16. No necesito pastillas para dormir...

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/AILANI KEIN/

-Papá...

Su cuerpo temblaba bajo las sabanas y estas provocaban en ella un calor asfixiante, sintió deslizarse varias gotas por su cuello, ansiaba abrir sus ojos, despejar aquellas imágenes que daban vueltas dentro de su mente, sabía lo que significaban y pues no quería admitirlo, porque hacerlo sería decirle adiós definitivamente.

Él no miraba hacia atrás, no había necesidad, durante el tiempo en que estuvo vivo pudo lograr hacer y ser feliz a esas dos personas que eran todo para él, por está razón no dudo en tomar la blanca mano de su esposa, quien lo esperaba sonriente, siempre lo había esperado...

Despertó estrepitosamente al escuchar el sonido del teléfono, su corazón se detuvo por un instante, aún seguía temblando, se incorporó un poco sobre la cama y atrajo sus rodillas hasta su pecho, aferrándose a ellas en un intento desesperado de arrancar las ideas que se infiltraban del porque de esa llamada.

/KEITHAN LOWER/

Keithan escuchaba cada palabra con atención, lamentándose aquella perdida que habían sufrido, no pudo evitar que unas lagrimas surcaran por sus mejillas, lo apreciaba mucho y le tenía una gran admiración, luchó por sus hijos sin límites y les entrego todo su tiempo y amor, porque ellos eran todo para él.

-Lo siento- finalizó la llamada con voz ronca. Permaneció por un momento sentado a orillas de la cama, debía decírselo, pero no sabía como, no es nada fácil comunicar algo así a la persona que amas, cómo evitar su sufrimiento, no, no se puede evitar, pero el la acompañaría en cada momento tomándole de la mano, no solo era su deber era lo que deseaba hacer.

Respiró varias veces antes de ponerse de pie y caminar hacia la puerta, al abrirla frente a el estaba el cuerpo tembloroso de su esposa, respiraba como si este acto le fuera desconocido, lo miró a los ojos exclamando que no era cierto lo que ya había deducido en su cuarto. Keithan reaccionó al ver como caía el cuerpo de su esposa al suelo, pero logro evitar que chocara contra el al sujetarla en sus brazos, haciendo que perdiera el equilibrio, él se apoyo en el umbral de la puerta y aún con ella en brazos se sentó en el frío suelo, meciéndose suavemente para intentar calmar a Ailani, que aún en susurros pedía que no fuera cierto.

-Lo siento-volvió a decir con un hilo de voz. -lo siento-

Entonces Ailani detuvo sus suplicas y despego su rostro del pecho de su esposo elevando un poco la mirada hacia él, Keithan no pudo descifrar aquella mirada, sorprendentemente sus ojos azules estaban secos, no había amenaza de llanto y eso lo asustó, ella no podría aguantar tanto tiempo. Él la abrazó con más fuerza dándole entender que le ofrecía todo su apoyo, pero ella lo rechazó separándose, se levantó y negó varias veces con un frenético movimiento de su cabeza la idea de que había perdido a su padre, sin importarle su rechazó ya de pie Keithan volvió a cubrirla con sus brazos, ella lucho desesperadamente golpeando sin fuerza los brazos de su esposo, tratando de separarse de ellos, luchaba y mientras más lo hacía su poca energía desvanecía, no tuvo más remedio que aferrarse a él como si el piso que esta debajo de sus pies desaparecería en cualquier momento y Keithan no dudo en abrazarla con más ímpetu sin lastimarla escondiendo su rostro melancólico en el cuello de ella, esperando que su esposa soltara el peso y sufrimiento que llevaba dentro de si, sin embargo, ella permaneció en silencio con la mirada perdida.

/AILANI KEIN/

El sol ocultaba su jovial semblante tras un manto de grises nubes y dejaba escapar unas cuantas gotas del dolor que sentía, el cielo le mostraba a la familia Kein que los acompañaba en su dolor no mostrando como siempre el color azul del cielo ni su cálidos rayos, el también estaba triste. Ailani sintió correr por sus pálidas mejillas una gota de lluvia se la aparto cuidadosamente con su mano, la cual estaba cubierta por un guante de color negro. Observó a su alrededor, todos vestían el mismo color negro o gris. Todos los presentes eran sus amigos más cercanos y algunos compañeros de trabajo de su padre quienes lamentaban de corazón su pérdida. Tyler y Lucybell estaban a su lado, ambos con rostros cansados y llorosos, su hermano lloraba apoyado de la cabeza de su esposa mojando la negra cabellera de ella, ella lo abrazaba de lado con su mano izquierda en el pecho de el, Lucy tampoco dejaba de llorar. Sus dos hijos los acompañaba con un llanto silencioso, aún eran muy pequeños como para entender los importunos de la muerte.

Unidos sin Recuerdos (UNIDOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora