Capítulo 2

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Regresé a la oficina para dejar todo lo que había estado haciendo y lo puse sobre el escritorio de la oficina de mi nuevo jefe, después me fui a casa a descansar, era jueves y pasaría la tarde mirando películas y comiendo palomitas hasta quedarme dormida.

Y eso hice hasta que me quedé dormida con un tazón de palomitas en la cama. Al día siguiente hice lo mismo, me levanté y me bañé, pero ésta vez me puse un vestido ajustado en color verde militar hasta debajo de la rodilla... quería dar una buena impresión a mi nuevo jefe empezando por llegar temprano a la oficina, así que salí media hora antes de lo acostumbrado.

Cuando entré al elevador de mi edificio me llegó un correo. ¡No podía creerlo al ver el remitente!, era de mi nuevo jefe.

De... Manuel Monroy.

- Señorita Navarro, cambio de planes, desde hoy empezaré y tomaré mi lugar como su nuevo jefe, afuera de su edificio la estará esperando un auto negro, suba y si no está despierta, despierte y arréglese, tiene dos minutos para bajar.

¿A caso ese hombre no dormía?, lo bueno que pensé en levantarme temprano y llegar antes a la oficina, se suponía que empezaría hasta el lunes.

Cuándo salí de mi edificio miré un auto negro parado en la acera de enfrente, era el único que estaba ahí, así que después de pensarlo mucho abrí la puerta trasera y subí... estaba todo oscuro, sólo esperaba no ser secuestrada - pensé.

- ¡Buenos días señorita Navarro! - escuché la voz ronca de alguien a un lado de mí... Me llevé una mano al pecho por el susto que me acababa de dar quien fuera la persona que me había hablado tan cerca.

- ¡Buu... buenos días! - dije tartamudeando - volteé a mi lado pero no veía nada, todo estaba oscuro, pero sabía que había alguien sentado a mi lado, no sabía si era mi juevo jefe, pero por Dios olía a un perfume tan delicioso.

- Al parecer empezamos bien... es puntual - dijo prendiendo la luz interna.

Juro que casi me da un orgasmo de sólo ver a ese hombre de ojos verdosos y físico impresionante que me robó hasta el suspiro... ése hombre era guapísimo, de hombros anchos y mirada penetrante, se notaba que se la pasaba ejercitándose.

- Espero así sea de eficiente en todo lo que le pida... - Me lo dijo sin dejar de mirarme.

- Yo siempre hago bien mi trabajo señor, nunca he escuchado queja alguna de mí.

- Éso lo tendré que comprobar por mí mismo... y lo primero que quiero es que lo que pase en este auto no se diga ni se comente a nadie ¿entendido?.

Volteé a verlo confundida y tragué saliva antes de hablar, ¿acaso ése hombre me estaba proponiendo algo más que ser su asistente personal? porque si eso era, yo encantada... Aunque primero tendría que perder mi virginidad con alguien más, para que no pensara que era una mojigata.

- ¿Lo que pase en éste auto?... no entiendo... ¿puede ser más claro señor?.

- ¿Segura que quieres que sea más claro??.

- ¡SÍ...!

- ¿Segura?... Porque tendrás que firmar tu nuevo contrato si quieres que sea más claro.

¿Para qué quería que firmara otro contrato? Si yo ya había firmado uno, o tal vez hablaba de que todos los trabajadores teníamos que firmar un nuevo contrato

- Si se lo explico más claro no habrá vuelta para atrás señorita Navarro.

Miré que presionó un botón y le dijo al chófer que empezara a moverse.

Contrato de sexo con mi jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora