-¡Wow , mami es el carro que yo quería! – exclamo Roland mientras corría hacia mis brazos para darme un fuerte abrazo- Gracias Mami.
-¿Y a mamá? ¿No hay abrazos? –pregunto Emma y Roland corrió hacia donde estaba ella.
Emma lo alzó en sus brazos haciéndole el típico "avioncito" que le hacen a todo los niños, Roland apenas tenía siete años. Tenía un parecido sorprendente a Regina, tenía sus mismo gestos, el mismo color cabello. Lo que había sacado de la rubia era el color de sus ojos.
A pesar de la edad que tenía, era alto para su edad. Otra cosa que había heredado de Emma.Hoy era lo noche de navidad, y la tradición siempre es abrir los regalos a medianoche, como todos los años.
-Mérida, mira el carro que me regalaron, es rojo –dijo y se acerco a donde estaba Mérida, la hija de Ruby, abriendo su regalo.
-Mira, yo también tengo uno igual pero en azul-dijo mientras trataba de quitarle los restos del envoltorio.
-Vamos a traerá la pista de carreras de mi habitación.
-Vamos-dijo Mérida y ambos comenzaron a subir las escaleras corriendo.
-No corran en las escaleras niños.-dijo Ruby.
-Esta bien mami-respondió Mérida.
-Esta bien tía Ruby.-dijo Roland
-Este es para ti Hope.-dijo Regina mientras le entregaba una caja mediana envuelta con papel de regalo color morado eléctrico.
-Gracias Mamás.-dijo con una sonrisa.
Hope rompió el envoltorio morado, y una caja blanca que tenía impreso la foto de una computadora.-Wow, lo que les pedí, gracias en serio.-dijo y la abrazó a Regina para luego ir hacia donde estaba Emma.
-De nada, linda-respondió Emma con una sonrisa en sus labios.
Hope tenía catorce años recién cumplidos, había crecido mucho. Sus notas en la escuela seguían siendo perfectas, y era en pocas palabras la hija perfecta. Hope había aprendido a tocar piano gracias a Emma, quien se negó a contratar un profesor si estaba ella. Ella estaba algo triste ya que su hermano Henry pidió e insistió pasar navidad con su novia Grace, con la cual había cumplido tres años de noviazgo.
-Llamaré a Jefferson para desearle feliz navidad ¿de acuerdo?-dijo mientras cogía su teléfono de su bolsillo y comenzó a subir las escaleras.
-¿Quien es Jefferson, Hope? –pregunto Emma.
-Un amigo.-respondió ella.
-¿Segura?
-Si mamá, solo un amigo.-dijo y subió corriendo las escaleras.
-Algo me dice que no son solo amigos.-dijo Emma mientras se sentaba a mi lado en el largo sofá crema.
-Jefferson es su novio, mi amor-dijo Regina entre risas.
-Hope Swan Mills, baja en este instante.-grito Emma.
-Tranquila Emma, yo lo conozco es un buen chico.
-¿Y? Solo tiene catorce años.
-Esta bien, Emma. Hope no va hacer nada malo, confía en ella.
-De acuerdo, solo por ti-dijo y le robo un beso fugaz de sus labios- Iré a servir champagne.
Emma se levantó del sofá y se encaminó hacia la cocina.
-¿Cómo estás Ruby?-pregunto Regina al verla con la mirada perdida.
-Bien, gracias por dejarnos pasar la navidad con tu familia.
-Eres parte de nuestra familia, Ruby. Recuérdalo.
-Gracias Regina.-dijo y se levanto del sofá en el que estaba sentada y le dio un abrazo a Regina.
-Mejores amigas.-dijo la morena con una sonrisa de oreja a oreja.
-Por siempre.-completo ella.
-Las promesas...
-Nunca se rompen.
-¿De que me perdí? –dijo Emma entrando a la sala con tres copas de champagne en sus manos, haciendo malabares para que no se cayeran.
-Yo paso Swan, ya es tarde. Sera mejor que me vaya a casa.
-Solo una copa Ruby.-insistió Emma.
-No, estoy con el auto.
-Esta bien, ¿mañana vendrás cierto?
-Cierto-dijo con una sonrisa- Mérida, vamos cariño
-Ya voy mami.-se escucho desde el segundo piso.
Roland y Merida bajaron las escaleras de dos en dos, Mérida tomo la mano de Ruby como siemrpe lo hacia.
-Adiós tías.-dijo Mérida.
-Adiós pequeña. –dijo Regina dándole un beso sonoro en su mejilla.
-Cuídense, hasta mañana-dijo Ruby mientras abría la puerta para después cerrarla cuando ya estuvo afuera.
-Roland, ya es tarde, vamos a la cama-dijo Regina mientras pasaba mis manos por su despeinada cabellera castaña.
-Mami, quiero jugar un rato mas.-dijo haciendo morros.
-¿Cuanto es un rato mas?
-¿Cinco minutos?-pregunto con una sonrisa en sus labios.
-Cinco minutitos.-dijo Regina mientras lo abrazaba por la espalda provocándole cosquillas.
-¡Ya para mamá! -dijo el pequeño explotando en risas.
-Yo también quiero un abrazo-dijo Emma pasando sus manos por la cintura de la morena, la cual liberó de sus brazos a Roland, el cual subió las escaleras corriendo. Por más que se lo repitieran miles de veces ellos nunca iban a dejar de hacerlo.
-Para ser un nuevo comienzo no esta nada mal ¿Verdad?-dijo Emma para depositar un beso en la mejilla de Regina.
-Nada mal Swan.-dijo Regina entre risas para darse vuelta para estar enfrente de Emma.
-Te amo señora Swan-Mills y estoy muy contenta con nuestro nuevo comienzo.-dijo Emma para luego darle un largo y dulce beso en los labios de su amor, su esposa, su compañera, el amor de su vida, su Señora Swan-Mills.
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Mrs. Swan-Mills II: Un nuevo comienzo.
Novela JuvenilCasa nueva, cosas nuevas y la llegada de personas inesperadas, lo malo de lo nuevo es que siempre es desconocido y eso desconocido trae con el nuevos problemas, problemas del pasado que aún no se han resuelto. ¿Listo/as para volver a sentir la quími...