Capítulo 18

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Después de que Henry vino, había pasado una hora exacta la cual había contado yo misma. Ruby temblaba a mi lado, si seguía así iba a cachar un resfriado.

Había una mesa antigua, jalé delicadamente el mantel de esta, tratando de no provocar ruido alguno. Cubrí a Ruby con este.

-Gracias.-dijo en un susurro.

-De nada, Ruby.-respondí dándole un beso en su mejilla.

-Regina.-grito una voz desde la otra habitación, era Kathryn.

Me levanté del suelo y fui hacia esta, Kathryn estaba sentada en un sillón de color negro muy gastado. La despreciaba, la despreciaba mucho en este momento.

-¿Qué?-pregunté sin ganas.

-Recuéstate conmigo-dijo. Estaba ebria.

-No quiero.-respondí cerrando los ojos esperando lo peor.

-No te pregunte si querías, te los estoy ordenando maldita estúpida.

-Déjala en paz, K.-dijo otra voz desde lejos.

Y apareció Mérida entre la oscuridad de la habitación, la había olvidado. ¿Pero,acaso me estaba defendiendo? ¿Por qué? No tenía razones algunas de hacerlo.

-¿Y a ti qué? ¿Quieres follar con ella? Malas noticias, ella es solo mía.-le respondió Kathryn con una sonrisa arrogante.

-K, tienes que recoger los malditos pasaportes falsos-dijo Mérida. Kathryn se levantó del sofá y cogió de la mesa las que parecían ser unas llaves del auto.

-Vigílalas, o te corto la cabeza-dijo Kathryn y me estremecí. Viniendo de ella, parecía hablar muy en serio.

La puerta sonó, indicando que se había ido, Mérida se acercó a mi, pero su mirada trasmitía respeto, trasmitía lástima y arrepentimiento. ¿Qué demonios estaba pasando con ella? Ella había ayudado a a Kathryn a hacer esto.

-Lo siento.-dijo mientras me miraba fijamente-Yo no sabia, la noche que conocí a Ruby, me había unido a la mafia de Kathryn, necesitaba el trabajo pero ella tuvo una manera de encantarme que una mujer nunca antes lo había hecho. Pensé que nunca más la volvería a ver, no sabia que era tu mejor amiga, lo juro. Cuando me enteré que estaba embarazada, quise matarme en ese mismo momento. Sabía que significaba y que me obligaría hacer Kathryn, la lastimé, lastimé a la mujer que trae un hijo en su vientre, la amo Regina, pero estoy malditamente jodida aquí y no puedo hacer nada.

-Si puedes hacer algo, déjanos ir, por favor.-le rogué-Por su hijo, por Ruby.

-Kathryn me mataría, no viviría para contarlo Regina.

-Mérida, por favor.-le rogué nuevamente-Estoy segura que Ruby te sigue queriendo a pesar de todo, le diste algo que nadie nunca le había dado. una familia. Ella es estéril ¿Sabías? Es por eso que ella ama a ese niño que trae en su vientre, por eso te ama a ti.

-Kathryn llamara a tu esposa, cuando regrese. Estará afuera, tendrán unos pocos minutos. No importa lo que cueste pero ustedes se irán de aquí-dijo Mérida abrazándome.

-Ruby, Ruby vamos a salir de aquí.-susurré mientras trataba de despertarla.

Ruby se despertó, asustada, aparte los dos mechones castaños que cubrían su rostro, el cual estaba pálido en este mismo momento. Me dolía verla así, ella es muy importante en mi vida. A diferencia de muchas amistades. Nosotras teníamos una promesa desde que apenas éramos unas niñas de 6 años. Habíamos prometido ser mejores amigas para toda la vida, y a diferencia de muchas amistades que se olvidan de cumplir ese tipo de promesas, ambas habíamos cumplido nuestra palabra.

-¿Que? ¿Qué paso? –pregunto confundida. Se veía tan indefensa y delicada.

-Mérida.-susurré-Nos va ayudar a salir de aquí.

-¿Mérida?-preguntó confundida, yo también lo estaría en su lugar. Viniendo de quien nos había traído aquí, una de nuestras "secuestradoras".

-Si, tienes que escucharme ¿de acuerdo? Tienes que ser valiente, Ruby. Como siempre-la mire directamente a los ojos.

-Como siempre.-dijo y una sonrisa se marcaron en sus labios rosados naturales.

-Mejores amigas.

-Por siempre.-dijo y me tomo en un fuerte abrazo.

Emma.

El teléfono sonó, todos en la habitación se sobresaltaron, el Detective Benson me hizo una señal que significaba que atendiera. Tomé el teléfono en mis manos y apreté el botón verde de este.

-¿Diga?-dije tratando de mantener el control de cada una de mis palabras.

-¿Tienes el dinero?-era ella.

-Si, pero primero quiero una prueba de vida.-dije y Benson levanto su pulgar derecho indicándome que iba por buen camino.

-¿Que prueba Emma? ¿Crees que estoy jugando? –dijo la voz desde la otra línea.

-Solo quiero asegurarme, miles de personas me han llamado extorsionándome con el mismo tema como se que tú no eres una mas de ellos-mentí.

-Tu en realidad eres una ingenua, ¿sabes?

-¿A que te refieres?-pregunte haciéndome la tonta. Tenía que dejar que avanzara el tiempo, más de un minuto.

-¿No sabes quien soy realmente?

-Kathryn.-dije fríamente tratando de no lanzar el teléfono en este mismo instante.

-Veo que tu y tu esposa se cuentan todo, ¿no es verdad?

-Eres una desgraciada.-la insulte-Vas a pagar muy caro por esto.

-Si seguro, di lo que quieras niña rica.

El detective Benson me señalo con los dedos lo que significaba 10 segundos mas, vamos Swan tu puedes hacer esto, por Regina, por los niños, por el bebe.

-Yo tengo algo que tu no tienes.-dije firmemente.

-¿Qué cosa?

-El amor de Regina ¿esa es la razón? Te enamoraste de ella, se podía ver en tu mirada.

-¿Y que? ¿Qué con eso?

-Ella nunca te va amar, nunca aunque la apuntes con un arma.

-Sera mejor que traigas el maldito dinero, hija de puta.

-Quiero hablar con ella.-dije.

-Como quieras.-dijo y se escucho el sonido de una puerta abriéndose. Suponía que estaba hablando afuera del lugar en donde estaban.

-¡MIERDA!-grito y se escuchó un fuerte ruido la llamada había terminado.

-Tenemos la ubicación exacta.-dijo el detective y los agentes comenzaron a salir corriendo del departamento- Vamos señora Swan.

Mrs. Swan-Mills II: Un nuevo comienzo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora