer algo regordeta, rubia y de mirada y trato amable, con la que su madre no tardo en hacer amistad. Se había vuelto, su salvadora en los momentos mas angustiantes de su niñez. Cuando el alimento o el carbón de la chimenea empezaba a volverse un lujo, para a travesar el duro invierno. Ada y su esposo John, se conmovían y sus corazones llenos de bondad, se apiadaban de las desventuras de las mujeres, que tenían por vecinas.

Cuando Catherine llego al condado, fue de forma rauda a su antiguo hogar. Al ingresar encontró a Ada avivando el fuego de la pequeña chimenea. En el momento que entro, el rostro de ella se ilumino de alegría, se dieron un afectuoso abrazo entre lagrimas, mientras Ada le relataba la situación de su madre. El diagnóstico del médico había sido lapidario, sufría de la enfermedad del azúcar, algo que era incurable, y ya se encontraba en su estado más crítico. Cuando por fin reunió las fuerzas para poder entrar a la habitación de su madre, la encontró postrada en la cama agonizante, no pudo evitar que las lagrimas se salieran por montones de sus ojos. Catherine, la acompaño durante el resto del día, sentada a su lado, mientras ella se encontraba, prácticamente inconsciente en la cama. Al día siguiente falleció. El funeral se celebró austeramente en una parroquia a la que frecuentemente asistía su madre.

Ada y su esposo ofrecieron su ayuda y compañía en todo momento. Cuando llego la noche y las dos mujeres se quedaron solas y mientras Catherine ordenaba sus pertenencias, junto a los pocos recuerdos que dejaba su madre, quien siempre había sido muy reservada.

-¿Qué piensas hacer con la casa Catherine?- pregunto Ada

-No lo sé, no puedo quedarme en ella, como sabes, tengo un trabajo en Londres como institutriz

-Podrías ponerla a la venta, aunque no lo recomiendo para una mujer sola y trabajadora como tú, siempre es aconsejable tener algo estable

-¡Muy cierto! Podría arrendarla ¿conoces a alguien que necesite de una casa?

-No, pero en cuanto sepa de alguien confiable, ten por seguro que te informare

-¡Gracias Ada! siempre has sido una buena vecina y una gran amiga para mi madre- no pudo evitar que la voz se le quebrara en este punto- No puedo imaginar, a alguien mejor para que cuidara de ella en sus últimos días de vida.

-Mi dulce niña, sabes que siempre quise a tú madre desde el primer momento en que nos hicimos amigas. Además, como el señor no me bendijo con una hijate adopte en mi corazón, a ti como si lo fueras

-Si y yo tengo los mismos sentimientos por ti, sabes muy bien que desde la muerte de mi padre y después la perdida de mi querida hermana, mi madre nunca volvió a ser la misma y tú me entregaste ese afecto que yo necesitaba – ambas se conmovieron tras aquella confesión y se unieron en un abrazo afectuoso

-Mi querida niña hay algo que debo confesarte, tú madre me hizo prometer que te diría todo después de ella falleciera . Creo que es muy importante, que sepas todo, con respecto a tú pasado, antes de que partas.

Espero lo disfruten!! si les gusto, no olviden darle a la estrellita. Quedo muy atenta a sus comentarios :)

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