Capítulo IV: Ella De Nuevo.

7 2 0
                                    

Al día siguiente, Eduardo fue con un traje muy bien arreglado al colegio, todo perfumado, un porte de grandeza, ya que sabía que habrían maestras las cuales podría poder conquistar para una noche de pasión sin costo alguno.

Al llegar al auditorio del colegio se sentó, el Dr. Pereira los fue presendo de uno en uno, cada maestro se paraba y saludaba al resto...

- Ahora, pasaré a presentar al personal encargado de los clubes de colegio. En el club de deportes de balon, el profesor Joel Torres.
- Gracias a todos. Mientras saludaba.
- A hora en el club de tecnología, la ingeniera Ana Lucía Méndez.
- Mucho gusto. Eduardo la vio como la mejor víctima posible para su plan.

Así siguio nombrando a los de los demás clubes eran 12 en total en ese momento tocaba el club de poesía.

- Este año, en el club de poesia, tenemos el retorno del poeta internacional, Eduardo Rodríguez.
- Muchas gracia. Mientas se puso de pie y con los ojos cerrados para no ver a nadie a saludar.
- Y al último pero no menos importante, este año en el club de música tenemos a una señorita que nos mostró el amor por la música a todos con su entrevista, la señorita Salomé...

En ese momento Eduardo no escucho nada más sin previo aviso veía a la mujer que el director presentaba, era la misma que lo abofeteo en el bar, ella desprendía una sonrisa de entusiasmo y alegría, el sentia algo raro en su interior. En un momento volteo a verla y ella conecto su mirada a él, sin temor le sonrio, Eduardo callo sentado y bajo la mira, al volver a verla todos se marchaban. En se momento Ana lo sacó de su nube.

- Nos tocó salones contiguos.
- Claro que si, el no tenia ni idea de cual era el suyo, me llevas y así vemos el tuyo y luego el mio.
- Si, soy Ana por cierto.
- Si lo escuche, yo soy...
- Lo sé el poeta.
- Ese no es mi nombre, dijo con molestia.
- Tranquilo, imagina hacen una no e sobre ti y te dicen así te mataría.
- Vamos.

Su plan funcionó ella lo llevó y cuando llegó ella señalo cual era de cada quien, ella hablaba y hablaba pero en la me te de Eduardo, solo estaba averiguar sobre la mujer que lo abofeteo y el porqué justamente estaba ahí.

Salomé 3: La historia de un amor que no fue. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora