Brillo

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-Tienes el cabello tan lindo- pasaba el cepillo por las hebras negras hasta las puntas de un naranja encendido- cuando eras pequeña lo tenías más lacio, pero mira lo rizado que se te ha puesto- pasó sus dedos por  los mechones recién cepillados con una sonrisa, recibiendo una devuelta a través del espejo.


-Debe ser porque tú lo cuidas mucho por mí-  Nezuko miró su reflejo, analizando el maquillaje en suaves tonos rosados y nudes que apenas realzaban sus facciones- cada día maquillas mejor, hermano, me siento un poco avergonzada por no haber aprendido ya, o incluso pedirle ayuda a mamá-


-Para mí siempre es un placer- sonrió mientras terminaba de trenzar la media coleta, satisfecho- pareces una princesa, pero siento que te falta algo- ladeó la cabeza, con una mano en el mentón, pensativo- ya sé- caminó hasta la mesa de noche, abriendo un cajón y sacando una cajita adornada con papel lila, poniéndola en las manos de su hermana con gesto ansioso pidiendo que la abriera. La chica miró la caja con duda, pero no tardó en rasgar una orilla y sacar la cajita de madera para abrirla. Dentro había una pequeña tiara, adornada con mariposas lilas y perlas falsas del mismo tono- una princesa necesita de una tiara ¿No es cierto?-


-¿Es el juego  que vimos la otra vez en aquella tienda?- Tanjirou asintió, acomodando unos últimos mechones de su cabello- hermano, no debiste ¡Es bastante caro!-


-Pero tú dijiste que lo querías- no perdía la sonrisa, tomando con delicadeza la tiara de sus manos para acomodarla en su cabello, mirando satisfecho el resultado- además no fue tan costoso, nada es demasiado caro para mi pequeña princesa- se inclinó para besar su mejilla y ella se giró para abrazarlo, besando también su mejilla.


-Eres muy considerado conmigo, incluso tomaste mi turno en la panadería para que pudiera salir hoy con Inosuke aunque mañana tenemos examen- suspiró con un dejo de culpa, agachando la cabeza. Tanjirou se arrodilló a su lado, tomando su mentón para que levantara el rostro. Los preciosos ojos lilas, redondos y amables siempre le parecían sonreír con dulzura cuando los miraba.


-Tú nunca pides nada, Nezuko. Siempre te estás quitando para darle a los demás, lo mínimo que te mereces es pasar una tarde divertida con tu novio, por favor, no te sientas culpable por eso- planchó una pequeña arruga de su vestido blanco con la mano antes de levantarse, tomando de la cajita también un par de pendientes y un collar con pequeños colgantes de mariposa- Bueno ¿Inosuke ya te lo pidió formalmente? -


-Tiene una forma peculiar de hacer las cosas- la muchacha se rió acompasadamente tras su mano, cuidando no arruinar su labial- estuvo casi una semana dejándome bellotas en el regazo y se iba corriendo sin decir nada. Tardé mucho en entender que era una clase de ofrenda, pero ayer me presentó con su madre así, como su novia- el sonrojo suavizó mucho más sus facciones- y que hoy me invitara en una cita creo que lo hace formal ¿No es cierto?-


-Me siento algo extraño porque mi hermanita haya sido cortejada por una especie de ardilla- ambos se echaron a reír, intentando ocultarse tras la mano en el mismo gesto- pero me alegra por ustedes, sobre todo por ti. Sé que llevas mucho tiempo queriéndolo- suspiró, acariciando su mejilla.



-A propósito ¿Cómo vas tú con Zenitsu? Hace ya unos días que no viene a casa- 


-Ha estado algo estresado con los exámenes, se pone muy ansioso en estas fechas y  yo no soy tan buen estudiante como para ayudarle a estudiar, así que mejor le doy su espacio-


-¿Han encontrado alguna pista de quién sea su acosador?-


-No, aunque realmente estoy un poco más tranquilo. Le contó lo que ocurría a un profesor de su hermano y él ha estado vigilándolo. Incluso ahora le está ayudando con sus tareas, creo que de alguna manera esta situación le dejó algo positivo- 


-De todas las personas a las que les podía ocurrir, justo debió ocurrirle a alguien tan nervioso como él, me daba mucha pena cuando me contabas- suspiró, girando la pulsera de su mano- aunque realmente ha cambiado mucho estos últimos dos años, creo que ha madurado bastante- 


- No podíamos seguir siendo niños por siempre- 


-No, claro que no. Pero a mí también me alegra que tú hayas sido correspondido, hermano. Y que él haya cambiado, no digo que alguna vez haya pensado que es mala persona pero...-


-Pero era bastante insistente contigo y llegaba a ser molesto, lo sé- sonrió, resoplando al recordar mientras se sentaba en el suelo junto a su hermana, dejando que pasara sus dedos por su cabello- ¿Recuerdas cómo insistía en bañarse con nosotros? Al principio era dulce, pero conforme fuimos creciendo creo que fui el único que no notaba que era un poco raro-


-Tu falta de malicia a veces te juega en contra. Pero si tú lo quieres, algo bueno debiste ver en él. Y mira, ahora se ha convertido en alguien más o menos respetuoso- Tanjirou infló las mejillas, a punto de protestar- hermano, si notaras la forma en que te ve cuando  estás de espaldas...-



-¡Nezuko!- La chica no pudo evitar una carcajada ante el sonrojo de su hermano y su no saber dónde esconderse por el bochorno. La muchacha se levantó, todavía sonriendo y él la imitó- ya no debe tardar en llegar Inosuke y yo ya casi debo irme a la panadería, papá ya debe estarme esperando- sonrió, besando las mejillas y frente de su hermana antes de salir hacia la panadería familiar, en la planta baja de su casa. Ella se quedó todavía arreglando su mochila, intentando no olvidar algún paraguas por si acaso llovía y un par de pañuelos y venditas. Inosuke era un experto en hacerse heridas inexplicables. Se miró una última vez en el espejo, preguntándose si acaso el muchacho notaría el esfuerzo que puso su hermano en arreglarla. Miró el reloj y aunque todavía faltaban un par de minutos para que Inosuke llegara, decidió que quería esperarlo en la puerta. Caminó, calzándose los zapatos de bajo tacón blancos,  abriendo la puerta sin mirar y casi chocando con la persona frente a ella.


-Lo lamento mucho- se sobresaltó al enfocar su vista y notar al muchacho igual de sorprendido que ella- Oh, hola Zenitsu ¡Qué sorpresa!-


-Tanjirou me dijo que estaba algo ocupado con la panadería y vine a ofrecerle cuidar de sus hermanos mientras- pestañeó un par de veces, tragó saliva sin poder dejar de mirarla- te ves preciosa, Nezuko. Pareces una princesa-


-Es lo mismo que dijo Tanjirou- se apartó dos pasos, girándose para que el muchacho la viera por completo. Su vestido al girar tomó la forma de una flor- él me ayudó a arreglarme, hoy es mi primera cita con Inosuke- 


-Me alegro por ustedes- pero sus ojos no podían ir más allá de la forma en que su vestido de tirantes caía por sus hombros delgados, por cómo le hacía lucir más espigada, confundiéndose con el color nacarado de su piel, cubriendo hasta sus rodillas y abajo sus piernas lucían tan delgadas y suaves, su cabello negro hacía una cortina tras ella, enmarcando más su figura. Y su rostro de muñeca, los trazos rectos y suaves, redondos labios en forma de corazón, la nariz pequeña, apenas insinuada en su rostro y sus ojos de un lila deslavado, enmarcado por las sombras rosadas- Inosuke tiene mucha suerte- 


-Eres un adulador- se rió con suavidad, acercándose para besar su mejilla- cuida bien de mis hermanitos, por favor. Sé que son un poco inquietos, pero son buenos niños-  alcanzó a distinguir la figura de Inosuke acercarse. Nezuko se despidió con la mano, corriendo hacia el muchacho. Zenitsu se quedó en el umbral de la puerta, viéndolos alejarse , con un incómodo pinchazo en el corazón al verlos tomarse de la mano.




Rojo CerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora