Capítulo 28

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Regresé con Pedro al departamento... Octavio se pasó todo el día de un lado a otro y llegó tarde...

- ¡Ya regresé! - dijo Octavio dándome un beso y uno a nuestra hija.. - ¡Hola!¿cómo les fue? - saludó a Pedro.

- ¡Bien, pero tu retoño es muy inquieta... no la entretuve ni con una rebanada de pastel! - dijo Pedro.

Octavio empezó a reír mientras Mapher jugaba en la sala del departamento...

- ¿Y tú amor, si terminaste el informe que te pedí?

- ¡Si, ya lo tengo listo...!

- ¡Qué bueno, quería pedirte otro favor...! Mañana necesito que te presentes en la reunión con los Monroy en su Banco.

Casi me ahoga con la comida.

- ¿Y yo porqué...?

- ¡Por que eres mi esposa y tú sabes todos los movimientos de la tequilera! y porque yo tengo una reunión con alguno productores de Tequila... ya le avisé a la asistente de Manuel Monroy que no podré asistir, pero que en mi lugar iría mi asistente, ósea tú... ¡Desde hoy no sólo eres mi esposa y mi mano derecha... también eres mi asistente personal!.

Por más que me negué Octavio terminó convenciéndome... sabía que en esa reunión miraría a Manuel y a su padre el señor Juan Carlos.

- De ahora en adelante tú también asistirás a las reuniones conmigo mi amor, tú eres mi esposa y la que administra la tequilera.

- ¡Pero tú siempre te has hecho cargo de eso amor! - le dije... - aparte yo no quiero dejar mucho tiempo a nuestra hija.

Octavio se dio la vuelta y me abrazó.

- ¡Pero será de gran ayuda si me acompañas...! Mi madre puede cuidar a Mapher cuando no podamos traerla con nosotros y tu mamá también.

Sólo sonreí y lo besé...

- ¡Está bien, seremos un equipo!

- ¡Te amo... te amo... te amo! - me decía Octavio mientras me besaba..

- ¡Yo también te amo...! - me subió sobre él y comencé a besarlo... mientras hacíamos el amor no dejaba de verlo a los ojos, sabía que lo amaba... pensé que al ver a Manuel mis sentimientos cambiarían, pero no fue así... Manuel sólo era una parte de mi vida... alguien que me había dado una dura experiencia.

Al día siguiente me vistí para presentarme en la reunión representando a mi esposo... cuando llegué a aquél edificio me quedé parada en la entrada... Miré a aquél vigilante que todos los días me saludaba cuando trabajaba ahí.

- ¡Buenos días Roberto! - le dije acercándome... aquél hombre me miró de pies a cabeza.

- ¡ Señorita Fernanda...! - le di un abrazo... - ¡no me diga que va a volver a trabajar aquí!.

- No, Roberto sólo vengo a una reunión... represento a uno de los socios...

- ¡Ojalá volviera señorita Fernanda! Desde que se fue todo cambió por aquí.

- ¡No puedo volver... pero si me dio mucho gusto volver a verte... perdón por no seguir platicando pero ya es tarde para la reunión... nos vemos después!

Me despidí y entré al edificio... ni siquiera me acerqué a la recepción porque ya sabía dónde era la oficina del dueño..

Subí al elevador, sacudía mis manos para no ponerme nerviosa... a pesar de saber que amaba a mi esposo no podía evitar ponerme nerviosa al saber que estaría en una larga reunión con aquél hombre que un día fue mi jefe, con el que había perdido mi virginidad y mi dignidad al aceptar ser su amante, además que terminé enamorada de él, quien me enseñó a tocar el cielo de placer cada que teníamos sexo... y al que le había creído que estaba enamorado de mí aquella noche que me hizo por primera vez el amor en un hotel en París.

Se abrieron las puertas del elevador cuando llegué hasta el piso donde trabajé por más de cinco años... Me quedé mirando ése pasillo y miré a una señorita sentada en un escritorio...

Al parecer era la secretaria de Tania, la nueva asistente de su ex jefe... Yo nunca tuve una secretaria quien me ayudara.

- ¡Hola buenos días... soy la asistente del señor Octavio Cornejo Rodríguez! - le dije a la secretaria que estaba en ése escritorio.

- ¡Mucho gusto señorita...!

- Fernanda Navarro - contesté.

- ¡Señorita Navarro....ya la están esperando! ¿Puede acompañarme?, la llevaré a la sala de juntas... la asistente del señor Monroy... la debería de recibir pero ella está en la sala preparando todo para la reunión.

Seguí a esa mujer quien me llevó a una sala de juntas donde tantas veces estuve como asistente del señor Juan Carlos y de Manuel.

- Disculpe señor - dijo la secretaria - aquí está la asistente del señor Cornejo.

- ¡Que pase por favor... !- dijo Manuel.

- Puede pasar señorita Navarro.

- Muchas gracias y soy señora - le dije.

- Señora Navarro... - la secretaria abrió la puerta para que entrara.

Cuando ésa puerta se abrió, al primero que miré al frente de ésa mesa fue a Manuel y a un lado de él al señor Juan Carlos, del otro a Tania la asistente.

Manuel cuando me miró enseguida se puso de pie...

- ¿Usted es la asistente de señor Sandoval? - me preguntó Manuel.

- Así es, señor Monroy.

- Por favor Fernanda, toma asiento - me dijo el señor Juan Carlos... - nunca imaginé que tú eras la asistente personal de Otavio Cornejo.

Me senté frente a Manuel.

- Pues ya ven, soy la asistente de Octavio - contesté.

En esa mesa había más personas a las cuales ya conocía porque seguían siendo los mismo socios de siempre.

- ¡Sólo espero que no termine siendo más que la asistente personal del señor Octavio...! Porque la mayoría terminan siendo más que una asistente y por lo que sabemos ése hombre es casado - dijo un hombre mayor que ahí se encontraba

Sólo sonreí.

- Ya no puedo ser más que una asistente de Octavio señor Claudio... y sí, sé que Octavio es casado. ¡Yo soy su esposa....!

Manuel abrió los ojos muy grandes cuando dije que era la esposa de Octavio Cornejo Rodríguez.

- ¿Usted es la esposa de Octavio Cornejo Rodríguez? - preguntó el señor Juan Carlos.

- ¡Así es señor... yo soy su esposa... su mano derecha y su asistente personal...!

- ¡Qué sorpresa...! Tener una esposa bonita, que aparte sea tu mano derecha y tu asistente personal... si que su esposo tiene suerte. - dijo Manuel sin dejar de verme.

Sonreí... la reunión duró más de dos horas y cuando por fin terminó los demás socios se despidieron al igual que el señor Juan Carlos... también me quería ir pero tenía que firmar unos papeles.

- Mi esposo dijo que usted me daría a firmar unos documentos señor Manuel.

Manuel se había quedado solo en ésa sala de juntas con Tania su asistente y conmigo.

-Así es... Tania, por favor lleva los documentos que la señora Navarro tiene que firmar a mi oficina y hazte cargo del inventario de éste mes.

- Sí, señor..

Tania salió de la sala de juntas.

- Acompáñeme a mi oficina señora Navarro. - me dijo Manuel.

- ¿Qué tiene éste lugar señor Manuel...? aquí puedo firmar los documentos.

- ¡Porque los documentos están en mi oficina...! - se acercó a mí.. - además quiero hablar contigo... por favor acompáñame a mi oficina.

Me puse nerviosa y tragué saliva... Manuel abandonó la sala de juntas y se fue a su oficina...

Contrato de sexo con mi jefe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora