22. Recuerdos del pasado

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/AIDEN WOODLER/

-Buen día- saludó el doctor Woodler con una amable sonrisa a una de sus pacientes, una rubia de ojos azules.

-Hola Aiden- ella se acercó a él para abrazarlo y luego sentarse en la silla.
Aquella mañana Ailani tenía cita con su doctor, para otro de los chequeos que debía hacerse, esta vez Keithan no la había podido acompañar, ya que estaba en una junta muy importante con su cuñado y sus futuros socios, el cuál lo ayudaría a sacar de la crisis en que está la compañía.

-Dime ¿cómo te has sentido estos últimos días? ¿Alguna novedad?-preguntaba Aiden de forma cotidiana.

-No, nada, y tampoco he tenido nuevos recuerdos- se lamentó.

-Eso déjaselo al tiempo, comparando las últimas radiografías con las que te acabamos de hacer has progresado notablemente, el mesencéfalo, como puedes ver aquí- decía mientras señalaba con su dedo índice el cerebro medio que se veía en la imagen. -no tiene ningún daño, mejoraste perfectamente.-

El corazón de Ailani dio un vuelco de alegría, ya estaba mejorada completamente, pero una duda la invadió.
-Pero... ¿por qué sigo sin recordar?-preguntó con un hilo de voz.

-Eso ya no está en mis manos, no puedo hacer nada respecto a eso, así como pudiste recordar algunas cosas, con el tiempo terminarás de recordar- Aiden que había estado de pie mientras le mostraba la radiografía, se sentó detrás de su escritorio algo cansado.

-¿Cómo de cuánto tiempo estamos hablando?- los ojos de la rubia comenzaron a cristalizarse.

-Meses...quizás a...

-¿Hay alguna posibilidad de que no recuerde nada más?- quería estar clara con todo aquello, que le dijeran la verdad.
Para Woodler no era nada fácil, a parte de ser su paciente la rubia era ante todo su amiga.

-El canal central ha disminuido su potencia, y eso puede demorar mucho más que tus recuerdos vuelvan- contestó con una mirada seria y dolida.

-¿Podría pasar el resto de mi vida sin recordar lo que me hace falta?- ya su voz se quebrantaba y ligeras gotas se deslizaron desde sus mejillas y murieron en sus labios. Él no hablaba.
-¡Contéstame!- le exigió.

-Es una posibilidad- dijo sin evitar sentir una aflicción en el corazón.
Ailani se levantó temblorosa y sin despedirse salió del lugar, Aiden no la detuvo, sabía a través de su mirada que necesitaba estar sola.

/AILANI KEIN/

Caminó sin rumbo alguno por las aceras de la ciudad, observando a la gente pasar, las manos no le dejaban de temblar y en su pecho podía percibir como el dolor la carcomía por dentro. Tomó asiento en uno de los bancos de la plaza, donde no lo pudo controlar más y dejó que las lágrimas trataran de consolarla. Lloró largamente mientras solo una imagen llegaba a su mente. Lloró sin cesar, aún estando sentada en el taxi siguió llorando. El taxista la miraba con pena desde el retrovisor, pero no decía nada, por más que dijera nada podía hacerla sentir mejor.
Cuando se bajó del taxi vio el auto de Keithan estacionado frente a la casa, con pasos lentos fue hasta la puerta y con miedo giró el picaporte y se adentró a la casa. La imagen que estuvo divagando en su mente la observó materializada en la cocina, vestido con su camisa blanca, con las mangas arremangadas, la corbata aflojada, pantalón negro y sus zapatos del mismo color de punta. Aunque no lo recordara y aunque no lo pudiera recordar, lo amaba con todas sus fuerzas, no sabía si más o menos que antes, quizás nunca lo sabría, pero estaba segura que lo que sentía por el hombre que tenía en frente era mayor que el mismo universo, no le cabía en su corazón, pero luchaba por tenerlo ahí, porque nunca se había sentido tan dichosa.

Unidos sin Recuerdos (UNIDOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora