Regina
Llegué hasta el edificio donde vive Ruby, estacioné el auto enfrente de este y bajé. Llegué a la recepción, pero un aviso enfrente del ascensor de "descompuesto" hizo que subiera por las escaleras.
El esfuerzo sería mucho, digamos que subir hasta el piso número "12" era demasiado para mi, pero no podría quedarme tranquila hasta ver a mi mejor amiga en persona y escuchar su voz de una vez.
Llegué por fin al piso número 11 y pude diferenciar una voz que venia de la planta de arriba, esa voz era la de Kathryn. ¿Que hacia ella aquí?
-Ella no esta aquí.-dijo la otra voz femenina.
Sabía que conocía esa voz pero no recordaba, comencé a buscar en mi mente y por fin recordé, era Mérida.
-Por fin hiciste algo bien.-dijo Kathryn.
-Mira quien lo dice, ayer no la trajiste Kathryn.
-Nunca vino, le envié el mensaje con la dirección pero nunca llegó.
-¿Crees que ya este dudando de su "mejor amiga"?
-No, claro que no.
-Más te vale rubia.
-Me voy alguien me puede ver aquí.
-Llévala, inventale algo no se, has lo que sea.
-Si, ya pensaré en algo pero una cosa, no le hagas daño a Ruby, está embarazada, recuerda.
-Al igual que Regina, Kathryn.
-Eso es diferente.
-Lárgate Kathryn.
Bajé las escaleras en tiempo de maratón, me esforzaba para no encontrarme con Kathryn mientras ella hacía lo mismo. Ella no podía verme, no podía. Llegué a la primera planta y salí metiéndome a la panadería del costado.
Mi respiración estaba agitada, la adrenalina corría por mi cuerpo. Comencé a revisar todo lo que había pasado, ¿Kathryn y Mérida se conocían? ¿Cómo? Kathryn nunca dijo nada y de la persona que estaban hablando estaba segura que era ella.
Ruby, no sabía donde estaba y Mérida no tenía cara de ser inocente en este asunto, estaba asustada. Sentía que algo malo le había hecho.
Pero lo que mas le dolía era saber que Kathryn no era la persona que creía, ¿podría estar metida con el hombre que dijo que quería matarla? ¿Seria capaz de traicionarla de nuevo?
Muchas preguntas pero solo de una cosa estaba segura, no quería saber la respuesta de ninguna.
-¡Emma! ¡Emma!-tecnicamente grité mientras entraba a su oficina. La rubia en un instante se paró de su silla.
-¿Que pasa Regina? ¿Por qué estas tan alterada?¿Los niños?-preguntó mientras pasaba su mano por mi cabeza tratando de tranquilizarme pero eso era muy difícil.
Estaba temblando, si, eso estaba haciendo. En este momento debo estar más pálida que nada. No podía sacar esa conversación de mi cabeza. Estábamos en peligro eso lo sabia.
-Ruby, Ruby no está, y no donde la han podido meter ellos.-dije demasiado rápido para que un ser normal me entendiera.
-Gina, respira y dilo mas lento.-dijo Emma sentándome a mi en el sillón cercano.
-Es Ruby, no esta.-dije más calmada y midiendo la velocidad de mis palabras.
-¿Y cuál es el problema? Regina, sabes que ella siempre sale de viaje por cuestiones de su trabajo.
-No Emma, sé que Mérida y Kathryn tienen algo que ver-dije nerviosa.
-Espera ¿desde cuando la conversación cambio en ellos? ¿Desde cuando se conocen? Regina no entiendo nada.-Emma estaba comenzando a ponerse nerviosa.
-Hoy estuve llamando a Ruby toda la mañana, me asusté pensé que algo malo había pasado. Días anteriores le pregunte sobre Mérida y me dijo que no quería hablar de ella, debí haberle insistido, si le pasa algo Emma va a ser mi culpa.-dije entre lágrimas.
-No llores Gina, llamaré a la agencia y preguntaré todos los datos de Mérida. Llamarás a la boutique alguien debe estar ahí ¿si?
-Esta bien.-dije tomando mi móvil de mi bolso.
Marqué apresuradamente el número de la boutique de Ruby, pero nadie atendía. Volví a marcar y esta vez a la cuarta tonada alguien atendió.
-Buenos días ¿en que puedo ayudarla?
-¿Aurora? ¡Aurora! –dije cuando por fin recordé el nombre de la chica que trabajaba ahí.
-Regina ¿eres tú?
-Si, soy yo. ¿Ruby esta ahí?-pregunte esperando escuchar un "Si, esta aquí, ahora te la paso"
-No, no viene desde ayer.
-Notaste algo raro, digo ¿estaba rara ella?
-No que recuerde, lo único raro fue el moretón que traía.
-¿Moretones? ¿de qué hablas?-pregunté. Esto comenzaba a asustarme.
-Si, traía un golpe en el ojo izquierdo, le pregunté que le había pasado y me dijo que no quería hablar del tema.
-Gracias Aurora.-dije y corté la llamada.
Maldita Mérida, si me enteraba que ella fue quien le pegó me tiraría encima de ella y acabaría con todo a lo que llamaba vida.
Emma
Busqué en la agenda, debía estar en unos de estos cajones. Abrí apresuradamente cada uno de ellos, hasta que lo encontré. Busqué el número de la agencia y lo marqué en el teléfono. Después de unas cuantas tonadas atendieron.
-Buenos días, agencia de seguridad, ¿en que podemos ayudarlo?
-Soy Emma Swan, un mes atrás los llame, solicitándoles un guardaespaldas.-dije mientras veía como Regina hablaba por teléfono de la misma forma que yo.
-Si, la recuerdo. Discúlpenos enormemente, estábamos buscando un guardaespaldas que completara los requisitos que pidió pero los que lo hacían ya estaban tomados por otra agencia.
-¿Qué? No, ustedes me enviaron uno, bueno, una. Mérida Badajoz.
-¿Mérida Badajoz? No, no le enviamos ninguna señora Swan. ¿Esta segura de lo que esta diciendo?
-Claro que si, no estoy loca para imaginarme una persona falsa.-dije ya un poco alterada.
-No tenemos ninguna Mérida Badajoz en esta agencia señora Swan, es más, no hay mujeres en esta agencia.
-¿Completamente segura?
-Al 100% señora.
-Gracias.-dije y corte la llamada. Nos habían jodido.
Me acerque a donde estaba Regina, ella ya había colgado el teléfono. Atrapé delicadamente con la yema de mis dedos la lágrima que comenzó a correr por su mejilla.
-Malas noticias.-dijo ella con un hilo de voz. Me dolía como nunca verla así.
-Digo lo mismo.-dije sentándome a su lado en el sillón de color negro-¿Donde están los niños Gina?
-¿Por qué? ¿Crees que hagan algo?-pregunto asustada.
-Debemos estar todos juntos.-dije abrazándola.
-Me preguntó que me hubiera pasado si hubiera ido ayer a la dirección que me mandó.
-¿De que hablas?-pregunte mientras veía que ella sacaba su móvil de su bolsillo.
Comenzó a buscar en este hasta que llego al mensaje, me lo mostró, y si, era una dirección, muy alejada de donde estábamos.
-¿Que te dijeron sobre Mérida?-pregunto mientras me miraba fijamente a los ojos.
-No trabaja ninguna Mérida en la agencia.
-¿Que? Entonces...-dijo ella llevándose una mano a la boca.
-Si Gina, nos engaño, eso pasó.-dije abrazándola aún más fuerte.
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Mrs. Swan-Mills II: Un nuevo comienzo.
Novela JuvenilCasa nueva, cosas nuevas y la llegada de personas inesperadas, lo malo de lo nuevo es que siempre es desconocido y eso desconocido trae con el nuevos problemas, problemas del pasado que aún no se han resuelto. ¿Listo/as para volver a sentir la quími...