Capítulo 18

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Cuando toqué tierra mexicana ya eran las 2 de la mañana, bajé del avión con mis maletas y me senté en la sala de espera... nadie me fue a esperar porque no le avisé ni a mis padres de que regresaba..

Después de varios minutos salí y caminé hasta el sitio de taxis del aeropuerto... un hombre de unos 30 años me ayudó con mi equipaje.

- ¿A dónde la voy a llevar señorita? - me preguntó cuando ya estaba sentada en el asiento trasero de su taxi.

- A Tequila... Tequila Jalisco... - me volteó a ver

- ¡Yo también soy de Tequila Jalisco...! - se quitó su gorra... - ¿Fernanda?... ¿Fernanda Navarro, eres tú? - Yo me sorprendí.. - ¿no te acuerdas de mí?... soy Mauricio Rodríguez.

- ¡Sólo ésto me faltaba!... - pensé, porque ése tal Mauricio era primo de Octavio.

- ¡Pero qué sorpresa volver a verte!.

- ¡Hola!, a mí también me da gusto verte, nunca pensé encontrarme a alguien conocido en el aeropuerto.

- Es que le di el día libre a uno de mis trabajadores y yo tuve que poner en servicio este taxi.. - Mauricio era hijo del dueño del sitio de taxis más grande de Tequila Jalisco y precisamente me tuve que haber subido al que él estaba manejando.

- ¡Entonces me tocó suerte! - dije... pero cual suerte, sabía que Mauricio correría a decirle a Octavio que volví.

- A mí también, porque éste es el último viaje que doy por esta noche... hace algunos días también lleve a Pedro, Darío y Adrián... ellos siempre me llaman para que los recoja cuando vienen al pueblo... Karla y Yazmin se fueron en otro taxi ...

Todo el camino me fue contando de todo lo que había pasado durante estos casi seis años que viví fuera del pueblo... lo bueno que no me habló de su primo Octavio.

- ¡Gracias por traerme! -  le dije cuando bajé del taxi... él bajó mi equipaje.

- Espero hasta que entres a tu casa Fernanda.

Toqué el enorme portón que tenía la casa de mis padres.

- ¡Voy... voy... Santo Dios pero quien toca a éstas horas...! - escuché decir a mi padre.

Cuando se abrió la puerta miré a mi padre con su pijama puesta, aún estaba como lo recordaba, sólo que con unas cuantas canas de más.

- ¡Hija!... - dijo cuando me miró... - ¡por Dios si eres tú hija!... ¿porqué no avisaste que vendrías para ir a esperarte? - Me abrazó fuerte.

- ¡Quería darles una sorpresa padre!, aparte mi madre me amenazó que si no venía mi abuela no iría a su boda.. - mi padre se rió - ¡Muchas gracias Mauricio! - Mauricio subió a su taxi.

- ¡Bienvenida Fernanda!, espero verte mañana en el baile de la boda de tus abuelos - Dijo antes de irse.

Entré con mi padre a la casa, quien me ayudó con mis maletas... cuando entramos a esa sala donde había dejado tantos recuerdos empezó a llamar a mi madre y a mi hermano quien ya estaba casado.

- ¡Carmen... Gabriel... despierten miren quien llegó! - gritó mi padre.

Gabriel fue el primero quien bajó - ¡pero qué sorpresa! - me dijo mi hermano quien me dio un abrazó... también bajó Carolina, su esposa.

- ¡Bienvenida a casa cuñada! - dijo Carolina.

- ¡Y veo que pronto seré tía! - Carolina estaba embarazada.

- Así es, en tres meses más.

- ¿Qué es todo ese escándalo... son casi las cuatro de la mañana? - dijo mi madre cuando iba bajando las escaleras... se quedó en medio de ellas cuando me miró.

- ¡Hola mamá! - dije con lágrima en mis ojos - ya volví.

- Hijita... díganme que no estoy soñando - bajó las escaleras y me abrazó.

- Estoy aquí mamá.... - mi mamá empezó a llorar al igual que yo.

- ¡No sabes lo feliz que estoy... pensé que no te volvería a ver Fernanda... espero que hayas vuelto para quedarte!.

- Sí madre... bueno espero pasar una larga temporada aquí...

Mi familia estaba feliz de verme al igual que yo... mi madre me dijo que la misa de la boda de oro de mis abuelos sería a las doce del día... que durmiera un poco.

Mi hermano y mi padre subieron mi equipaje a mi habitación..... ésa habitación estaba igual a como yo la había dejado hace casi seis años... incluso todavía en el tocador tenía todas esas fotos mías y de mis amigos, también fotos donde estaba con Octavio... ¡en ése lugar tenía tantos recuerdo felices..!

- ¡Y pensar que te hice tanto daño Octavio! - dije al ver una foto donde estaba con él cuando estábamos en el río - ahora sé que es que te rompa el corazón la persona que amas... ojalá algún día encuentres a alguien que te ame y valore la persona que eres.

Me acosté y mis lágrimas mojaban las almohadas, había dejado en el altar a un buen hombre y de castigo me enamoré de uno que quizás nunca me quiso...

- ¡Hija despierta! - dijo mi madre.

- Mamá, acabó de llegar déjame dormir - me tapé con la sábana.

- Sólo quiero avisarte que nos iremos a casa de tus abuelos para irnos a misa, aquí te dejo las llaves del auto de tu hermano para que te vayas a misa porque tu abuela ya sabe que estas aquí y quiere verte ahí.

- ¡Está bien, déjalas sobre el buró...!

- ¡Pero vas Fernanda!...

- Sí mamá...

Mi madre salió de mi habitación y yo quisiera o no tuve que levantarme para ir a esa dichosa misa... me di una ducha rápida... después empecé a sacar ropa de mis maletas, la mayoría eran vestidos y faldas porque eso era lo que usaba en mi trabajo, también tenía uno que otro pantalón, pero elegí un hermoso vestido de encaje en color perla casi blanco.

Cuando estuve lista tomé las llaves del auto de mi hermano y me fui a la Iglesia del pueblo donde se celebraría la boda de mis abuelos..

El pueblo estaba igual a como lo recordaba, con sus calles empedradas y ese kiosco en medio de la plaza... Cuando llegué a la Iglesia ya estaban todos mis tíos, tías, primos, primas y algunas personas del pueblo.

Cuando bajé del auto todas las miradas estaban en mí y no dudaba de qué estaban hablando - *ahí está la que dejó en el altar a Octavio Cornejo Rodríguez* - quizás eso era lo que estaban diciendo cuando me miraron.

- ¡Hijita! - me dijo mi abuela quien vestía un hermoso vestido blanco.

- ¡Abuela! - la abracé fuerte.

- Sabía que ibas a venir... toda mi familia está presente en el día más importante de mi vida - dijo mi abuelo quien también me abrazó.

- ¡No me podía perder la boda de oro de mis abuelos!

Volteo a ver a la familia a quienes saludo con gusto al igual que ellos a mí, a la que no le daba gusto verme era a mi prima María... y era porque al parecer ella salía con Octavio o eso fue lo que Pedro me contó....

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