Dark destiny

Vigésima tercera parte

Era media noche, ambos estaban a espaldas y ninguno podía dormir, ¿Por qué? quien sabe, no lo sé, mejor pregúntenme antes de que me retire.

Atsushi movió sus piernas intentando dormir, sin poder evitarlo toco con sus pies los pies del azabache, se sentía frio y se giró para verlo – Akutagawa – susurro - ¿estas despierto?

― Mmh. – respondió el azabache

― Estas muy frio... ¿quieres calcetines?

― Suelo ser así, duerme

― Mmm... - Atsushi miraba la nuca del azabache, estaba tan inerte que siguió tocando los pies del azabache - ¿seguro? – pregunto

― Seguro

Los pies de Atsushi tomaban los pies del mafioso, escalaba sus pantorrillas y volvía a bajar – déjame calentarlos – menciono el albino. Akutagawa mordía sus labios, los pies de Atsushi eran cálidos y no lo dejaba en paz. El albino comenzó a sentir los pies cálidos y sonrió – Akutagawa, creo que lo logre

― E-eso siento

― Akutagawa

― ¿mmm?

― Están cálidos

Akutagawa respiro profundo, se giró y se sorprendió de ver al albino de frente, Atsushi sonrió al verlo – están cálidos

― Gracias...

― ¿debería hacerte unos calcetines? – se preguntó el albino – aunque no sé tejer, podría ser bueno para ti, tus manos suelen ser frías también – le miro - ¿estarías bien con guantes?

― Suelo tener el cuerpo frio

― ¿en serio?

― Mmm

Bien dice el dicho que el gato murió por curiosidad. Paso sus manos por encima de la almohada y toco el rostro del azabache sorprendiéndolo – uuh... si estas frio

― Te... - arreglo su garganta – te lo dije, mi cuerpo es frio

― ¿todo?

― Si

― No lo recuerdo así

― ¿no?

― Bueno... - Atsushi busco las manos del mafioso y las tomo – recuerdo muy bien... tus frías manos

Akutagawa se había sonrojado – Jinko, quédate quieto – pidió, el albino lo soltó

― Pe-perdón – menciono nervioso – no puedo dormir...

― Eso puedo notar – le miro mejor - ¿quieres algo de té?

― ¿té? No suelo beber té en la noche

― Podría relajarte

― No, no. Estoy bien – menciono acomodándose en la almohada que los separaba – de hecho... ese olor tuyo me relaja bastante, dudo que si no lo haces tú el té lo logre

― ¿eso crees?

― Sip

― ¿quieres venir aquí para oler mejor?

― ¿puedo?

― Bueno... - le miro – ya estas encima de la almohada

― Pe-perdón – menciono aunque igual salto la almohada y se acurruco – aaah~ lo olí cuando me sacaste de la tina... - menciono sonriendo