Eunbi tiene un trabajo inusual: se dedica a hacer felices a las personas, sin que ellas sepan que lo hace por trabajo. Precisamente por eso la contratan los padres de Jungkook, un chico que ha intentado suicidarse. Cuando los dos caminos de ambos s...
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Tras la intensa mañana de ayer, me pasé el resto del día estudiando el perfil de Jungkook y haciendo una lista de posibles planes. Ahora es la brisa marina que entra por la ventana la que consigue despertarme y sacarme de la cama.
Son las doce y media, un poco más tarde de lo habitual, pero cuando no tengo que madrugar aprovecho al máximo mi tiempo de sueño. Me desenredo de las pegajosas sábanas y voy hacia la cocina para desayunar algo. El olor a tostadas me advierte de que no soy la primera en levantarme.
—Buenos días princesa. —Parece que Mingyu se ha despertado antes que yo. Entre sus manos tiene una bandeja donde lleva un desayuno completo: dos zumos, dos cafés, bollería, fruta ... Y yo me apuesto mi dedo meñique a la segunda ración no es para mí.
—¿Princesa yo o la que está en tu habitación? —pregunto en tono de burla. Estoy bastante acostumbrado a que mi mejor amigo traiga ligues a casa, en numerosas ocasiones le he dicho que quizás necesite sentar la cabeza y encontrar una pareja estable, pero él asegura estar aprovechando al máximo su juventud, ya que tendrá tiempo para eso...
—Ya sabes que siempre serás la única princesa de mi vida.—Me da un pequeño beso en el frente camina lentamente hacia su habitación, teniendo especial cuidado en no derramar ningún liquido.
Entorno los ojos y prosigo mi tarea: me hago dos tostadas, preparo un vaso de leche con dos azucarillos y exprimo dos naranjas para hacerme un zumo. Cuando acabo con todo, el reloj marca la una y media. Más que un desayuno esta comida ha sido un brunch. Debo darme prisa porque a las dos tendrá lugar un gran acontecimiento: conoceré a Jungkook. Tal como me dijo su madre, estudia alemán en una academia cercana a mi piso y sale a las dos, por lo que esperaré en la puerta y lo invitaré a comer. Parece todo muy precipitado, pero ya lo he hecho otras veces y sé que funciona.
Me pongo mi vestido rojo favorito, me aplico máscara de pestañas para darle vida viveza a mi mirada y, por último, me pinto los labios a juego con el vestido.
Sinceramente, estoy un poco nerviosa. Después de comprobar qué ambiente rodea a Jungkook sé que no va a ser fácil conseguir su felicidad. Mientras arranco a Spring, que me espera paciente en la acera, la terrorífica idea de no lograr sacarle una sonrisa me martillea. Mi trabajo ha funcionado con todo el mundo, pero... ¿y si con él no sucede así?
En apenas diez minutos ya estoy ante su academia. He llegado muy puntual, justo cuando todos los alumnos están saliendo por la puerta. Me quito el casco y me apoyo en la moto esperando verlo, el corazón me va a mil por hora, espero que todo salga bien...
Mientras espero observo a las personas que van saliendo. Me encanta mirarlas e imaginar cómo serán sus vidas. Su aspecto deja traslucir un buen nivel económico: debe de ser una escuela muy cara.
Sin embargo, pasan los minutos y Jungkook no aparece. Decido esperar un poco más, pero al cabo de media hora, cuando ya no ve ni un alma, sé que es absurdo seguir esperandolo, es obvio que no ha asistido a una clase...¿Dónde estará? Siempre que tengo dudas con mis clientes intento pensar como ellos, ponerme en su lugar, pero el problema es que todavia no conozco lo suficiente a Jungkook como para hacerlo. En lo único que puedo penar es en su habitación, lo único que conozco de él.