Flechas

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Decidí detenerme para sacarme las flechas que recibí en mi espalda durante cinco años, también voy a curar algunas heridas mientras otras cicatrizan, me limpio las manos para ver las palabras que quedaron marcadas que se van de apoco, mis brazos tienen un mapa de mi destino que no quiero ver. Se me caen las cadenas de mis pies, la venda se desgarra de mis ojos y veo todo borroso, ahora borre el mapa de mis brazos porque voy a seguir las estrellas de la noche. Ahora que los pies ya no pesan voy a correr al rió a limpiar mi cuerpo.

Parado mirando el paisaje oscuro decido mirar atrás y me encuentro con una puerta grande con muchas cadenas, ahí es donde entendí que había salidos de mi laberinto, estaba a un metro de la salida de mi tormento más grande, donde tome malas decisiones sin pensar las consecuencias, las personas que pasaron por mi vida quedaron allí en ese encierro que tienen que escapar con estrategias mentales porque esos mismos seres humanos fueron quienes me pisaron hasta sentir que mis huesos se partieran pero hoy eso me hizo más fuerte para gritar hasta que las cuerdas vocales se me desgarren de la misma desesperación de ayudar a otros a salir de sus cuartos.

Hubo heridas que jamás las elegí y aun así luche para sobrevivir de los terremotos que desequilibraban mi eje emocional de mi corazón porque mi alma estaba intacta y eso por segundos me asustaba porque no sabía lo que me podría pasar en unas horas, la vida es una sorpresa, ya había jugado a las damas antes pero no era para esos tiempos jugar con los demonios.

Un Año Sin Rosas Ni DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora