Era domingo, el cuarto día en que Ranma Saotome seguía manchando toalla.
-Odio esto -susurro llorando, cayendo de rodillas; había ido a cambiarse, pero al final había terminado entrando al agua para bañarse, se sentía tan sucio, que se había restregado la piel de su cuerpo, hasta que logro sentirse mejor, para luego colocarse las mismas prendas, cuando termino de vestirse, se sentía demasiado asfixiado. -Solo llevo cuatro días, como es que pueden tolerar esto las mujeres, ahora entiendo los cambios de humor que suelen tener a veces -hablo para si mismo, limpiando su rostro. -Si mi madre me viera llorando de seguro me mataría sin dudarlo, porque tenia que caer en ese estanque, porque, porque solo yo, parezco un maldito monstruo -agrego sujetando su vientre, en donde sentía aquellas molestias.
Ryoga, ya se estaba preocupando; la pelirroja se había ido hace dos horas y aun no regresaba, quería ir a buscarla, pero sabia que si hacia aquello, definitivamente se perdería, se debatía tanto en como proceder, que no se dio cuenta que paso una hora más, cuando por fin se decidió a ir a buscarla, salió de la tienda presuroso, cayendo encima de ella.
-¡Ranko, perdón! -exclamo quitándose de inmediato de la pelirroja, para luego arrodillarse en el suelo y empezar a pedir disculpas gritando lo que había hecho. -Perdóname, no debí tocarte de ese modo, me deje llevar, enserio lo siento tanto Ranko, puedes golpearme, me merezco eso y más -termino de decir sin haber levantado la mirada. La joven pelirroja estaba en el suelo sentada, iba a gritarle al chico cerdo, cuando este empezó a hablar, de repente abrió sus ojos al recordar lo que había logrado hacer el Hibiki.
-Ryoga deja de decirme Ranko, soy Ranma, maldita sea -respondió gritando impotente, con la voz quebrada y unas ganas de llorar nuevamente, porque recordó los sonidos que había soltado. -Si no hablamos de eso, no paso, no debí provocarte -comento molesto consigo mismo. El chico de la pañoleta alzo la cara, la expresión que vio en Saotome era algo que nunca había vislumbrado en su rostro, fuese chica o chico.
-Por favor perdóname Ranko -dijo abriendo sus ojos al sentir como la pelirroja le había soltado una cachetada, notando ira y lágrimas en aquellos orbes.
-Cállate, no soy una maldita chica, no me llamo Ranko, soy Ranma Saotome, nací hombre, mi nombre es Ranma, no Ranko; ese nombre solo lo uso cuando tengo que fingir, cuando quiero obtener algo; deja de tratarme como una chica Ryoga, deja de comportarte como un maldito animal en celo; solo porque quieras hacer ese tipo de cosas con Akane, no te da derecho de querer practicarlas con mi maldición -termino de decir llorando en el proceso. -Se que soy un maldito monstruo, todo mi cuerpo cambia, tanto por fuera como por dentro, y hasta que esta maldición no desaparezca, no te quiero cerca de mí, solo para que estes jugando con mi cuerpo -soltó abrazándose a si mismo, empezando a irse a la casa de acampar.
-Ranma -hablo con la voz quebrada, sintiendo su corazón doler, sin tener el valor de decirle que era a el a quien deseaba. -No eres un monstruo... -susurro para si mismo, quedando solo afuera, cuando se levantó, se dirigió hacia la casa de acampar, para abrir la misma, lo mejor era irse, pero el llanto que escucho lo hizo sentir mal, estuvo afuera hasta que dejo de escuchar aquel sonido, cuando entro, el rostro femenino tenia los rastros de lágrimas visibles, presuroso tomo todas sus cosas, escribió una carta y con el corazón herido, partió de ahí; necesitaba aclarar que haría sobre sus descubrimientos, porque estaba hiriendo a Saotome. Cuando la pelirroja despertó, aun se sentía deprimida, encontró un sobre, lo abrió encontrado varias hojas que empezó a leer, derramando lágrimas por lo que estaba plasmado en aquellas letras.
-Ryoga debe de estar jugando, no paso eso, no recuerdo eso, no soy débil -hablaba para si mismo. -(Si paso, recuérdalo) -escucho en su cabeza, sintiendo dolor, visualizando las imágenes. -No, no necesito ayuda, porque eso no paso, estaré bien. -(Deja de engañarte a ti mismo) -hablo aquella voz.
-No me engaño -se dijo así mismo. -(Siempre te engañas a ti mismo, lo que te gusta, lo que te disgusta, los sentimientos que tanto te cuestan expresar, al igual que ahorita con lo que paso, aquellos dos sujetos intentaron abusar de ti, y muy en el fondo disfrutaste como te toco Ryoga, o ya olvidaste que el fue tu primer amor) -escuchaba Saotome en su cabeza. -¡Cállate nada es cierto! -exclamo derramando lágrimas. -(Deberías estar agradecido, o acaso no recuerdas, que una vez deseaste ser niña, recuérdalo, deja de querer olvidar, tus problemas no se resolverán ignorándolos) -escucho, viendo imágenes, recuerdos de su infancia.
-Papá -hablo un niño pelinegro, al no encontrar a su madre cuando llego del colegio.
-Oh Ranma, ¿que paso? -pregunto Genma, arreglando su casa, su esposa había salido a comprar.
-Aun niño ¿le pueden gustar las niñas y los niños? -pregunto inocentemente, viendo la cara de su padre, tenia los ojos demasiado abiertos.
-¿Por qué me preguntas eso Ranma? -pregunto empezando a molestarse.
-Creo que me gusta un niño, quiero agarrar su mano -respondió con su cara roja, aquella respuesta solo hizo enojar al hombre.
-A los niños solo le gustan las niñas, un niño no puede estar con otro niño, solo una niña y un niño -comento viendo como su pequeño empezaba a verse triste. -Los hombres solo son amigos, rivales, compañeros, solo si fueses una mujer podrías estar con un varón -termino de decir para ver como su pequeño de casi seis años volvía a sonreír.
-¿Puedo ser niña? -pregunto entusiasmado.
-No, naciste hombre, jamás podrás ser una mujer, cuando seas mas grande entenderás de lo que hablo, ahora solo olvida lo que me preguntaste, no le digas nada de esto a tu madre, que se pondrá triste -comento viendo a su hijo con lágrimas en sus iris.
-De acuerdo papá -dijo limpiando sus ojos, para salir de ahí; después de aquello pasaron días hasta que su padre se lo llevo de entrenamiento, las lágrimas volvieron a surgir.
-Deja de jugar con mi mente -dijo para si mismo. -(Yo soy tu, deja de autoengañarte, acéptate, no siempre seremos fuertes, ahora que estas pasando por esto, no dejare de hablar, necesitamos que busques ayuda, o ¿crees que esto no te afectara cuando seamos hombres de nuevo?) -pregunto la voz en su cabeza. -Eso no pasará. -(Por más que quieras seguir ignorándome, como lo haz hecho casi siempre, jamás me iré, no surgí de la nada, esperare a que explote todo, haber si así por fin entiendes) -termino de decir aquella voz. -Nada pasara -hablo Ranma, sin escuchar nada continuo. -Mi mente esta jugando conmigo, jejejej -empezó a reír histéricamente. -Necesito comer, cambiarme y dormir de nuevo, ya se termino el día -comento para doblar la carta y guardarla en su mochila, después hizo todo lo que había dicho, no se imaginó que su martirio empezaría.
Mientras en otro lugar a 30 kilómetros de ahí, Pantimedias Taro, no podía dejar de pensar en la pelirroja, lo que lo tenía cabreado, destruyendo los árboles a su paso en donde se encontraba en aquellos momentos.
-¡Porque carajo no dejo de pensar en la maldición del afeminado! -exclamo molesto. -(Tenemos que tenerla) -escucho una voz en su cabeza. -Cállate, es desesperante pelear conmigo mismo -respondió en voz alta. -El afeminado es hombre, hombre, nos gustan las mujeres, oh eso es, solo necesito visualizar a Saotome hombre, para que deje de ver a la chica -hablo burlón, cerrando los ojos, para ver ahora aun pelinegro con el cabello suelto, sin camisa, con la cara sonrojada, unos pezones erguidos, el comienzo de una erección, de repente escuchó una voz masculina decir su nombre, jadeando, abrió los ojos horrorizado. -No, no, no, no, no -dijo molesto cayendo al suelo, al hacerse hacia atrás, notando la erección que tenía y que lo había hecho salir de su imaginación. -(Tenemos que tenerlos ah ambos, antes de que tenga pareja) -escucho el chico, preocupado; nunca había pensando en esa palabra, y ahora menos lo haría, cerro sus ojos para desechar aquellas imágenes, pero ahora veía a Ranma como era y a su maldición, jadeando su nombre, sin darse cuenta terminó dejándose llevar, imaginando que le quitaba la virginidad ah ambos, cuando salió de aquel trance, se dio cuenta que se había masturbado. -Me tengo que largar más lejos -susurro para si mismo preocupado -ignorando los gritos y molestia que venían desde su cabeza. Al final eso no le serviría de nada.
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Es Posible Esto
FanfictionAh unos meses del intento por juntar a las familias Tendo y Saotome para casar a Ranma con Akane, y ahora con un año y medio de tener la maldición en su cuerpo, está por fin logra su cometido cambiar el organismo de Ranma más de lo que de por si ya...