Inefable.
«Inefable» es la única palabra que podría describir lo que ocurrió ayer. Por fin me decanté por una de las opciones que rondaban mi cabeza y arriesgué todo para hacerla posible.
Y funcionó, de pronto sentí cómo esos kilos de preocupaciones que llevaban atormentándome días se evaporaban, mi cuerpo parecía estar compuesto de algodón y plumas. Y Jungkook le dio a esas plumas la fuerza que necesitaban para volar. De pronto estábamos juntos, abrazados, dispuestos a apostar por nosotros.
—¿Eunbi? —pregunta la madre de Jungkook ver que tengo la mirada fija en el suelo y que no estoy prestando atención.
—Perdón, perdón.
Vuelvo a dirigir mi mirada a lo importante, la reunión que está teniendo curso ahora mismo. De pronto, vuelvo a estar en la realidad, y no hay cosa que me haga sentir peor.
—Como iba diciendo—prosigo con seriedad a pesar del dolor que siento al estar haciendo esto—, ya he pasado con Jungkook el primer mes de los dos estipulados por el contrato. ¿Notan cierta mejoría?
—Muchísima, no sabemos cómo agradecértelo—responde el padre con una sonrisa que ocupa todo el rostro—. Jungkook sale de casa, es mucho más gentil y cariñoso...
—Incluso desayuna y a veces hasta cena con nosotros, cuando antes siempre lo hacía solo en su habitación —añade la mujer.
—Me alegro muchísimo. Tomen —digo sacando de mi bolso un documento con todas las actividades realizadas durante el mes—. Aquí pueden ver todo lo que hemos hecho.
La pareja se aproxima a la mesa y observa el listado de planes. Sus ojos muestran admiración. Hemos quedado en un bar a las afueras de la ciudad, nunca he tenido tanto miedo de coincidir con el cliente como en este caso. Me siento como una traidora. Y en verdad, lo soy.
—¿Y qué tienes pensado hacer este mes?
—No lo sé, los planes surgen solos. De todos modos, cuando finalice el mes y, por consiguiente, mi trabajo con Jungkook, tendrán un informe final.
—¿Y si cuando te vayas vuelve a su anterior conducta? —plantea su padre algo preocupado.
—Eso es lo que más en serio me tomo de mi oficio, les prometo que conseguirá la felicidad individual.
—Perfecto.
—Por cierto, Eunbi... —La madre de Jungkook emplea un tono algo místico, tengo miedo de lo que dirá a continuación—. Como ya sabrás, mi hijo nos ha contado lo sucedido con Tzuyu y decidimos hacernos cargo del caso... Sentimos mucho lo ocurrido, no conocíamos esa faceta de ella.
—No son culpables absolutamente de nada, no se preocupen.
—Ya se ha abierto una investigación y al tener como pruebas una serie de grabaciones pronto se cerrará.
—¿Tendré que ir a declarar? —pregunto deseando escuchar un "no" como respuesta. No podría hacerlo, no podría remover mis recuerdos del pasado volviendo a un juicio...
—Intentaremos que no, siendo un caso tan claro, creo que no hará falta.
No es un no rotundo, pero está muy cerca. Así que me lo tomaré como una negativa. Asiento aliviada mientras el padre de Jungkook se levanta a pagar. Me sorprende mucho la actitud de la mujer, tan distinta de la que tenía en nuestra primera reunión. Ahora me mira directamente a los ojos con total transparencia, me sonríe con total sinceridad, creo que por fin se fía de mi trabajo al ver que ha funcionado con su hijo. Lo lógico habría sido fiarse al principio. Porque, si necesitas pruebas para fiarte de alguien, en realidad no te estás fiando. La confianza necesita ese primer salto de fe al vacío para funcionar. El resto es desconfiar.
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OCHO
FanfictionEunbi tiene un trabajo inusual: se dedica a hacer felices a las personas, sin que ellas sepan que lo hace por trabajo. Precisamente por eso la contratan los padres de Jungkook, un chico que ha intentado suicidarse. Cuando los dos caminos de ambos s...