Capítulo 16

572 22 1
                                    

Estaba destrozada y no podía dejar de llorar... le pedí al chofer del taxi que me llevara al departamento de Pedro, mi amigo... no quería ir a mi departamento..

- ¡Fernanda! - dijo Pedro apenas me miró en la puerta... - ¿qué tienes bonita?

Yo sólo lo abracé y me quedé llorando entre sus brazos, sentía que me ahogaba, no podía ni hablar.

- ¡No me preguntes nada por favor! - dije aún entre sus brazos - sólo abrazame.

Pedro me abrazó como se lo pedí hasta que pude controlarme... me fui directo a su cocina y empecé a buscar vino o cerveza... no importaba que fuera, lo único que quería era beber algo fuerte.

- ¿Qué tienes Fernanda? Sabes que puedes decirme que te pasa - me dijo Pedro quitándome una botella de tequila.

- ¡No me pasa nada, sólo quiero beber...! - le arrebaté la botella de tequila, me fui a su habitación y empecé a beber directo de la botella.. - sabes que Dios me ha castigado por haberle roto el corazón a Octavio... y me lo merezco... merezco que a mí también me rompieran el corazón... ahora entiendo y sé lo que sintió Octavio cuando salí huyendo dejándolo en el altar para no casarme con él.

Pedro se sentó a mi lado sin entender nada de lo que me estaba pasando... porque ni él, ni mis otros amigos sabían nada de lo que yo tenía con mi jefe... nunca les dije, porque ése maldito me hizo firmar ése maldito contrato.

- Si me dices que te pasa... yo quizás sepa cómo ayudarte - me abrazó y yo seguí llorando como una tonta por el amor de mi jefe.

- ¡No sabía que amar doliera tanto! - dije sin dejar de llorar - ¡soy una estúpida...!

- Dime, ¿quién te hizo tanto daño para que estés así? - volvió a preguntar mi amigo.

- No importa... ya no importa nada... - me limpié las lágrimas - ¿puedo quedarme aquí?... no quiero ir a mi departamento...

- Sabes que aquí te puedes quedar... - me acosté en la cama y seguí llorando... Pedro sólo me abrazó y dejó de hacerme preguntas... lloré hasta quedarme dormida.

Al día siguiente... por más que me preguntó Pedro no le dije nada... sólo le pedí que no le contara nada a nuestros amigos... no quería que se preocuparan por mí.

El día lunes ya no quería ir a mi trabajo... no quería ver a Manuel, pero tuve que ser fuerte y levantarme de la cama... me vestí y fui a esa oficina dónde sabía que iba a ver a ese hombre, que durante seis meses me ocultó que era casado.

Cuando llegué a ese enorme edificio ya casi eran las ocho de la mañana.

- ¡Buenos dias Roberto! - saludé al Guardia de seguridad.

- ¡Buenos días señorita Fernanda!... al parecer se te pegaron las sábanas... tu jefe llegó desde las siete... mucho antes de lo acostumbrado.

- Había mucho tráfico Roberto - le sonreí... - sólo espero no me despida por llegar tarde..

Entré al elevador y subí hasta el piso donde estaba mi oficina... me quedé parada mirando hacia la puerta de la oficina de mi jefe... sabía que él estaba ahí y sentí un enorme nudo en la garganta.

- ¡No voy a llorar... no seré débil y no seguiré siendo amante de ése hombre! - me dije a mí misma.

Abrí la puerta de mi oficina y entré cerrando la puerta detrás de mí, ni siquiera encendí la luz y me dirigí hasta mi escritorio... puse mi bolso sobre la silla y me quedé parada mirando hacia afuera por ese enorme ventanal.

- ¡Pensé que no vendrías! - dijo mi jefe quien encendió la luz - yo di un brinquito porque ni siquiera lo escuché entrar y eso fue porque él estaba ahí en mi oficina, esperándome.

- ¡Señor me espantó...! - me puse una mano en el pecho... - ¡si sigue entrando a mi oficina sin hacer ruido un día me va a provocar un infarto!...

Él empezó a caminar y cuando casi estaba frente a mí rodeé el escritorio para alejarme de él.

- Estaba aquí en tu oficina esperándote Fernanda... tenemos que hablar...

- Yo no tengo nada que hablar con usted señor, a menos que sean cosas de trabajo... y por favor salga de mi oficina porque tengo muchos pendientes.

- No me iré sin que me escuches..

Ésas malditas ganas de llorar no se hicieron esperar y mis lágrimas bajaron por mis mejillas.

- ¿Y de qué quiere hablar conmigo señor?... ¿De que es casado desde hace ocho años y no sólo eso, ahora va a ser papá?... porque eso ya lo sé y no precisamente por usted - me sequé las lágrimas con una de mis manos.

- ¡Mi amor deja explicarte!...

- ¡No vuelva a decirme mi amor y no quiero escucharlo, es un mentiroso y yo soy una estúpida por creer que de verdad estaba enamorado de mí!...

- ¡Es que no te he mentido en lo que siento por ti Fernanda!.... Yo te amo... - se acercó hasta mí y me abrazó fuerte - ¡de verdad te amo y sé que debí haberte dicho que era casado... pero no supe como hacerlo!...

- ¿No supo cómo hacerlo señor?... yo fui muy sincera con usted y usted no fue capaz de decirme que era casado, que tenía una esposa, en éstos seis meses no fue capaz de decirme que no me enamorara de usted porque nunca iba a dejar de ser su amante... ¿pero sabe que? ¡Ésta estúpida no será más su amante, ya no seré esa tonta que hace todo lo que usted le pide... y por favor salga de mi oficina!...

- ¡Por favor, mi amor!.. - me miró con sus ojos llenos de lágrimas - ¡no quiero perderte!... ¿qué no entiendes que tú eres la mujer que amo?...

Le dí una bofetada con todas mis fuerzas - ¡no siga mintiendo!, ¿qué no se da cuenta que su esposa está embarazada y ése hijo que espera es de usted?.... ¿o me va a decir que la dejará para estar conmigo?... - se quedó callado... - ¿ya ve?... Aquí yo soy la que sobra señor y por favor salga de mi oficina - me di la vuelta para darle la espalda.

- Yo te amo a ti Fernanda, me enamoré como un loco de ti, pero no puedo abandonar a un hijo mío... espero algún día me perdones.

Después de decirme esas palabras se escuchó que cerró la puerta... había salido de mi oficina... me dejé caer de rodillas y comencé a llorar... quería sacar todo ese dolor que traía dentro...

Contrato de sexo con mi jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora