47. A nosotros nos vale.

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Dedicado a ti, Chuuya. ¡ Feliz cumpleaños!

Dazai pasó la mano por el respaldo del asiento de cuero de la prensa de piernas. Por él nunca hubiese sido sustituida, pero Chuuya había insistido en que precisamente el tipo de máquina con la que él había tenido el accidente debía ser de las primeras en reponerse, pues no quería que el mal recuerdo le pusiese trabas psicológicas a la hora de realizar un entrene completo.

Para Chuuya seguía siendo aún, tras tantos años transcurridos, todo un resultado de su imprudencia al cargar de tanto peso la máquina por una estúpida apuesta.

Cuando había leído el borrador del último capítulo escrito por Dazai de su historia, en el que contaba como intentó demostrar que Mori había ordenado manipular el mecanismo, Chuuya había estallado tal como había hecho el día después de su dieciocho cumpleaños, llamando inmaduro a Dazai por no querer aceptar su culpa.

Aquella discusión había supuesto un punto de inflexión en su relación pues Chuuya ocultó su desencanto por perder la posibilidad de alquiler aquella mansión donde ambos consolidarían su relación, en un distanciamiento hacia él y un acercamiento a Mori.

Dazai suspiró mientras una sonrisa triste se pintaba en su rostro.

Dejando la prensa de piernas, paseó por entre el resto de máquinas que él había pagado con su préstamo que no llegó a saldar nunca. ¿Quizá por eso Mori había insistido tanto que volviera? ¿Para reclamarle la deuda?

Soltó una carcajada amarga.

Se subió a una bicicleta elíptica y pedaleó con escasa voluntad un par de veces mientras los recuerdos de las bromas entre él y Chuuya al principio de sus sesiones de entrene volvían a su mente.

Aumentó la resistencia de la máquina y le fue imposible seguir.

Se bajó teniendo cuidado de no pisarse los bajos de su gabardina marrón y se dirigió hacia las pesas.
Tomó una de cinco kilos y mirándose al espejo, exageró una expresión de gran esfuerzo mientras la levantaba.

En el reflejo descubrió que ya había llegado a quien esperaba.

Sonrió sinceramente en ese día por primera vez desde que había pisado ese mañana la sede de la Port Mafia.

—¿Buscando la inspiración?

Dazai dejó la pesa en su sitio, escondió las manos en los bolsillos y se dio la vuelta.

—Supongo que sí.

—Yo que pensé por un momento que querías volver a entrenar.

—Mi entrega al arte como autor no llega a tanto.

—No aguantarías ni en un segundo, Osamu. Esa es la verdad, pero eso no lo vas admitir.

Dazai se sentó en un banco de abdominales estirando sus largas piernas hacia delante.

—Me conoces bien y ya no soy tan inconsciente como para apostar algo que sé que no voy a poder ganar.

—¿Sabías que te iba a proponer una apuesta?

Dazai amplió su sonrisa aún más.

Chuuya, Personal Trainer. ( Completada )Soukoku. Bungou Stray Dogs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora