Capítulo 8

284 34 0
                                    


Al despertar me sentía completamente diferente, era una sensación tan extraña, no había más cansancio ni estrés en mi ser, solo libertad, así es, por fin me sentía libre, me puse de pie y ya no habían mareos, comencé a moverme en la habitación y se sentía como estar flotando, voltee a ver todo a mi alrededor, no sabía exactamente donde estaba pero era una habitación obscura, agudicé mi vista y todo se veía perfectamente claro, escuché uno ruido a lo lejos por lo que agudicé mi oído y descubrí que eran mis amigas teniendo una conversación fuera de ahí, no sé exactamente qué tan lejos se encontraban pero se escuchaba como si las tuviera a un lado, caminé hacía la puerta pero cuando quise salir estaba cerrada, toqué para que me abrieran y entonces se escuchó una voz del otro lado

–Hola ¿cómo te sientes?

-Estoy bien, me siento increíble

-Entonces funcionó

-Sí, parece que sí, podrías abrir la puerta para que salga de aquí

-No lo sé, Darius dijo que no abriéramos hasta que él volviera

-Estas bromeando? Sofí, no les haré daño, te juro que estoy bien, estoy controlada

-No, no es eso, es solo que aún no sabemos si después de esto sigas siendo inmune al sol, es por eso que él y las demás chicas están cubriendo todas las entradas de luz de la casa, no queremos accidentes

-Oh bien, Sofí ¿cómo esta Darla? ¿le hice daño verdad?

-No, ella va a estar bien, Darius ya le dió un té para recuperarse, perdió mucha sangre pero dice que con ese remedio se pondrá bien en unas horas, ahora mismo está dormida en la habitación junto a esta

-Yo sabía que esto saldría mal, le dije que le haría daño, ¿quién me noqueó esta vez?

-mmm, ella no quiere que te lo diga

-No me voy a molestar, eso era lo que se tenían que hacer, yo lo entiendo

-Fue Loren, cuando Lilia y Carolina te quitaron a la cazadora ella se acercó a ti para calmarte pero al ver que te soltaste prefirió dejarte noqueada a que Darius volviera a dispararte

-Bien pensado, Sofí podrías ir a decirles que se den prisa necesito salir de aquí, me está dando claustrofobia

-Claro, ya vuelvo

Escuche los pasos mientras se alejaba, bien, ahora que era un vampiro no sabíamos si seguiría siendo inmune a los efectos del sol, esperaba que así fuera no me gustaría tener que dormir todo el día, eso sería tan aburrido y una gran pérdida de tiempo. Comencé a caminar por la habitación y cuando ya me sentía cómoda con este nuevo estilo de caminar comencé a correr, lo hice al alrededor de la habitación hasta que aumente mi velocidad a lo que parecía el cincuenta por ciento de ella, vaya que ahora soy veloz. Me detuve ya que esto me estaba agitando y prefería mantener la calma hasta saber todo sobre lo que ocurría, giré hacía la puerta y entonces mire un espejo junto a un ropero, me acerqué a ver mi apariencia, pero un poco antes de lograr verme en él me detuve, no estaba segura de como luciría, posiblemente me vea mal ya que recibí tortura todo el día o tal vez luzca peligrosa, no estoy segura de cual vaya a ser mi apariencia pero sentía que no sería muy grata.

Después de pensarlo por unos segundos decidí que era mejor enfrentarlo ya mismo que seguir esperando, mientras más pronto lo afronte más rápido lo superaré –pensé- así que me decidí y caminé hacía el espejo, cerré los ojos y me coloqué frente a él, cuando los abrí no vi lo que esperaba, no había sangre, ni moretones, tampoco ojos rojos o colmillos, solo era yo, bueno no exactamente, a simple vista se notaba que lucía mucho mejor que ayer, mi piel se veía más clara y brillante, mis ojos eran de un azul más claro, mi cabello estaba más sedoso de lo que lo recordaba, y del cuerpo aunque siempre fui delgada creo que ahora lo estaba más por lo que pareciera que mi busto y trasero habían crecido. Así que esto es por lo que todos los vampiros son atractivos, siempre creí que ellos solo seleccionaban gente genéticamente perfecta para transformar, pero ahora veo que el vampirismo también genera sus atributos en ellos. Seguía admirando los cambios en el espejo cuando de repente se abrió la puerta –Sam, ¿estas bien?– me giré y simplemente sonreí.

NosferatuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora