MAS CERCA DE AKIHITO!

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Maickol quien debajo de la ducha, su corazón estaba destrozado. Ni él podía creer que aún su cuerpo no dejaba de temblar. Saber de la misma boca de Feilong toda esa historia lo llenó de una rabia con él mismo. Se sentía como si lo hubieran enterrado vivo y ahora solo podía ver oscuridad en una relación que ahora dudaba que tendrían. ¿Por qué hice semejante estupidez?....Como, Como me arrepiento. Nunca pensé que tanto había lastimado a Feilong ¿Cómo puedo recuperarte?.......

(...)

-Tanto te gusto esa foto fea, con ese mastodonte con cara de hombre pintado, hasta parece que tiene unos trapos para taparse del sol

Akihito, quien estaba con su estado de ánimo por el suelo, se echó a reír que le salían lágrimas pero de no aguantar la risa.

-Abuelo hace mucho tiempo. Probablemente así es como se veía la Esfinge, esto fue hace más de 2000 años: una legendaria ruina monolítica. Como puede ver, la Esfinge en este momento de la historia (40-30 a. C.) ya era antigua. El cuerpo ha sufrido miles de años de erosión. Y esos trapos que dice es que: La cabeza está pintada de azul y rojo y la nariz aún está intacta. Los ojos aún ocupan un lugar destacado y se puede ver el tradicional tocado egipcio. La pintura en la cara todavía se puede observar, aunque se desvaneció, pero todavía está allí. Así es como se vería La Esfinge cuando Cleopatra era Faraón. -Akihito le leía y le  enseñaba una foto de una revista vieja que había encontrado en la cabina telefónica.     

--Wow ¿has tomado fotos de esa cosa chico?

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--Wow ¿has tomado fotos de esa cosa chico?

-Ojalá abuelo, pero yo quería ir a ahí, a la esfinge y tomar muchas, pero muchas de estas fotos y enseñárselas al tío Sakita. Pero ya ve, a veces se nace con estrellas y otros nacemos estrellados.

-No digas eso, mientras hay vida, hay esperanza. Hay tantas cosas me dices y me cuentas, que nunca me había puesto a pensar que existían. Todas esas historias son maravillosas y claro dan ganas de conocerlas, más como tú me las cuentas. Hmmmm pensando aquí me digo, como me iba dar cuenta de todo eso, si siempre fui un hombre de montaña y mi vida fue labrar y sembrar la tierra, para mí lo más estimulante que un hombre de campo puede y podía hacer. Me la pasaba en aquellos cerros sembrando maíz, café, yuca, frijoles, en fin de todo lo que podía conseguir cosecha, alejado de todo y de todos, pero un día vi a mi vieja iba a pastar unas vacas y a bañar unos caballos, me pareció mucho trabajo para una joven de 16 años. Ella me gustó mucho, lo suficiente para que la vigilara todos los días y ayudarla en lo que podía. Claro que nadie se diera cuenta, pues su tía era una bruja. Un día le pedí que nos fugáramos juntos.

-¿Se fugaron?

-Sí, ella vivía con esa tía, esa familia la trataba muy mal y la tenían prácticamente de esclava, imagínate que la azotaban y la amarraban cuando quebraba un plato o no hacía algo bien. Un día se dieron cuenta que era mi amiga y la golpearon tanto que casi la matan. El tío, más bien el esposo de su tía le golpeo su vientre, pensando que estaba embarazada, tan duro fueron los golpes que nunca pudo tener hijos.

ATRAPADOS EN LA  ESFINGEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora