En los pasillos de Caravajal Cosmetics, Valentina era conocida como la Reina del Hielo, aquella mujer representaba un desafío para cualquier persona de la empresa.
Pero después de su desastrosa aventura con Sebastián Zurita , no dejaba que nadie se acercara a ella.
-Juliana -la voz de Lucia la sacó de su ensimismamiento-. No dices nada. ¿Tan terrible te parece la idea de casarte con mi hija Valentina que no dices nada por miedo a ofenderme?
Juliana se aclaró la garganta y dio una larga calada a su cigarrillo.
-No, no es eso en absoluto, Lucia, entre otras muchas cosas, Valentina es adorable, creativa e inteligente y la mayoría de las personas se considerarían afortunadas de poder estar a su lado, pero... bueno, su anterior relación con Sebastián Zurita es muy conocida en Carvajal Cosmetics, al igual que el hecho de que desde entonces ha mantenido alejada a la mayoria de personas que quieren algo más que una amistad con ella, así que no creo que esté de acuerdo en casarse conmigo.
-Bueno, eso no lo sabremos hasta que no se lo preguntemos a ella, lo más importante en este momento es saber si tú estás dispuesta a considerarlo, Juliana.
Parafraseando lo que tú misma has dicho de Valentina, eres una mujer atractiva, creativa e inteligente y la mayor parte de las mujeres se considerarían afortunadas pudiendo estar a tu lado, pero por lo que he oído, no te gusta cerrarte ninguna puerta en ese terreno y por supuesto, eso tendrá que acabar si te casas con mi hija.
-Por supuesto, si estuviera de acuerdo en casarme con Valentina, sentaría cabeza inmediatamente y haría las cosas como es debido, Lucia-le indignaba que Lucia hubiera podido pensar que no sería así-. Lo que ocurre es que no sé si será una buena idea, eso es todo, Valentina y yo apenas nos conocemos, por el amor de Dios.
-En cualquier caso, ¿por qué no piensas en ello, Juliana? Duerme tranquila esta noche y mañana comunícame tu decisión y mientras tanto, haré que León investigue todas las posibles salidas legales a este asunto, no podemos arriesgarnos a que inmigración considere la boda como una farsa y decida deportarte de cualquier manera, lo primero que quiero que hagas mañana en cuanto llegues a tu despacho es buscar un hueco en tu agenda para poder reunirte con León y conmigo, posiblemente también con Valentina.
-Muy bien, lo haré -contestó Juliana, gimiendo para sí.¿Cómo iba a pedirle a Valentina Carvajal que se casara con ella para evitar que la echaran de los Estados Unidos? Recordaba perfectamente la frialdad de las miradas que le había dirigido aquella mañana, la indiferencia con la que había intentado
ponerla en su lugar, Ella nunca diría que sí, ni en un millón de años.Valentina no daba crédito a la conversación que estaba teniendo lugar en el lujoso ático en el que se encontraba el despacho de su madre, tenían que ser imaginaciones suyas, era imposible que estuviera allí sentada, escuchando a su madre explicándole tranquilamente los problemas que Juliana Valdés se había encontrado con el Departamento de Inmigración y proponiendo lo que a todos les parecía la solución más práctica a todos excepto a Valentina.
Pensó que quizá aquellos fueran los primeros síntomas de senilidad de su madre, la idea de que ella, Valentina Carvajal, tuviera que casarse con Juliana era absolutamente ridícula, la asombraba y la mortificaba al mismo tiempo que su madre hubiera sido capaz de sugerirla siquiera y el hecho de que la expresión y el tono de Lucia indicaran claramente que esperaba que asumiera su propuesta, sencillamente, la aterraba.
Por debajo de sus largas pestañas, Valentina miró disimuladamente a Juliana, para su sorpresa y alivio, vio que por lo menos no la estaba observando con una sonrisa burlona, como había hecho el día anterior, de hecho, en aquel momento parecía tan incómoda como ella.
Valentina no sabía si identificarse con ella o indignarse ante la evidencia de que no parecía demasiada entusiasmada ante la perspectiva de convertirse en su esposa.
Aunque ella tampoco quería convertirse en su esposa, la molestaba darse cuenta de que Juliana no quería casarse con ella a pesar de que, para incentivarlo, su padre le hubiera ofrecido un generoso aumento de salario, aparte de una espléndida suma que se le entregaría el día de la boda.
El día de la boda, pensó Valentina con cierta amargura. «El contrato de la boda», deberían llamarlo, porque eso era exactamente lo que era: un contrato, puro y simple.
Su madre y su padre iban a pagarle a Juliana Valdés para que se casara con ella y no tuviera que enfrentarse al Departamento de Inmigración en una batalla legal que podría terminar con su deportación, impidiéndole, por tanto, completar una fórmula de vital importancia para Carvajal Cosmetics.
¡Aquello sería mucho peor que si se hubiera casado con Sebastián Zurita !, se dijo Valentina, por lo menos Sebastián sentía algo por ella, se preocupaba por ella todo lo que podía, aunque en realidad quisiera más a su dinero que a ella.
-Valentina, no has dicho prácticamente nada -observó Lucia, con un deje de cariño y compasión.
Valentina sabía que para su madre debía ser duro poner a su hija en una situación tan difícil y desagradable, sin embargo, Lucia pretendía continuar presionándola para que aceptara aquella propuesta de matrimonio a Lucia no se le escapaba que su hija había estado prácticamente retirada de la vida social desde que había roto con Sebastián Zurita y sabía también que, con una fiera determinación de venganza, se había entregado completamente a su trabajo manteniéndose alejada de cualquiera.
Valentina tenía ya veintiocho años y a Lucia la exasperaba la idea de que su hija estuviera perdiéndose todo lo que la vida podía ofrecerle, no era que quisiera entrometerse en la vida de Valentina, pero tenía la sensación de que podía encaminarla en la dirección acertada y también a Juliana Valdés, por cierto ya no era ningúna jovencita y debería empezar a pensar en casarse y tener hijos.
Lucia quería que todos los que la rodeaban fueran tan felices como ella y para ella la felicidad implicaba tener una pareja con la que compartir los buenos y los malos momentos.
-¿Valentina? -volvió a preguntar, expectante.
-Perdona, madre -Valentina volvió bruscamente a la realidad, le habría gustado poder hablar con su madre, siento las dificultades que está teniendo Juliana con el Departamento de Inmigración, pero la verdad es que me cuesta creer que no haya otra solución a este problema.
-El problema es que realmente no la hay, Valentina -intervino su padre muy serio-. De otro modo, no habríamos seguido adelante con la idea de la boda, que a todos nos parece tan disparatada como a ti, pero supongo que eres consciente de cómo afectaría la deportación de Juliana a Carvajal Cosmetics en este momento, Valen.
Llevamos invertido mucho tiempo y dinero en la investigación de esa fórmula que nos dará el secreto de la juventud, perder a Juliana en este momento, cuando estamos tan cerca de conseguirla, sería devastador y por supuesto, estamos hablando de un matrimonio solamente formal, en cuanto pase el tiempo suficiente y el Departamento de Inmigración pierda el interés que actualmente tiene en Juliana, podrás divorciarte y se acabará todo este asunto.
Por primera vez, Valentina sintió un intenso calor en las mejillas y se maldijo a sí misma por la facilidad con la que se ruborizada, las palabras de su padre sobre la formalidad de su matrimonio habían conjurado imágenes en su mente de signo contrario, se había imaginado a Juliana y a ella juntas, desnudas y haciendo el amor.
Esperaba que Juliana no pudiera adivinarle los pensamientos, pero, por el repentino y especulativo brillo de sus ojos, sospechaba que sabía lo que había pensado y peor aún, sospechaba que ella había pensado lo mismo.
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𝐶𝑟𝑒𝑑𝑖𝑡𝑜𝑠 𝑎
_Streick14_Maratón 1/3
Gracias a MariaSanchezPierna por no ignorar mi pregunta👌.
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Esposa En Alquiler ➸ Juliantina G!P 《Terminada》
Fanfic𝑱𝒖𝒍𝒊𝒂𝒏𝒂 𝑽𝒂𝒍𝒅𝒆́𝒔 𝑮!𝒑 Con unos ojos chocolate y la habilidad de adivinar cualquier secreto, Juliana Valdés era el tipo de mujer del que cualquier persona inteligente huiría. Pero las circunstancias hicieron que una chica sensata co...