Juliana llevó a Valentína al apartamento que compartían en la ciudad. Una vez
dentro, a pesar de la hora, se ducharon juntas, puesto que ambas estaban cubiertas de humo y espuma seca de los extintores. Después, se metieron juntas en la cama y Juliana estrechó a Valentína en sus brazos. Tenía la sensación de que Valentína quería estar cerca de ella.—Estoy preocupada, Juls —dijo suavemente, mientras acariciaba el abdomen marcado de la morena—. Después de lo que ha pasado esta noche, creo que es completamente cierto lo que sugeriste sobre que quizá alguien te había
denunciado al Departamento de Inmigración para deshacerse de ti y que de esa manera no pudieras dar con la fórmula del secreto de la juventud para mí madre.
¿Por qué otra cosa querría alguien entrar en el edificio, destrozarte el laboratorio e
intentar robarte el disquete?—La verdad es que no se me ocurre ninguna otra razón, cariño. Así que a partir de ahora tendremos que considerar la posibilidad de que alguna de las firmas de
cosméticos rivales se haya enterado de que estamos a punto de obtener Fabulous
Face. Si ese es el caso, me temo que tendríamos que iniciar una investigación interna con el fin de averiguar quién está espiándonos.—Es todo tan terrible, Juls... ¡pensar que hay un traidor trabajando en Carvajal
Cosmetics! O preguntarse cuál va a ser el próximo objetivo. ¿Qué ocurriría si fueran
detrás de mi madre?—No hay ninguna razón para creer que eso pueda ocurrir, cariño —contestó,
acariciándole cariñosamente el pelo—.Además, estoy segura de que después de esta noche, todos empezaremos a tomar las medidas de seguridad necesarias. Y tú
también, Valentína, sean las que sean. Hemos tenido muchísima suerte de que ese intruso no te haya atrapado antes de salir. Has sido muy valiente al querer quedarte cerca de mí y al intentar ayudarme a luchar contra el fuego. Pero podrían haberte herido... incluso podrían haberte matado. Y no quiero que eso ocurra. Si fuera necesario, contrataría yo misma un sistema de seguridad privado.—¿Te refieres a un guardaespaldas?
—Sí, me refiero a un guardaespaldas.
—Oh, Juls, ¿de verdad piensas que quien quiera que esté detrás de todo esto...
iría tan lejos como para secuestrarme a mí o a un miembro de mi familia? —a
Valeny la aterraba pensarlo.—No lo sé, cariño. Pero al igual que tú estás preocupada, yo no estoy dispuesta a
correr ningún riesgo. Eres mi esposa. ¿Qué clase de persona sería si permitiera que te
ocurriera algo?Juliana no añadió que la idea de perderla le desgarraba el corazón, ni tampoco habló
de cuánto la había conmovido oírla gritar aquella noche y verla luchar tan
valientemente contra el fuego, o pensar en lo cerca que había estado de aquel ladrón.Juliana sabía que si hubiera sido necesario, habría entregado la fórmula de Fabulous
Face para salvar la vida de Valentína. ¿Pero cómo podía decírselo, cómo podía decirle
que la amaba? A pesar de lo vulnerable que estaba Valentína en aquel momento, o de
que fuera capaz de seducirla para que compartiera la cama con ella, Valentína no sentía nada especial por ella. O al menos eso era lo que Juliana pensaba.Pero se equivocaba. El problema era que a pesar de estar tan cerca de ella, tampoco
Valentína sabía lo que estaba pasando por la mente de su esposa. Ella no había
distinguido nada especial en sus palabras, salvo la responsabilidad que Juliana sentía
hacia ella. Era muy poca, pero para Valentína lo era todo. Era la prueba evidente de que a pesar de lo que había hecho hasta entonces, o de cómo lo había hecho, o a pesar de que se hubiera rendido en más de una ocasión a los deseos de Juliana, todavía no había conseguido ganarse su corazón. Darse cuenta de ello la desanimaba. No sabía ya qué más podía hacer. O qué hacer.Aunque había cambiado su aspecto para satisfacer a Juliana, por dentro continuaba
siendo la de siempre. Una mujer tímida e insegura en lo que a las personas concernía.Precisamente por culpa de ello había sido utilizada y emocionalmente herida por
Sebastián en el pasado. Ella no era una mujer fatal. Lo sabía. Quizá, a pesar de
lo que su esposa le había dicho, ella no la complacía. Y quizá solo la deseaba porque
durante el tiempo que llevaba casada con ella no había habido ninguna otra mujer
disponible para ella.Valentína sabía que debería sentirse avergonzada por su falta de orgullo, por estar dispuesta a acostarse con Juliana, dejando que fuera ella la que dictara los términos de su relación. Pero su amor por ella era tan intenso que ya no le importaba.
Lo peor de todo era que había permitido que Juliana hiciera el amor con ella sin
tomar ninguna precaución contra el embarazo. A pesar de que ella ya le había
advertido que no tomaba ningún método anticonceptivo, no había parecido
importarle. De modo que pensaba que, después de la conversación que había
mantenido con ella, Juliana debía creer que había empezado a tomar la píldora o algo
parecido. Valentina se sentía culpable por estar engañándola, pero quería tener un
hijo de Juliana.Incluso después del divorcio, sabía que Juliana una mujer que continuaría
queriendo y cuidando a su hijo. Y ella se merecía obtener algo de aquel matrimonio,
pensó: una parte de Juliana que sería suya para siempre, a la que cuidaría y amaría
profundamente.—Juls, ¿crees que Sebastián puede tener algo que ver con lo que ha pasado esta noche? —le preguntó suavemente—. Se enfadó mucho al enterarse de que nos habíamos casado, y mucho más cuando lo despidió mi madre. Seguramente sabrá que hablaste con mi madre y te culpa de lo ocurrido. Y a lo mejor ese es el motivo por el que su objetivo ha sido la fórmula en la que estás trabajando.
—Yo también he pensado en esa posibilidad. Y esa es la razón por la que mañana por la mañana pienso contratar a un detective privado para que siga a Zurita.
¿Por qué no te duermes, cariño? —Juliana pasó la mano delicadamente por la manga
del camisón y le acarició el hombro—. Supongo que estás agotada.—Lo estoy. Pero también estoy tan nerviosa que creo que no voy a ser capaz de
dormir.—Es comprensible en estas circunstancias. ¿Quieres que te prepare algo? ¿Un
chocolate caliente, quizá?—Mmm. Eso suena maravillosamente.
—Entonces, arriba —Juliana encendió la lámpara de la mesilla de noche y se levantó
de la cama.No era consciente de que Valentína la observaba mientras ella caminaba a grandes zancadas hacia la cocina. Lo único que cubría su desnudes eran sus boxer y top deportivo blanco , de modo que Valentína no pudo evitar admirar
su atlética figura y el contraste del color de la tela contra su piel morena.Minutos después, Juliana regresaba con una taza de chocolate humeante en la mano.
—¡Oh! ¡Pero si hasta le has puesto merengue! —exclamó, extrañamente
conmovida por aquel gesto mientras bajaba la mirada hacia el chocolate—. No había vuelto a comer chocolate con merengue desde que era niña.—Pero, Dios mío, ¿y qué es una taza de chocolate sin merengue?
—Eso es exactamente lo que yo pienso. Somos almas gemelas, Juls —dijo
alegremente, mientras daba un sorbo a su bebida.—Sí, claro que lo somos, Val —respondió ella con falsa naturalidad, porque su
mirada se oscurecía intensamente mientras la miraba, haciéndola temblar de
emoción y permitiendo que se encendiera en su interior una ligera llama de
esperanza.¿Sería posible que estuviera hablando en serio?, se preguntó Valentína. No lo sabía,
pero tenía miedo de preguntarlo, de decirle que su corazón era completamente suyo.• • •
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Se los adelanto...
Maratón 1/3
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Esposa En Alquiler ➸ Juliantina G!P 《Terminada》
Fanfic𝑱𝒖𝒍𝒊𝒂𝒏𝒂 𝑽𝒂𝒍𝒅𝒆́𝒔 𝑮!𝒑 Con unos ojos chocolate y la habilidad de adivinar cualquier secreto, Juliana Valdés era el tipo de mujer del que cualquier persona inteligente huiría. Pero las circunstancias hicieron que una chica sensata co...