-¿Emma? –dijo Regina al teléfono.
-Dime.–respondió Emma fríamente.
-¿Vendrás a cenar?
-No lo creo, revisaré unos papeles de la oficina.
-¿Es eso o no quieres verme?
-Nos vemos Regina, tengo una reunión importante.-dijo Emma y cortó.
Regina dejó el teléfono en la cama y se sujeto el cabello en una coleta. Aún así unos cuantos cabellos se escapaban de esta.
Salió de la habitación, a pesar de que Emma estaba molesta con ella, se sentía feliz. Mérida no se había enterado de que ella había salido y entrado del departamento.
-¿Estas mejor? –pregunto Mérida mientras ella se tiraba en el sofá de la sala.
-Si, gracias –respondió Regina.
A Regina le vinieron de repente unas nauseas y mareos insoportables. Sentía que la comida que no había comido en todo el día se le regresaba. Se levanto del sofá y entró corriendo al baño principal.
Dejó que el vomito saliera, sintió unas manos que sujetaban los mechones pelo para que no se mezclaran con la sustancia desagradable.-¿Pastillas? ¿Té? ¿Algo? –pregunto Mérida mientras le pasaba papel higiénico.
-Necesito sentarme.–dijo Regina sintiéndose aún mareada.
Regresaron a la sala y Regina levanto los ojos hacia el techo. Esto era KARMA.
-Son síntomas de tu embarazo –dijo Mérida.
-Lo sé.
-¿Le dijiste a tu esposa?
-No
-¿Le dirás?
-Si, pero en su momento.
-De acuerdo.
Regina bajó la mirada, mirando fijamente a Mérida, era la única que hasta ahora sabia de su embarazo, ni siquiera se lo había contado a su mejor amiga, Ruby.
-¿Puedo... puedo tocar? –pregunto Mérida.
-No creo que sientas nada, recién tengo un mes de embarazo.
-¿Puedo?
-Está bien
Mérida se levantó de su sitio y se acercó al mueble donde estaba Regina. Bajó su mano hasta llegar hasta su vientre y Regina tenía razón. Era muy temprano para sentir patadas o algo por el estilo.
Justo en ese mismo instante, Emma entró por la puerta del departamento. Fijó sus ojos en Regina y Mérida, se quedó mirándolas cinco segundos para después rodar los ojos y se metió a su habitación.
Regina se levantó a la velocidad de la luz y llegó al corredor de las habitaciones.
-Emma, abre –dijo Regina tocando la puerta.
-Solo vine a cambiarme de ropa.
-Emma, no malinterpretes cosas que no son.
-Acabo de ver como una mujer toca a mi esposa, ¿que debo malinterpretar?
-Emma, si me dejaras explicarte...
Emma abrió la puerta y miro a Regina fijamente a los ojos.
-¿Qué cosa?
-Tranquilízate y te digo.
-Estoy tranquila.
-No, no lo estas Emma.
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Mrs. Swan-Mills II: Un nuevo comienzo.
Novela JuvenilCasa nueva, cosas nuevas y la llegada de personas inesperadas, lo malo de lo nuevo es que siempre es desconocido y eso desconocido trae con el nuevos problemas, problemas del pasado que aún no se han resuelto. ¿Listo/as para volver a sentir la quími...