—Estoy de acuerdo —Tessa se volvió hacia la señora Laura y le pidió que le
reservara un billete para Río de Janeiro lo antes posible—. Sin embargo, tengo que
reconocer que no estoy segura de que vaya a conseguir encontrarla. Ahora mismo
Lucia puede estar en cualquier parte.—Sí, eso es cierto —comentó Juliana pensativa—. Pero es posible llamar al
aeropuerto y averiguar si Lucia presentó algún plan de vuelo. Si es así, por lo menos
tendremos alguna idea de cuál fue su destino.—Oh, es una buena idea, Juls —dijo Valentina, buscando instintivamente la mano de su esposa.
Durante los días pasados, había sentido que su amor por ella se hacía cada vez más
fuerte. Juliana se había integrado en su familia con tanta facilidad que a veces daba la sensación de que siempre había pertenecido a ella. Y se había enfrentado a aquel ladrón y al incendio del laboratorio con la facilidad y la autoridad de una persona acostumbrada a dar órdenes. En ese momento, su preocupación por el bienestar de Lucia era evidente y tanto el análisis de la situación como sus sugerencias habían sido muy inteligentes. Comprendió que había sabido ganarse el respeto y la admiración de León y de Tessa, algo que Sebastián jamás había logrado.—Bueno, supongo que por ahora no podemos hacer nada más, así que será mejor que volvamos a la oficina —Leon se frotó las sienes, como si estuviera comenzando a dolerle la cabeza—. Estoy seguro de que no necesito decirle lo que pienso de su conducta en relación a este asunto, señora Laura. Sé lo leal que le ha sido siempre a mi esposa, pero, en una situación como esta, debería haberme llamado.
—Sí, señor Carvajal. Quizá tenga razón. Si le ocurriera algo a la señorita Lucia por no
haberlo hecho, jamás me lo perdonaría.***
La vasta selva del Amazonas se extendía bajo ella con una mirada de matices
verdosos, dividida por el enorme río que daba su nombre a la selva. Era vina visión
imponente, capaz de robarle a cualquiera la respiración, pensó Lucia mientras
admiraba el paisaje desde la cabina del avión.Había dividido el viaje en varias etapas, diciéndose a sí misma que era lo más
sensato. Pero todavía no estaba dispuesta admitir que quizá la señora Laura tuviera
razón y que yà no era tan joven como antes.Pero el caso era que allí estaba, y eso era lo único que contaba. Aterrizaría en el
aeropuerto de Río de Janeiro y después comenzaría a organizar la expedición. En
cuanto hubiera finalizado sus planes, intentaría comunicarse con León y con Tessa.Pero era tal su entusiasmo ante aquella aventura, ante la idea de que, después de
tanto tiempo, Fabulous Face estaba a punto de convertirse en realidad, que Lucia no había sido capaz de resistir la tentación de emprender ella sola aquel viaje a la selva.Sin embargo, se sentía tan confiada y segura de sí misma que ni siquiera se había
molestado en revisar el avión antes de salir. De modo que no era consciente de que, durante la noche, un secuestrador se había escabullido en la parte trasera del avión.Y tampoco fue consciente de su presencia cuando él salió de su escondite para
acercarse a la cabina.Antes de que Lucia supiera lo que estaba ocurriendo, el polizón había posado el
cañón de su pistola contra su sien.—Ahora, escúchame bien, vieja rata —dijo con una voz dura y fría—. Haz
exactamente lo que te digo, tu vida depende de ello, ¿me comprendes?Lucia tragó saliva y asintió en silencio, decidida a no dejarse dominar por el miedo.
Aquel debía de ser el hombre que había irrumpido en Carvajal Cosmetics y había
prendido fuego al laboratorio, reflexionó, el hombre que había intentado robar la
fórmula de Fabulous Face. No sabía cómo había conseguido subir a bordo. Pero de
una cosa estaba segura, ¡no iba a conseguir nada de ella! Podría ser vieja, pero no
estaba muerta. De hecho, pensó Lucia, quizá su edad pudiera proporcionarle alguna ventaja, como la de que, sin duda, aquel tipo la consideraba una persona frágil e indefensa. Pues bien, ¡muy pronto se daría cuenta de su error!—Quiero que mires por los alrededores y busques un lugar adecuado para
aterrizar.—¿Y dónde sugiere que busque un claro? —respondió ella con aspereza—. Como
usted mismo puede ver, no hay prácticamente ningún claro, y menos suficientemente grande como para aterrizar con un avión como este. No estoy pilotando un avión de juguete, ¿sabe?El secuestrador presionó la pistola a modo de amenaza.
—Nunca me han gustado las rubias, así que no te hagas la lista conmigo si no
quieres que te vuele la cabeza —gruñó—. ¡Y ahora aterriza, maldita sea!—Muy bien —se mostró de acuerdo Lucia—. Parece que allí hay uno de esos claros
hechos por los nativos en la selva. Intentaremos aterrizar allí. Pero si algo sale mal, no me eche la culpa a mí. Esto no es una avioneta que pueda aterrizar en cualquier parte, y yo tampoco soy un piloto con demasiada experiencia.—¡Limítate a aterrizar, vieja bruja! —la cortó brutalmente el secuestrador.
Sin decir una palabra más, Lucia colocó los controles de manera que el aparato
comenzara a descender. En todo momento, su cerebro seguía funcionando a toda
velocidad. Estaba ya segura de que aquel tipo no sabía pilotar un avión. En caso
contrario, no habría necesitado pedirle que aterrizara. Pero una vez estuvieran en
tierra, ella dejaría de serle útil y, hasta entonces, no tenía ningún indicio de lo que
pretendía hacer con ella. Se imaginó todo tipo de horrores, el peor de los cuales era
terminar siendo drogada y abocada a un proceso de degeneración que acabara
convirtiéndola en una vieja senil.Lucia decidió que antes preferiría la muerte, de modo que, justo cuando el avión
comenzaba a aterrizar, golpeó bruscamente la pistola del secuestrador, se levantó e intentó empujarlo. El avión dio un bote contra la tierra, las alas comenzaron a
moverse peligrosamente y el motor aullaba de forma amenazadora. El aparato estaba completamente fuera de control, pero Lucia no podía hacer nada para detenerlo mientras luchaba contra su atacante.La pistola cayó al suelo del avión, y también lo hicieron Lucia y el secuestrador.
Pero él era mucho más joven y fuerte. Agarrándose a un asiento, se levantó y fue en busca de su pistola. En cuestión de segundos, estaba apuntándola otra vez y Lucia comprendió que iba a dispararla. Aquel fue su último pensamiento coherente antes de que un violento movimiento del aparato la empujara contra la puerta. Con el impacto, la puerta se abrió y ella fue expulsada violentamente del avión.
Rodó por la hierba una y otra vez, sintiendo un intenso dolor en la cadera que la
dejó jadeante y llorosa. Segundos después, un intenso resplandor la cegaba mientras
una de las alas del avión se desprendía al chocar contra un grupo de árboles. El avión
explotó casi al instante. De pronto, algo golpeó a Lucia en la cabeza, nunca sabría qué, y se vio envuelta en una enorme nube negra.Los nativos que fueron testigos del accidente y encontraron el cuerpo inconsciente de Lucia eran cordiales y tenían grandes conocimientos sobre medicina. Improvisaron rápidamente una hamaca y la llevaron a su poblado, situado en lo más profundo de la selva.
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Maratón 3/3
Espero que lo disfrutarán, no olviden de votar y comentar.
Perdón por lo errores..
Y tengo que decirles que el final ya está cerca...
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Esposa En Alquiler ➸ Juliantina G!P 《Terminada》
Fanfic𝑱𝒖𝒍𝒊𝒂𝒏𝒂 𝑽𝒂𝒍𝒅𝒆́𝒔 𝑮!𝒑 Con unos ojos chocolate y la habilidad de adivinar cualquier secreto, Juliana Valdés era el tipo de mujer del que cualquier persona inteligente huiría. Pero las circunstancias hicieron que una chica sensata co...