Capítulo 30

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Cuando entré al elevador Tania salió de su oficina.

- ¡Fernanda espera! - gritó Tania... detuve el elevador para que las puertas no se cerraran..

- ¡Qué pasa Tania...! - enseguida entró al elevador

- ¿Podemos hablar? - me dijo.

- ¡Claro!.

Salimos juntas del edificio y fuimos a comer cerca de ahí... Me dí cuenta que Tania estaba muy nerviosa.

- ¿Te pasa algo?... - le pregunté.

- ¡No.... bueno sí... es que no sé cómo decirte esto... Si lo hago y él se entera tendré que pagarle un millón de dólares y yo no tengo ése dinero!

Sabía muy bien lo que mi amiga quería decirme.

- ¿Hablas de tu jefe verdad...? Él no te cobrará ese dinero, si te hizo firmar ése contrato fue para que nadie sepa que eres su amante.

Tania se quedó con la boca abierta...

- ¿Tú cómo sabes eso? ...

- Porque yo también firmé ese contrato... sólo que yo me fui porque no quería ser la amante de Manuel toda mi vida... sabes bien que él nunca va a dejar a su esposa y si tú sigues con él siempre serás la amante... eres muy bonita y joven, no mereces ser la amante de nadie... ¡Mírate... hasta cambiaste tu color de cabello y tu forma de vestir porque él te lo pidió!.

- ¡Me dijo que tenía que vestir de ésta manera siempre y ahora sé porqué... quería que me pareciera a ti... ahora me doy cuenta de que tú eres ésa mujer que él ama...! ¿Sabes? Una vez llegó muy borracho a mi departamento y me dijo que él era infeliz porque dejó ir a la mujer de su vida.

-  ¡Yo también lo amé... pero ahora amo a mi esposo!.

Tania se quedó platicando conmigo... Me dijo que ella sólo era amante de Manuel por todo lo que le daba, pero que no tenía porqué aguantarlo así como lo tenía que hacer su esposa, ella sólo estaba con él por los lujos y los detalles... Yo sabía que ése hombre podía ser muy romántico, le gustaba ser detallista... pero también sabía que nunca dejaría su esposa, así como tampoco dejaría de ser un manipulador.

Después de platicar largo y tendido con Tania me fui al restaurante de mi amigo Pedro donde ya estaba mi esposo Octavio.

- ¡Hola amor! - me saludó poniéndose de pie para darme un beso - ¿Cómo te fue en la reunión?.

- ¡Me fue bien!

- ¡Qué bueno... hoy mismo regresamos a México... ya hice todo lo que tenía que hacer aquí!.

- ¿Papi, no vamos a ir a la fiesta?

Octavio alzó a nuestra pequeña.

-  No, mi amor... no podemos, pero te haremos una fiesta en casa... - Oactavio me miró - ya me disculpe con el señor Manuel, le dije que no podriamos ir a la fiesta de su hijo... por eso no te comenté nada,  porque no quería comprometerme sin saber si podría ir.

- No te preocupes... - le dije.

Ésa misma noche regresamos a Tequila, Jalisco.... a realizar los preparativos para los tres años de nuestra pequeña.

- ¿Octavio, podemos hablar? - le dije cuando ya estábamos en la habitación a punto de prepararnos para dormir.

- ¡Sí, mi amor...! - Octavio dejó la laptop sobre el buró y se acomodó para escucharme - ¿De qué quieres hablar?.

Quería que mi esposo supiera que ya conocía a Manuel Monroy.

- ¿Te acuerdas que te dije que mí también me habían roto el corazón?.

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⏰ Última actualización: May 05, 2020 ⏰

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