/AILANI KEIN/
Ailani Lower, cansada de revisar tantos papeles, se encontraba sentada detrás de su escritorio de caoba, su oficina solo era un poco más pequeña que la de su jefe, las paredes eran de un color turquesa, en ellas colgaban premios otorgados por la empresa por su eficiencia en ella y las ventanas daban hacia las calles concurridas. Desvió su mirada aguamarina de los papeles de contabilidad de la empresa que le había llevado Ian Reed hacia un pequeño portarretrato que posaba sobre el. Sonrió a medias al ver a Keithan con aquella sonrisa que muchas veces le cortaba la respiración junto a ella y Jayden, extrañaba esa expresión en aquel hombre, lo extrañaba. Nada justificaba su comportamiento, no entendía, le reclamaba sus deberes conyugales y cuando ella estaba dispuesta a elaborarlas daba la estúpida excusa de "Tengo jaqueca" estaba molesta e irritada, esta vez no sería nada fácil obtener su perdón.
-Con más cuidado o terminarás rompiéndolos- la voz varonil de Ian las sacó de sus cavilaciones y se percató de cómo sus manos estrujaban los papeles. De inmediato los soltó y respiró resignada, Keithan la estaba enloqueciendo y el no se daba cuenta. -Te ves enojada- continuó diciendo mientras tomaba asiento en la silla de frente del escritorio.
-Estoy bien- respondió con una mueca que no aparentaba ser una sonrisa.
El señor Reed le extendió una carpeta más con papeles referente a la empresa, ella suspiró cansada, solo faltaban quince minutos para la hora del almuerzo y se había pasado toda la mañana envuelta de papeles, no le tomó mucho tiempo entender todos esos números, el hombre de cabellera negra era muy eficiente y le explicaba las cosas de manera que entendía todo con mucha facilidad. Lo miró por unos segundos, estaba concentrado también en otra carpeta, decir que era atractivo era poco, era un semi-dios, visualizó la imagen de Keithan la primera vez que lo vio, tenía el cabello un poco desordenado y la barba le daba un aire sexy, sonreía a sus adentros al recordar aquella sonrisa de él que la había cautivado, su amor hacia la mujer que no recordaba ser, su apariencia fría pero calida al tacto, solo Dios es perfecto y si Ian era casi perfecto por ser un semi-dios, Keithan a pesar de sus fallas es el ser más importante en su vida después de su hijo.
Aquella impertinente frase que ya comenzaba a odiar, volvió ocupar espacio en la mente de la rubia haciendo que desviara las buenas ideas que estaba teniendo de su esposo, provocando una vez más irritación hacia él.
-¿Qué me dice?- preguntó Ian.
-¿Decirle qué?- fue la respuesta de Ailani pues no entendía a lo que se refería.
-De que debemos ir a almorzar- dijo mirándola con el ceño fruncido. -y creo que debería tomarse unos minutos más, porque se le ve muy distraída.-
-Que va, nada de eso- decía mientras agitaba la mano quitándole importancia al asunto.
-Entonces nos veremos acá alrededor de las dos de la tarde.-
-De acuerdo- respondió al ponerse de pie, se despidió de ella con una sonrisa encantadora, lo cual hizo que ella sonriera más y después de verlo marcharse se dispuso a tomar sus cosas y dirigirse a casa.
••••
La lluvia que azotaba sin piedad las calles de la ciudad de Paris le impidieron moverse de una caseta telefónica hasta la parada de autobús, sus zapatos negros de tacón bajo se empaparon completamente al igual que la falda negra que le llagaba a las rodillas, la blusa blanca tres cuarta aún estaba un poco seca, porque se cubrió con el saco negro antes de salir. El agua comenzó poco antes de haber salido, vio las nubes grises que amenazaban de lluvia, por esto decidió aumentar el paso, pero a pesar de eso la lluvia dio con ella antes de llegar a la parada, y ahora estaba encerrada en aquella pequeña y sucia caseta, esperando que se detuviera. Fue entonces cuando escuchó las bocinas de un mercede color azul.
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Unidos sin Recuerdos (UNIDOS #2)
RomanceDespués de que el amor de Keithan y Ailani atravesara todos los obstáculos y lograran estar juntos, Ailani despierta en la habitación de un hospital, no recuerda como llegó allá, ni el por que está ahí, justo al frente se encuentra un hombre que dic...