Cuando por fin estoy delante de su puerta una sensación muy extraña me carcome por dentro. Es como si estuviese paralizada. Me duele muchísimo la barriga, siento como si mis intestinos se estuviesen estrujando, una presión fuera de lo común. También estoy algo mareada, el mundo gira demasiado rápido y yo estoy demasiado quieta como para seguir su ritmo. Creo que lo que siento que es vergüenza.
No sé de dónde saco el valor para pulsar el timbre, pero una fuerza de apodera de mí y consigo vencer la vergüenza que me estaba matando. La puerta comienza a zumbar, indicándome que ya puedo pasar. Jungkook me ha abierto sin decir absolutamente nada, hecho que consigue agravar mi malestar y crearme una inseguridad demasiado grande como para anchar hacia la entrada.
Pero, de nuevo, esa fuerza desconocida toma el dominio de mis piernas y estas comienzan a andar por su propia cuenta, sin yo ser muy consciente de ello. Una parte de mí que creía dormida está volviendo a la acción, y no sé cómo dominarla. Quizá lo mejor es dejar que ella decida.
Una vez atravieso el jardín, vislumbro la puerta abierta de la vivienda. Sin pensarlo dos veces (porque si lo hiciese, tal vez huiría) entro decidida. Suelto un suspiro de relajación al darme cuenta de que estoy consiguiendo lo que se me antojaba imposible: poco a poco estoy rompiendo el muro que me separaban de Jungkook. Suena extraño el hecho de romper un muro desde dentro, pero a veces somos nosotros mismos los que creamos murallas con el objetivo de protegernos del exterior. Lo que desconocemos es que, en ocasiones, lo peor habita en el interior de nuestra mente. Es relativamente sencillo que alguien te ayude y rompa tu muro desde fuera: ya sea con hechos o con palabras bonitas. Yo sé de lo que hablo, romper esos muros para otras personas ha sido parte de mi trabajo durante los últimos años. Lo complicado, lo realmente difícil, radica en ser tú misma la que, tras darte cuenta de la encerrona, tras verte sepultada bajo su propio muro, empieces a buscar tu propio bien.
En la planta baja no hay nadie, mis pasos silenciosos y tímidos recorren cada habitación y todas están vacías. Me extraña no encontrarme con sus padres. Decido subir las escaleras, mi corazón mẹ dicta el camino hasta su cuarto, sé que estará ahí.
La puerta de su habitación es la única que encuentro cerrada, fijo mis ojos en el pomo, preguntándome qué diré cuando la abra, qué diré cuando lo tenga enfrente y su presencia me imponga. Mis palabras serán clave, sé que él estará harto de mis idas y venidas y que quizá ya se habrá decidido a olvidarse de mí. He de ser elocuente y demostrarle que por fin he tomado una decisión firme, que por fin he apostado.
Cierro los ojos apoyando mi mano en el pomo y presionándolo hacia abajo. Ya no hay vuelta atrás.
Cuando abro los ojos, lo veo tendido en la cama, boca abajo, mostrándome solo su espalda. El miedo vuelve a invadirme. Justo cuando había conseguido traspasar su coraza, justo cuando había empezado a profundizar en él... Doy todos mis avances por perdidos al ver su posición corporal, al ver que solo me da la espalda. Esperaba ver sus ojos, esperaba poder leer en ellos qué es lo que piensa ahora mismo.
—¿Qué quieres? —pregunta sin moverse.
Estoy allí pie, paralizada, sabiendo lo que quiero decir pero sin tener agallas suficientes como para soltarlo. Me muerdo el labio con fuerza, mirando el techo, buscando esa incitación que me haga hablar. Y entonces veo cómo Jungkook gira levemente su cabeza para observarme de reojo, y ahí la encuentro: sus ojos son incitación.
—Creo que te quiero a ti —contesto en apenas un susurro. Jungkook se levanta lentamente, su camiseta está tirada en el suelo y sus gafas apoyadas en la mesilla. Mis ojos se desvían por su cuerpo, observando cada tatuaje y también cada cicatriz. Pero él se está acercando demasiado y mis ojos vuelven a subir para clavarse en los suyos, ahora sin barreras.

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OCHO
FanfictionEunbi tiene un trabajo inusual: se dedica a hacer felices a las personas, sin que ellas sepan que lo hace por trabajo. Precisamente por eso la contratan los padres de Jungkook, un chico que ha intentado suicidarse. Cuando los dos caminos de ambos s...