Capítulo 61

4.2K 312 11
                                    

Me había sorprendido muchísimo que Derek invitara a Alcide a la celebración de esta noche. Este hombre me despistaba tanto... Lo mismo se comportaba como un niño solo porque yo olía a otro Alpha que invitaba a ese mismo Alpha como si fuera lo más normal del mundo. ¡Deja de comportarte como un adulto racional y maduro, que me confundes, idiota! ¿Ahora con qué excusa iba a continuar enfadada con él? Bueno, el asunto de las armas aún no lo habíamos tocado, así que... Bah, Dana deja de fingir hasta contigo misma. 

La realidad era que el miedo me estaba cogiendo desde todos los laterales. Cuando conocí a Derek sentí la conexión que, al parecer, es habitual entre los Mates, pero era del tipo "he conocido a alguien de la familia a quien me toca soportar porque es de la familia, a pesar de que hasta hace unos cinco minutos no sabía ni que existía". La conexión fue creciendo conforme iba pasando el tiempo e iba conociendo al resto de la manada. Fue profundizándose hasta que me sentí como una pieza de un puzzle perdida que había encajado al fin en su lugar. Pero mis sentimientos por Derek realmente en ningún momento habían cambiado hasta hacía poco. Tras pelearnos yo estaba tan enfadada por sus celos y su negativa a que usara armas, que no fui consciente de que había algo escondido ahí. Pero desde que no nos hablábamos, desde que no lo sentía continuamente a mi alrededor, tocándome, mirándome, besándome... Fue entonces cuando descubrí que realmente sentía cosas por él, más allá de que me ponía muy cachonda. 

Había dicho en muchas ocasiones eso de que como Mate no me interesaba nadie más que él, ya que era la información que había recibido de parte de todos los lobos con los que había hablado sobre el tema. Pero, realmente, eso era verdad. Desde que lo había conocido, nadie había resultado mínimamente interesante para mí. No había sentido atracción por ningún hombre. Ni siquiera por Alcide, con quien siempre había notado un vínculo especial con un ligero tinte sexual, aunque nunca lo habíamos explotado. 

Sin embargo, ahora era como si estuviera inerte a excepción de con Derek. Si lo pensaba detenidamente, esto era una putada. Ahora que tenía algún interés sexual, cosa que no había existido para mí debido a mi pasado, me habría gustado investigar y comparar por mi cuenta, aunque fuera un poco. Aunque si me ponía a pensar... No creía que otro que no fuera Derek me pudiera dar lo que él me había dado en el sexo. En fin, él se había vuelto más grande y consiguió llegar a puntos que no creo que fuera posible llegar para un humano normal, así que... Vaya, genial. Ahora que me interesaba el sexo, mi vida giraba alrededor de una película porno. Estupendo. Dedos pulgares hacia arriba. 

Miré el reloj que había sobre la mesilla y vi que era poco después de mediodía. Aún quedaban unas cuantas horas para que la fiesta empezara, y Christine y su madre me habían echado de los preparativos, porque no estaba dando pie con bola. Me eché sobre la cama. Podría descansar un poco hasta que dejara de ser considerada una inútil. Pero solo descansar, nada de dormir. Solo necesitaba tener los músculos sin ningún tipo de tensión. ¡Qué bien me vendría un masaje relajante ahora mismo! Me estiré, disfrutando la sensación que se extendía por todo mi cuerpo cuando escuché un ruido en la puerta acristalada que llevaba al balcón. Rodé sobre la cama para ver qué había sido. No vi nada, así que supuse que habría sido algún pájaro o insecto. Hasta que una mano que sujetaba con fuerza un cuchillo accionó la manija. 

Adam apareció ante mis ojos con su cruel sonrisa y su fría mirada centrados en mí. ¿Cómo cojones había podido llegar hasta mi balcón sin ser visto en mitad de los preparativos de la fiesta de la Diosa Luna? Saqué la pistola de la cartuchera de muslo y apunté. Disparé dos veces en dirección a su pecho. Al recibir los impactos, dio un traspié hacia atrás, pero en ningún momento perdió su malvada sonrisa. Debía llevar un chaleco antibalas, así que disparé a sus piernas. Pero eso tampoco lo detuvo. Fue acercándose con lentitud y cojeando, pero sin hacer la más mínima pausa. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no...?

Mi Mate. Mi AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora