《22》•Nos deseamos y no lo decimos•

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Comieron la tarta, tiraron la moneda al aire y Valentina salió ganadora, de modo que mientras Juliana llevaba los platos a la cocina, ella se preparó un baño, al que incorporó una de las fragancias que elaboraba Carvajal Cosmetics con ese propósito.

A continuación, tras asegurarse de que tenía las toallas, su pijama y la bata, cerró la puerta del baño y se desnudó, se sentía extraña y un poco incómoda al estar haciendo algo tan íntimo estando Juliana en la habitación de al lado, pero se recordó que, al fin y al cabo, ella era su esposa e iba a tener que vivir con ella hasta que estuviera a salvo de los objetivos del Departamento de Inmigración y obtuvieran un discreto divorcio.

Valentina se metió en el baño, diciéndose a sí misma que, por mucho que le apeteciera prolongar el baño, quizá no fuera una buena idea, después del champán que había bebido, podía quedarse dormida y entonces Juliana se asustaría y derribaría la puerta para evitar que se ahogara, la imaginó llevándola desnuda en brazos hasta el dormitorio, dejándola en la cama y practicándole la respiración artificial, en su mente, los esfuerzos de Juliana por hacerle el boca a boca no tardaron en transformarse en apasionados besos...

Valentina se despertó sobresaltada al darse cuenta de que se había quedado dormida, se obligó a incorporarse en la bañera y se mojó la cara repetidas veces, hasta estar segura de que no volvería a dormirse otra vez.

-Valentina, ¡Valentiba! - Juliana golpeó imperiosamente la puerta e intentó girar el pomo-. ¿Estás bien?

-Sí, ¡sí! -gritó frenética, hundiéndose en el agua y temiendo que de un segundo a otro las imágenes que acababa de conjurar su mente se convirtieran en realidad.

-Llevas mucho tiempo ahí dentro, estaba empezando a preocuparme por ti.

-Lo siento, creo que estaba soñando despierta-le explicó sin demasiada convicción.

No se atrevía a contarle que se había quedado dormida por temor a que creyendo que todavía no estaba del todo despierta y estaba hablándole en sueños, decidiera derribar la puerta.

Espoleada por aquel temor, salió de la bañera, se secó precipitadamente se puso la pijama y la bata, después se lavó los dientes y estuvo debatiéndose entre si debía o no quitarse el maquillaje, no era una buena idea dejárselo durante toda la noche; su madre se lo había advertido miles de veces, pero Valentina no estaba dispuesta a dejar que Juliana la viera sin maquillaje. No, todavía no.

-Deberías tener cuidado, Valentina -se dijo a sí misma-. Será mejor que procures no olvidar que este es solo un matrimonio de conveniencia.

Abrió la puerta del baño, lo último que esperaba era encontrarse cara a cara con Juliana, de modo que saltó sobresaltada y se llevó la mano a la boca para ahogar un grito cuando se encontró a solo unos centímetros de ella.

-Oh -rio nerviosa-. Me has asustado.

-No pretendía asustarte. ¿Estás segura de que estás bien? -la miró con el ceño fruncido, obviamente preocupada.

-Claro que estoy bien, ¿por qué no iba a estarlo?

-Bueno, no sé, Val, pero me has dicho que estabas cansada y después te has metido en el baño y has estado en él durante casi una hora.

-¡Una hora! No me he dado cuenta -debía haberse quedado dormida más tiempo del que pensaba, se dijo desconcertada, era extraño que no se hubiera ahogado-. Lo siento, Juliana, la verdad es que ha sido un día muy largo.

-Sí, lo sé. ¿Por qué no te vas a la cama? Yo intentaré hacer el menor ruido posible.

Juliana no añadió que, como no se metiera pronto en la cama y apagara la luz, ella iba a tener que darse una ducha de agua fría, pero comprendió que algo debió reflejarse en su rostro, porque de pronto Valentina asintió, tragó saliva y se cerró los bordes de la bata mientras pasaba por delante de ella sin decir palabra y haciendo todo lo posible para no rozarla, Juliana soltó un gruñido y desapareció en el baño, estuvo a punto de cerrar de un portazo. ¡Maldita sea! Lo del celibato iba a ser mucho más difícil de lo que pensaba. ¿Por qué diablos se habría mostrado de acuerdo en aquel loco matrimonio? Debería haber dejado que el Departamento de Inmigración la deportara.

El agua fría de la ducha la golpeó con fuerza, dejándola sin respiración; era como si le estuvieran clavando agujas por todo el cuerpo, no podía soportarlo, quien quiera que fuera el que hubiera dicho que aquella era una cura, era un auténtico sádico, temblando, abrió el agua caliente y gimió al recordar la delicada tela de la pijama y la bata de Valentina, prácticamente traslúcida.

Juliana había podido vislumbrar la curva de sus senos y también había distinguido la sombra de sus pezones, y la curva de sus caderas, y la largura de sus piernas, había deseado levantarla en brazos, llevarla a la cama, desgarrarle la pijama y hacer el amor con ella hasta la madrugada, se había descubierto pensando de pronto que ella era un poco más alta, era su esposa y que probablemente, Valentina no le contaría a nadie que había incumplido su acuerdo matrimonial, sí la tentación había sido muy fuerte.

Pero ella no era Sebastian Zurita y jamás le haría ningún daño a Valentina, sabía que, incluso en el caso de que hubiera respondido a sus reclamos, al final se habría sentido humillada y avergonzada, como resultado, incluso habría solicitado el divorcio y seguramente, su madre habría exigido saber por qué.

Juliana no se asustaba fácilmente, pero no tenía ningún interés en enfrentarse a una Lucia Borges de Carvajal furiosa, tendría que aguantarse, pensó, gimió otra vez al pensarlo, salió de la ducha, se envolvió en una toalla y después de secarse se puso la pijama y la bata que había metido en la maleta en deferencia a la sensibilidad de Valentina.

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Cualquier error díganme..

Wattpad me está fallando mucho, supuestamente este capítulo ya lo había publicado..

𝐶𝑟𝑒𝑑𝑖𝑡𝑜𝑠 𝑎
_Streick14_

Esposa En Alquiler ➸ Juliantina G!P 《Terminada》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora