Vigésima segunda parte

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Aquella noche durmieron los tres juntos, Nyoko en medio. Akutagawa se sentía mortificado por su familia pero sumamente feliz de haber quitado el obstáculo. Por la mañana, Atsushi y Nyoko se abrazaban, el azabache suspiro al verlos, se sentía en paz.

Se levantó decidió a dar todo por su familia, así que fue a la cocina, no era el mejor cocinero pero sabía hacer un par de cosas, una caja de ramen era basura para él pero quizá unos sándwiches con fruto podría caerles bien. Preparo varios sándwiches y sirvió jugo uso a Rashomon como bandeja y fue a la habitación de nuevo. Beso a Nyoko en la frente y se aprovechó para hacerlo también con Atsushi. Ambos se movieron y abrieron lentamente los ojos hasta ver al azabache – buen día – dijo el azabache

― Papi – le llamo alegre la menor

― Buen día – respondió Atsushi sentándose en la cama – ¿dormimos los tres?

― Si, estaban cansados – menciono dejando el jugo y los sándwiches en sus manos con ayuda de Rashomon – coman

― Ah... e-esto – Atsushi se sonrojo. El azabache toco su frente

― Pareces estar bien

― Akutagawa tu trabajo...

― Tranquilo, pedí mi día, no pienso dejarlos solos hoy – menciono y acaricio el cabello del albino – anda, come

Después de comer, Nyoko se volvió a dormir, sus ojos habían estado irritados pues al no entender que pasaba termino llorando por horas. – Sí que está agotada – menciono Akutagawa

― Si... jamás... habíamos visto así a Kyo... - menciono el albino cabizbajo

― Quisiera matarlo

― Akutagawa

― ¿Qué? hizo llorar a mi princesita de tal manera, no merece el amor de Nyoko

― Las cosas no se arreglan matando Akutagawa – menciono ligeramente enojado el albino

― La llevaré a su habitación

― ¿eh? Pero

― Mi cama está llena de fluidos por tanto que los dos lloraron, cambiaré las sabanas

― Y-yo las cambio – menciono el albino avergonzado

― Bien

Akutagawa tomo a Nyoko y la llevo a la habitación, Atsushi mientras se puso a su labor, en la noche no se había puesto pijama, así que vestía normal, el calor le hizo atar su cabello para poder levantar los edredones de la cama y doblarlos, Akutagawa regreso a la habitación viendo a Atsushi acomodar todo limpio pero lo que le impacto fue ver su cuello descubierto dejando ver su marca. Aunque sabía que la tenía y la vio aquella vez que descubrió todo, esta era la primera vez que la había claramente en plena luz del día. Se sonrojo acercándose sin pensar, de la misma manera estiro su mano y la toco ligeramente

Atsushi dio un respingo para voltear a verlo y tapar su marca con su mano, ambos estaban sorprendidos – no me di cuenta...

― Ah... - Atsushi se ruborizo ligeramente – n-no hay problema – menciono arreglando su garganta – perdona, no es-estoy acostumbrado a que lo toquen

― ¿de qué hablas?

― Que... nadie nunca la había tocado más que uno que otro médico – menciono el albino – así que fu-fue sorpresivo pero... mmm... no me molesta

― Significa que ¿puedo tocarla?

El albino se puso más rojo - ¿qui-quieres tocarla? – pregunto y el azabache asintió con ese rostro serio particular de él. Atsushi suspiro aunque estaba nervioso se giró – pu-puedes

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