Vigésima primera parte

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Akutagawa regresaba a su casa solo, Dazai cuidaría de Nyoko hasta la tarde y eso le daba tiempo de hacer otra de sus jugadas. Fue directamente a la habitación escuchando al albino toser - ¿Qué haces en el futon? – se quejó el mafioso. Atsushi lo miro

― ¿e-eh?

― Te dije que podías usar la cama – menciono tomando al albino del piso y subiéndolo a la cama

― E-es tuya

― Lo que me importa es que estés bien, Nyoko pregunto por ti

― ¿hablaste con ella?

― Si pero estaba trabajando, dijo que te mandaba muchos besos - Atsushi sonrió de ello – me dijo que te daría uno aquí – hablo siguiendo sus acciones, besando la frente del albino – aquí – continuo ahora con la mejilla de Atsushi – y aquí... - termino besando la nariz del albino. Le miro, estaba sonrojado

― N-no te-tenías que

― Nyoko me dijo que lo hiciera

― Co-comprendo... - trago saliva - ¿Cuándo la traerán?

― Dazai-san dijo que estaba trabajando y que la traería al atardecer, te dará tiempo para descansar y mejorarte

― La extraño... todo es tan silencioso sin ella... - toco su frente - sigo sin entender como me enferme 

― ¿quieres que te ponga Disney? – cuestiono el mafioso y el albino sonrió

― No gracias – miro al mafioso – por cierto, ¿has visto mi celular?

― Nyoko lo tomo, por cualquier cosa

― Bueno si tiene sentido – menciono el albino y suspiro – esa niña siempre ha sido tan diligente – miro al azabache – creo que lo saco de ti

― ¿tú crees?

― Igual que ese humor con ganas de pelear conmigo por todo

― Oye, eso no es tanto por mi

― ¿seguro?

― Bueno si pero no lo pongas en palabras

Atsushi comenzó a reír – ¿puedo? - pregunto el mafioso

― Adelante.

Akutagawa subió a la cama al lado del albino, Atsushi sonrió - ¿hace cuánto que no estabas así?

― ¿descansando, en paz y sin Nyoko haciendo ruidos? – Atsushi comenzó a reír – no sé... quizá en ese cuarto oscuro donde nos conocimos 

― ¿en verdad?

― Fue el momento más tranquilo de mi vida

― Si, el mío también... todo olía muy bien

― ¿lo crees?

― Si, era una buena fragancia.

El albino lo miro, sus feromonas salieron ligeramente y el azabache lo volteo a ver – oye... - le llamo sonriente

― Solo es para dar gracias – dijo el albino sonriente

― Entonces... - el azabache dejo salir sus feromonas también – eso es por cuidar de nuestra hija arduamente

Atsushi se sentía con ganas de llorar, limpio sus ojos – no sé cómo o porque quiero llorar de nuevo

― ¿la paz?

― Quizá – dijo el albino divertido

― Se siente bien...

― Si – el albino sonrió – en verdad muy bien

Dark destinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora