ஜEpilogo ஜ

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La mujer nostálgica gozaba del enorme paisaje que su castillo en la frontera le otorgaba, los prados de lo que alguna vez habían sido dos mundos separados se volvían uno, mezclándose con una preciosidad yaciente de la unión definitiva entre especi...

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La mujer nostálgica gozaba del enorme paisaje que su castillo en la frontera le otorgaba, los prados de lo que alguna vez habían sido dos mundos separados se volvían uno, mezclándose con una preciosidad yaciente de la unión definitiva entre especies nacientes de la oscuridad, luz y los híbridos entre éstas. Peliblancos, pelinegros y pelimulticolores decoraban todo a su alrededor con dicha, risas provenían de aquí y allá, todos estaban agradecidos con su nueva reina, la última sobreviviente de la sangre real de la tragedia de los reyes.

Tras la muerte de los mismos, la historia fue contada al pueblo por una voz valiente y dolida con el cadáver de sus hermanos, y padre en memoria. Criartarks y Criarzus tomaron el asunto con calma y de la manera más justa inimaginable la pusieron a cargo.

Ella había dado un mandato que no volvería a romperse: la inclusión de todos los Raimbarks al territorio, de cualquier edad, circunstancia y género, eran bienvenidos al castillo para ser atendidos con sus necesidades y aunque no cubría el inmenso daño ya creado en sus almas, era suficiente con sentirse capaces de caminar con tranquilidad en los campos donde más de uno se escondía.

Cada rincón había cambiado, cada persona también, habían sido 18 años productivos y bastos para conseguir grandes logros, experiencias y más que nada: justicia.

—Reina Catalina —murmuró un caballero dorado, arrodillándose ante su superior.

—No hace falta formalidades, ya te lo dije Daeved —soltó la Coude, mirando con dulzura al sujeto —. ¿Trajiste noticias?

—Blena ha restaurado la biblioteca, por fin ha escrito los documentos guardados en su mente pero con la verdadera historia —informó, alegre por la calidez de su majestad—, es oficial que cada información está disponible en el centro de "Dinella".

Dinella, el nuevo nombre que se le había dado a ese mundo floreado draellas, de arcoíris y oscuridades tan sublimes... como su hermana.

—Muchas gracias, Dae —Catalina giró, percatándose que cerca de su trono una presencia le esperaba—. Puedes tomarte el día, me has ayudado mucho últimamente.

El Saadreem acertó y con su rapidez habitual salió en brincos risueños por imaginar a su querida peliazul esperarle en casa.

—Anthony, me alegra verte —saludó entrando a la habitación, viendo como el hombre se arrodillaba ante unas fotos colocadas en la pequeña repisa vecina de la butaca, donde se recibía los súbditos de la reina.

—He venido de llevarle un par de alimentos a los Raimbarks recién llegados —musitó, mostrando sus hoyuelos—, tu proyecto está dando frutos, los pequeños del otro día está mucho mejor, gracias a ti lograron recuperar todo el peso que perdieron. Se han encariñado bastante con Rhosa, creo que a Jasges le interesa adoptarlos —suspiró con lástima—. El pobre aún no puede verme a la cara.

—Dale tiempo, aún no se perdona a sí mismo y está bien. En algún momento lo hará, lo importante es que nosotros lo hemos hecho.

—Tienes razón —el oji-azul volvió a mirar las imágenes puestas en los portarretratos y un frasco de cenizas que la peliroja había recogido tras el asesinato de los ex-líderes—. ¿Lo extrañas?

Danielle: Reina Perdida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora