Capítulo 10

740 19 0
                                    

Cuando desperté la cabeza me dolía, tenía una resaca horrible y mis ojos a duras penas los podía abrir... una mano de Pedro la tenía en mi cintura, él estaba dormidote todavía a mi lado... quité su mano y lo aventé para que despertara, pero fue inútil, ése hombre parecía una roca.

Me levanté de la cama, me tuve que agarrar de la mesita de noche para no caerme... ¡por Dios todavía estaba borracha!.

Caminé hasta el baño y me lavé la cara con agua fría para despertar, agarré el frasquito de pastillas para el dolor de cabeza que Pedro tenía sobre el tocador del baño y me metí una en la boca.

Regresé a la habitación y Pedro ya estaba despierto sentado en la orilla de la cama agarrando su cabeza.. - ¿Qué hora es? - me preguntó... tomé mi celular, ya casi eran las tres de la tarde.

- Faltan 15 minutos para las tres... ¡no puedo creer que nos la pasamos dormidos más de medio día! - le dije dejándome caer en la cama boca abajo.... - te toca hacer algo para comer - le dije, el volteó a verme y me aventó una almohada.

- ¡Yo siempre lo hago... !, por primera vez deberías hacerlo tú...

- Tú eres el único que sabe cocinar de los seis... así que levanta tu trasero y ve a preparar algo para comer porque te aseguro que aquellos no lo harán - me refería a nuestros amigos que de seguro seguían durmiendo.

Pedro de mala gana se levantó y salió de la habitación... Yo me quedé ahí tirada de panza en la cama, como a los 20 minutos el olor a comida me hizo levantarme de la cama y salir de la habitación.

Llegué hasta la cocina donde mi guapo amigo nos estaba preparando de comer, ya tenía café el cual no dude en tomar y eso que yo no tomaba café pero la borrachera de anoche me había dejado una cruda horrible.

El olor a comida también hizo que nuestros amigos salieran de las habitaciones y se sentaran en la mesa... Cuando nuestro amigo terminó de cocinar todos nos pusimos a comer.... después cada quien se fue a su departamento, sólo yo me quedé ahí todo lo que restaba del dia.

Cuando llegué a mi departamento aventé mi bolso en el sofa y me fui directo al baño para ducharme, después me acosté en la cama a ver un rato la televisión mientras me ganaba el sueño.

Cuando quise ver la hora en mi celular me di cuenta que estaba descargando y lo puse a cargar... para después acomodarme para dormir...

La maldita alarma sonó anunciando que ya eran las cinco de la mañana y quisiera o no me levanté para arreglarme e irme a trabajar y a verle la cara a mi estúpido jefe que quizás me iba a recibir con mi renuncia en mano para que se la firmara.

Me preparé algo de desayunar y salí de mi departamento para irme al trabajo... Llegué a la oficina media hora antes, me dejé caer en mi silla recargando mi cabeza hacia atrás, siempre que bebía la cruda me duraba como tres días.

- ¡Hasta que aparece señorita Navarro! - dijo mi odioso jefe aventando la puerta de mi oficina con tal fuerza, que me hizo brincar... - ¡la estuve llamando más de 20 veces y no se tomó la molestia de contestar su maldito celular!.

Yo sólo me quedé mirándolo, al ver que no le respondía se acercó hasta mi escritorio y puso sus dos manos para recargarse.

- Si no cree poder con este trabajo puede firmar ahora mismo su renuncia.

A mí me dio risa y me puse de pie, tomé mi bolsa y caminé hasta la puerta.

- Usted dice que no puedo hacer bien mi trabajo sólo porque no quiero seguir siendo su amante, por eso quiere que le firme mi renuncia, está bien se la voy a firmar.... Cuando la tenga lista me llama para firmarla - salí de ésa oficina.

- Fernanda - escuché decirme, pero no le hice caso - Le estoy hablando - me dijo agarrándome del brazo.

- ¡Suélteme!.

- ¡No la voy a soltar....! - me llevó casi arrastrado hasta su oficina y cuando ya estaba dentro me aventó tan fuerte que casi me voy de hocico... cerró la puerta con fuerza y le puso el seguro.

- ¿Qué cree que está haciendo?... ¡usted no tiene ningún derecho a tratarme así!.

- ¡Claro que tengo derecho, eres mi mujer! - se me lanzó y me agarró con fuerza de la cintura - y no te vas librar tan fácilmente de mí.

- ¡Suélteme! - le decía, pero él no me escuchaba, me llevó hasta el sillón que había ahí y me aventó en el... intenté levantarme pero no pude porque se me subió encima, yo sólo le daba manotazos hasta que me agarró las manos.

- ¿Dime que no te gustó todo lo que te hice... dime que no te mueres de ganas por sentirme dentro de ti? - yo sólo lo miraba... me besó con tanta desesperación que esas malditas ganas de sentirlo hicieron que dejara de manotearlo.

Cuando miró que ya no me estaba resistiendo me soltó las manos y yo le correspondí sus besos... terminé teniendo sexo otra vez con él...

- ¿Dónde está mi renuncia para firmarla? - dije cuando me estaba poniendo mi pantalón.

- ¡Tú no vas a firmar ninguna renuncia y no vuelvas a mandarme al diablo porque tú te irás junto conmigo!

Me empecé a reír, él se estaba abotonando su camisa sin dejar de verme.

- ¿Dónde pasaste la noche del sábado?... fui a buscarte a tu departamento y no estabas, te esperé toda la noche y nunca llegaste - me abrazó de la cintura por la espalda.

- Me quedé en el departamento de mi amigo Pedro - le respondí.

Me soltó de mi cintura y miré cómo tensó su mandíbula, se me quedó mirando muy serio.

- ¿Pasaste la noche con tu amigo en su departamento?.... ¿en su cama? - preguntó muy serio sin dejar de verme... Yo me senté en el sofá para ponerme mis zapatillas.

- Si... en su departamento y en su cama... ¿porqué? ¿acaso hay un problema que me haya quedado con él?... y quite ésa cara porque sólo compartimos la cama para dormir... mi amigo es sólo eso... mi amigo... nos conocemos desde niños y él nunca me falta al respeto, digamos que somos casi hermanos - Mi guapo jefe se recargó en su escritorio cruzado de manos... - ¿porqué se molesta y se pone en el plan de: "eres mi mujer y nadie toca lo que es mío"? Cualquiera pensaría que está celoso y no olvide que yo sólo soy su amante.

Se empezó a reír.

- Yo no estoy celoso señorita Navarro... y tengo muy claro que usted es mi amante... pero no me gusta ver que otro cabrón toque lo que yo me estoy comiendo... no pienso compartirla así que evitemos una discusión como la que tuvimos en el estacionamiento del restaurante.... ahora se puede ir a su oficina para ponerse a trabajar... porque tenemos una reunión con un cliente a las tres de la tarde.

Me acerqué a él para tomar mi bolso que estaba en su escritorio... pero al darme la vuelta sentí como me dio una nalgada... volteé a verlo y él sólo formó una pequeña sonrisa en sus labios.

Salí de su oficina y regrese a la mía, me puse a trabajar, sin querer se me escapaba una risa al recordar la discusión que había tenido con mi jefe y cómo al final de cuentas terminé otra vez cayendo en sus malditos encantos.... pero ¿qué mujer se puede resistir a un hombre como él? Es guapo, alto, de buen cuerpo, ojos verdes y hace tocar el cielo de placer.

Contrato de sexo con mi jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora