Nosferatu

Capítulo 4

Dana paso corriendo por un lado de mí con Sofí siguiéndola, se tiró de rodillas junto a la jaula y comenzaron a llorar.

-Silencio, escúchenme necesito que se controlen, nos van a escuchar

-¿qué? ¿cómo entraron? ¿ellos las trajeron también?

-No- dijo Sofí- vinimos a rescatarlas

-¿Cómo? ¿cómo nos encontraron y cómo entraron aquí?

-Escuchen, debemos darnos prisa, Dana dame un cuchillo de la maleta- Lilia se me acercó a través de las rejas y comenzó a bombardearme con preguntas

-Sam, ¿cómo nos encontraste? ¿qué es lo que ocurre¿ ¿porqué nos trajeron aquí? ¿quienes son ellos? por favor explícame que está sucediendo

-Lo siento Lilia, todo esto es mi culpa, lo lamento, pero no te preocupes yo las sacaré de aquí

-¿ A qué te refieres con que es tu culpa? no lo entiendo ¿qué tienes que ver tu con esto?

-Loren ¿no les dijo nada?- pregunté y entonces la vi, no le había prestado atención cuando entré, solo quería sacarlas de ahí antes de que nos encontraran, ella lucía más asustada que todos en esa habitación, imagino que se debía a que era la única que sabía a lo que nos enfrentábamos, cuando se percató de mi pregunta y de que la estaba viendo, ella solo negó con la cabeza y volvió a perderse en sus pensamientos. Intenté partir el candado con un cuchillo pero estaba muy duro, comencé a buscar un alambre para forcejar la cerradura, mientras intentaba de todo les conté la versión corta de la historia.

-...entonces esa vampira las trajo aquí para que yo fuera a esa reunión con ella, apuesto a que no se esperaba que cambiara los planes

-¿Cómo? ¿ella no te dijo que vinieras aquí? ¿entonces cómo nos encontraste?

-No, ella me citó en otro sitio, pero hice algunas llamadas y conseguí ésta dirección-en ese momento casi terminaba de abrir el candado cuando se escuchó un ruido en la parte superior, alguien venía, estábamos en problemas

-Alguien viene, Dan, Sofí ocúltense ahí dentro, -las metí en un enorme refrigerador descompuesto que estaba en una esquina de la habitación- recuerden lo que les dije, no salgan por nada, si algo me pasa ya saben que hacer- cerré la puerta y me acerqué a la jaula -No hay mucho tiempo, en cualquier momento entraran aquí, voy a pelear contra ellos pero siendo sincera no creo que la balanza esté a mi favor, ustedes solo guarden silencio y esperen a que ellos salgan de aquí, tengan este alambre, con el abran la jaula, ya les entregué un dispositivo a sus hermanas si me pasa algo en diez minutos este lugar estará lleno de cazadores, ahora solo manténganse tranquilas ¿de acuerdo?

-Epera ¿qué quieres decir con si te pasa algo? Sam ocúltate

-No, ya deben de haber encontrado a los vampiros inconscientes, saben que alguien está dentro de la casa, solo les haremos pensar que vine sola

-Y ¿qué pasara contigo?

-Yo, haré lo que pueda para salvarme, si no lo logro por lo menos moriré sabiendo que estarán a salvo, lamento haberlas hecho pasar por esto, las quiero

-No te despidas, ¡Sam!

En eso la puerta se abrió y en un abrir y cerrar de ojos un enorme vampiro estaba parado frente a mí, me tomó del cuello y me levantó, comencé a tirar patadas para que me soltara pero solo logré que se molestara más- ¿quién eres?- me pregunto furioso, yo contesté con un golpe en su rostro, él me estaba asfixiando, debía hacer que me soltara o moriría en ese momento, detrás de mí se escuchaban gritos, tome fuerzas y le solté una patada en el abdomen, esta vez le saqué el aire y eso me dio oportunidad de atacarlo, le di un gran puñetazo en la nariz, lo que hizo que me lanzara por el aire contra la pared, me dio el tiempo suficiente para sacar uno de los cuchillos antes de que llegara a por mí, cuando volvió a atacarme le enterré el cuchillo en una pierna, eso lo hizo detenerse un momento, suficiente para que lo golpeara fuertemente en la cabeza y lo tumbara al suelo, salté sobre él y comencé a golpearlo, entonces me derribó y saltó sobre mí, cuando cayó lo ataqué con otro cuchillo, ésta vez solo logré rozar su muñeca- maldita zorra, eso te costará- tomó el cuchillo y me ataco con él, logro hacerme un pequeño corte en el antebrazo, eso lo hizo parar a oler la sangre, aproveché su distracción y lo derribé, salté en mis pies y cuando estuve parada lo patee en la cabeza, tomé un barrote que estaba en una mesa y lo golpee, eso sí lo noqueo.