Emma comenzó a besar el torso desnudo de Regina mientras ella estaba recostada en la cama pensando en la nada y los besos de su esposa hicieron que la morena se sobresaltara.
-¿Vienes conmigo? Es la presentación de la nueva línea.-pregunto Emma y le dió un último beso a Regina para luego ponerse de pie y recoger su ropa que estaba tirada en el suelo.
-Me siento un poco mareada.-Respondio Regina.
-¿Quieres que me quedé conmigo?-le preguntó Emma preocupada.
-No Emma, tranquila, ve, se que es importante para ti.
-No regresaré tarde, llámame si necesitas algo ¿de acuerdo?-dijo Emma besando la frente de su esposa.-Iré a ducharme.
Emma se metió en el baño y Regina volvió a perderse en sus pensamientos mientras miraba la ventana que dejaba a la vista la hermosa ciudad de Nueva York. Últimamente se sentía así, muy sensible, no sabía porque era, tal vez se debía a las migrañas que siempre tenía.
-Llamaré al doctor de la familia. ¿de acuerdo? -pregunto Emma mientras salía del baño.
- No es necesario cariño.
-¿Segura de que no es nada grave?
-Si Emma, estoy segura.
-Me voy, no olvides llamar a los niños, sigue sin gustarme la idea de que hayan ido a ese campamento.
-Emma, tienen diez y cinco años. A Henry debemos dejarlo crecer y estoy segura de que está cuidando bien a su hermana.
-De acuerdo. ¿Me llamarás si algo te sucede?-dijo Emma besando los labios de su esposa.
Emma salió de la habitación dejando a Regina sola. Después de haber dejado la otra casa, por decisión de ambas, compraron un penthouse en uno de los barrios más lindos de Nueva York, a Regina no le gustaba nada, más que nada porque ahora Emma estaba de campaña en campaña y los lugares grandes tienen algo de malo, y es que cuando están vacíos sientes mucho la soledad y eso era lo que Regina sentía, soledad.
Regina tomó su teléfono y marcó el número de Henry.
¿Mamá?-respondio el niño al otro lado del teléfono.
Henry había cumplido diez años y como regalo de cumpleaños había pedido que él y su hermana, Hope, fueran a un campamento en Maine, Emma al principio se negó rotundamente pero después de unos días Regina había logrado convencerla y Emma solo acepto con la condición de que Herny llevara un móvil y lo contestara cada vez que sus madres se comuniquen con él.
-¿Cómo están pequeño?-pregunto la morena
-Bien mamá, estamos bien, nos estamos divirtiendo. ¿y mamá?-pregunto el niño
-Mamá ya salió, tenía que trabajar.
-Esta bien, ¿le dices que me llame?
-Claro, y cuéntame, ¿cómo la están pasando ahí?
-Increible mamá, Hope y yo ya hemos hecho muchos amigos.
-Me alegra oír eso amor
-Dile a mamá que estoy cumpliendo con lo que me dijo, estoy contestando el teléfono, yo nunca la defraudaría.
Esa última frase retumbaba en la cabeza de Regina, para Emma esta campaña era la más importante de toda y Regina no estaba ahí para apoyarla, a su lado. De pronto su conciencia comenzó a castigarla, ella solo sentía un mareo, no era nada grave.
-Henry, debo colgar, te llamaré luego ¿de acuerdo?
-Esta bien mamá, esperaré sus llamados.
Regina se metió en la ducha y de dió un baño rápido, abrió el armario y sacó un vestido negro de tirantes al cuerpo, se maquillo y peinó, metió sus cosas en el bolso, se subió al Mercedes negro y tomo la tarjeta de invitación al evento de Emma, la cual había dejado en la guantera
ESTÁS LEYENDO
Mrs. Swan-Mills II: Un nuevo comienzo.
Novela JuvenilCasa nueva, cosas nuevas y la llegada de personas inesperadas, lo malo de lo nuevo es que siempre es desconocido y eso desconocido trae con el nuevos problemas, problemas del pasado que aún no se han resuelto. ¿Listo/as para volver a sentir la quími...