Es Posible Esto

Bosque: El segundo acto de muchos

La joven pelirroja siguio en su mundo disfrutando su baño, hasta que salió del lago, una vez en la orilla y estando lista para vestirse, escucho el crujir de una rama, en automático tapo más su cuerpo y gritó.

-¿Quién anda ahí? -dijo un poco asustada, el joven que se encontraba del otro lado del lago pensó que había sido descubierto y avergonzado pensaba pedirle disculpas a la chica desconocida, hasta que escucho otras voces.

-Hermano nos han descubierto, creo que lo más conveniente sería presentarnos -dijo uno de los sujetos mirando sin pudor alguno a la pequeña chica.

-Tienes razón, lo mejor es presentarnos con esta encantadora mujercita -respondió el otro hombre lamiendo sus labios. Y Ranma sintiendo peligro empezó a correr desnuda, a pesar del dolor que sentía y que no lo hacía pensar como normalmente lo hubiese hecho, corrió hasta esconderse y lograr vestirse con aquella bata con botones, que era lo único que había tomado, se distrajo poniéndose la prenda, que no vio al sujeto que tomaba sus muñecas, dejando la ropa media alzada y exponiendo aquella intimidad que nunca le había gustado.

-¡Carajo, sueltame, asqueroso! -gritó tratando de safarse del hombre, sin embargo cuando ya estaba lograndolo llego el susodicho hermano, que le sujeto de la cadera e hizo que sintiera algo duro presionando su cuerpo, el miedo lo invadió, jamás le había pasado eso siendo chica, estaba apunto de estallar en irá, que no vio de donde salio aquel golpe, que mando a volar al primer hombre y luego al segundo, dejándolos inconscientes, cayéndo ella de senton al suelo.

-¿Estás bien? -dijo una voz masculina arrodillandose en el suelo, la pelirroja se sentía avergonzado porque no había sido el quien había mandado a volar a esos asquerosos sujetos, cuando tuvo el valor alzó su rostro.

-¡Pantimedias Taro! -exclamó sorprendido.

-¿Afeminado? -preguntó al ver quien era, dudando porque este no se había defendido.

-Me llamo Ranma, no afeminado -respondió molesto, para luego agregar -Amm, gracias -dijo sonrojado desviando la mirada. El chico que tenía igual una maldición solo lo observo pensando que si fuese realmente una chica, aquel gesto hubiera sido lindo.

-Bueno, ya -respondió sacando un termo con agua caliente y mojando a la pelirroja, quién grito.

-Ah, quema.

-¡Pero qué! -exclamó Pantimedias Taro, observando que el afeminado no regresaba a ser hombre, que la bata quedaba pegado al cuerpo de la mujer, mostrando todo, el chico solo sintió como la sangre subía a su rostro, para luego caer al suelo, con su nariz escurriendo sangre, algo que nunca le pasaba, pues ya había estado con mujeres antes.

-Genial -dijo Saotome sintiendo frío y viendo que se tendría que llevar al ahijado de Happosai a su campamento.

Y sintiendo de nuevo los dolores molestos de ser chica, se llevo al joven Taro, tardo en llegar a su destino y una vez lo hizo, aventó el cuerpo al suelo y entró a cambiarse adecuadamente, para luego lavar las ropas que tenía antes junto con la bata que se había mojado. Cuando salio de la casa, el joven seguía inconsciente y decidió preparar la comida, ya estaba casi oscureciendo cuando el chico Medias se levanto.

Desorientado el joven, se alzo, no había nadie cerca, solo una pequeña fogata que alumbraba el lugar, en el cual se encontraba una tetera hirviendo agua, a lado de una olla que al parecer olía de maravilla, su estómago gruño, recordándole que no había comido algo decente desde un tiempo, y absorto, no se dio cuenta de que alguien había llegado.

-¡Oh!, al parecer por fin despertaste -hablo una voz femenina que sorprendió al joven, quién se puso en pose de pelea, Ranma un poco cansado solo lo quedó viendo y respondió -No estoy de humor, eres bienvenido a quedarte o puedes irte cuando quieras. Pantimedias Taro solo achico sus ojos y dejo de estar a la defensiva, sin esperarlo su estómago gruño más fuerte, avergonzandolo; la joven pelirroja solo aventó los pedazos de leña al suelo y se sentó para agregar más ramas.