Capítulo 24

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Los Guerreros Silvermoon se pusieron a los costados de Derek, formando una barrera de músculos y fauces abiertas. El resto de los lobos de la manada dejaron de luchar para ponerse a salvo mientras los Guerreros avanzaban, enseñando los dientes y soltando gruñidos amenazantes que eran respondidos por los Medianoche. Al ver como el ambiente cada vez se iban poniendo peor, cogí la mano de Theo y me levanté mientras tiraba de él. Al pasar junto a Derek, él me dio un pequeño empujón en el hombro con el hocico. Nuestras miradas se cruzaron durante un instante y supe lo que quería comunicarme: que me pusiera a salvo, así que le respondí con un ligero asentimiento y comencé a correr con Theo colina arriba, hacia las casas. Al llegar a la puerta de la primera de ellas, me detuve y revisé que Theo estuviera bien. No tenía el más mínimo rasguño, pero sí estaba lleno de tierra. Hice que se metiera en la casa donde había algunas mujeres, hombres jóvenes y niños. 

-¿Sabéis dónde puedo conseguir un arma?-todos me miraron como si les estuviera hablando en otro idioma, así que me puse a buscar cualquier cosa que me pudiera servir para defendernos, ya que ahí todos parecían haberse convertido en estatuas y ninguno parecía estar por la labor de hacer nada que no fuera respirar. 

-¿Para qué quieres un arma, Luna Dana?-Theo se había acercado a mi y me observaba mientras yo rebuscaba en los cajones. 

-Por si nos atacan. Yo no puedo convertirse en un lobo como vosotros, ni tengo colmillos y garras, así que tendré que defenderme de alguna forma. 

-Nosotros no podemos defendernos. No está permitido-me giré hacia la voz que había hablado. Era de una mujer que tenía a un chiquillo de ojos enormes agarrado a su pierna que no paraba de temblar por los sonidos que estaba escuchando fuera de la casa. Antes de analizar y entender lo que me había dicho, vi a su espalda, en una de las esquinas de la casa un hacha apoyado contra la pared. Me dirigí hacia allí y lo cogí. Pesaba un poco más de lo que me resultaba cómodo, pero no me iba a poner exigente a estar alturas. Una vez que tuve el arma en mi mano me di cuenta del significado de lo que había dicho la mujer. 

-¿Cómo que no lo tenéis permitido? ¿Quién os lo prohíbe?

-La ley de la manada. Solo los Guerreros pueden luchar. Nosotros solo lo hacemos cuando no nos queda más remedio, pero en cuanto ellos llegan, nosotros debemos quitarnos de en medio-me quedé con los ojos abiertos por la estupefacción de lo que estaba oyendo cuando un estruendo en la puerta nos hizo girarnos. Un lobo con los ojos de loco y la boca llena de sangre entró a la fuerza, dejando la puerta destrozada y salida de los goznes a su paso. Por el rabillo del ojo vi como todos los de la Silvermoon se encogían ante la presencia del lobo, sin moverse. Solo cerraron los ojos, esperando a ser atacados por su enemigo. ¿Qué mierda...? El Medianoche se lanzó hacia los niños, así que sin pensarlo, me lancé hacia delante y ataqué al lobo con el hacha, clavándoselo en una de las patas. El lobo soltó un aullido, pero antes de que se pudiera resolver y atacarme, volví a darle con el hacha, esta vez en el lomo. Con eso conseguí que saliera de la casa, soltando sangre a borbotones. 

Me dirigí hacia la puerta y vi que uno de los Silvermoon se estaba ocupando del lobo que yo acababa de herir. La zona estaba llena de sangre y había algunos lobos que estaban tirados en el suelo, supongo que malheridos o puede que incluso muertos. Busqué con la mirada a Derek, pero algo me llamó la atención. Había un grupo de hombres armados con rifles y escopetas a unos cuantos metros de distancia de la lucha. Esos debían ser los Cazadores que envenenaron con plata a Theo. Apreté la mandíbula por la ira que verlos me provocó. Hasta que me fijé en el más alto del grupo. A pesar de la distancia, podría reconocer a ese hombre entre mil. Los ojos azules, fríos como el hielo y la fea cicatriz que le cruzaba media cara que yo misma le hice. Su mirada se conectó con la mía y un escalofrío me recorrió el cuerpo mientras veía como una sonrisa curvaba su deformada boca. Puta mierda. 

Mi Mate. Mi AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora