Capítulo 39

6.4K 407 20
                                    

Parece que cerrar los ojos durante un momento para poder recuperarme se había convertido en una siesta en toda regla. Me llevé la mano a la cara y me la noté bastante hinchada, cosa que no me extrañaba. Necesitaba descansar bien para parecer una persona, y hoy eso no se había cumplido ni siquiera por asomo. Me tomé mi tiempo estirándome bien cada zona de mi cuerpo, sintiendo ya todos los dolores que el día me había ido dando. Primero el polvo interminable, después el cansancio por no dormir, tras eso la cabalgata sobre el lomo de Derek, lo cual no había sido nada fácil de soportar, luego la caída sobre mi pobre culo desde los 45 metros de altura que el Alpha puede alcanzar y, por último, aunque no menos importante, el segundo polvo. Tras este día me iba a tener que pasar una semana en cama, recuperándome de todo. 

Me giré para darle un beso y una ligera bofetada a Derek por todo lo que me había hecho pasar, pero no había nadie. Fruncí el ceño mientras me incorporaba y miraba a mi alrededor. Qué raro que no estuviera por aquí. No creía que fuera muy normal que él me dejara aquí sin haberme avisado o despertado antes. Sentí como algo caía sobre mi pierna, y al mirar vi algo de un color rojo profundamente oscuro. Me mojé la yema del dedo y lo restregué. En ese momento, fue cuando me di cuenta de que había un gran charco de ese mismo color justo al lado de mi pierna, que había comenzado a empapar la manta de picnic. Mi cerebro no podía terminar de escanear todos los datos, así que no entendía qué era eso. De pronto, distinguí como una gota de ese mismo líquido caía en el charco, así que levanté la cabeza para revisar de dónde salía. Al instante sentí como mi garganta se cerraba, sin dejar que el oxígeno pasara. 

Derek estaba colgando de la rama de un árbol, con una ancha soga alrededor del cuello que lo estrangulaba. Pero mis ojos solo podían observar con horror como su tórax estaba abierto en canal y sus intestinos colgaban de una manera macabra, como si fuera una piñata humana y esos fueran los flecos de los que hay que tirar para conseguir las chuches de su interior. Comencé a hiperventilar, sin poder asimilar realmente lo que mis ojos estaban viendo. Esa horripilante y escalofriante imagen se me quedaría grabada para siempre en las retinas. Solo quería soltar un grito de terror ante la pérdida de mi Mate, cuando un movimiento en otras de las ramas del árbol llamó mi atención. Ojos azules, cara atravesada por un cicatriz. Adam me sonreía con una siniestra sonrisa mientras lamía la hoja de un cuchillo que estaba completamente empapado en sangre. 

-Y ahora, el plato principal-dijo livianamente mientras saltaba hacia el interior del paraíso que me había mostrado Derek y que ahora era un completo infierno. 

Mi Mate. Mi AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora