/AILANI KEIN/
El sol acarició sus pálidas mejillas, recordándole que debía despertar para comenzar un nuevo día. Colocó sus descalzos pies dentro de las pantuflas que se encontraban frente a la cama, recogiendo así su pijama para ponérselo. Miró el reloj de la mesita de noche, apenas eran las seis y media de la mañana.
-Keithan...-lo llamó para que despertara, pero este le hacía caso omiso. -despierta o se hará tarde-
Como un niño se revolcó en la cama, e hizo un extraño quejido en la garganta. Cansada, Ailani se acercó a él, tomó entre las manos las sábanas y se las quitó de encima, y luego lo agitó por los hombros.
-No seas infantil- le dijo mientras se alejaba, pero antes Keithan la sujeto por el codo del brazo derecho y la jaló hasta que calló en la cama, y la apretó contra sí, besándola en los labios y las mejillas.-Es que no me dejas levantar, me tienes aquí preso, obligándome a que te bese y te haga el amor- sostuvo por un rato una mirada sorprendida, e intentó zafarse de él.
-Es que te encanta como te hago el amor-dijo ella al momento que se colocaba encima de él. -recuerdo muy bien lo que gritabas anoche- le susurró al oído. -ohhh sí Dios, ohhh, me gusta, ohhh hazlo, siiii....-
Comenzó a reír al mirar el rostro de él, como si no recordara nada lo que había dicho.
-Al parecer el éxtasis que provoque en ti, te hizo olvidar todo- dijo con una pícara sonrisa.
Keithan la volcó, quedando este encima de ella. La miró profundamente por un instante, como si fuera la última vez que la vería, apartó uno de sus largos mechones de su rostro, acarició con el pulgar sus mejillas sonrosadas, y sonrió al comprobar una vez más que aquella mujer era todo en su vida, que sin ella nada tendría sentido, porque la amaba en carne viva, con todo su ser. Sintió como una cálida sensación abrazaba su corazón, entonces sin pensarlo la abrazó fuertemente contra su pecho. Ailani no podía decir nada, un nudo en su garganta se lo impedía sin saber porque, y lo único que pudo hacer fue corresponder a aquel abrazo.-Te...amo...-pronunció la rubia quebradamente, y como resultado unas lágrimas descendieron por sus mejillas hasta desembocar en sus labios.
Era una sensación extraña, no comprendía porque lloraba, y por que no quería salir de la cama y apartarse de él. Keithan tampoco lo deseaba, prefería quedarse así, lo podría hacer por el resto de su vida. Le limpió las lágrimas y besó sus azules ojos, para luego unir sus labios en un beso tierno y lleno de amor.
-Te amo, te amo- dijo el de cabello negro sin apartar los labios de los de ella.«Desde el instante en que te vi,
Mi vida ya no fué la misma...» pensó KeithanNo se percatarón que permanecieron así por unos cuantos minutos, hasta que Ailani se dio cuenta de la hora que era. Antes de levantarse tocaron a la puerta.
-Mami, papi...-llamó el pequeño Jayden con voz soñolienta. -levantense, no puedo hacer el desayuno, ¿qué ahora soy el único adulto en esta casa? Yo levantando a mis padres.-Ambos no pudieron aguartar la risa, Ailani abrió la puerta de la habitación y encontró frente suyo a su hijo en pijama, con toda la fuerza lo levanto entre los brazos y lo acostó en la cama, donde sus padres empezaron a hacerle cosquillas, y este solo se revolcaba entre risas.
-No, cosquillas no- decía en vano.
-Ahora volverás a ser un niño, ven acá-dijo Keithan haciéndole cosquillas en el estómago.
-Por Dios se nos hará tarde, ven Jayden vamos a prepararte para la escuela.-
Padre e hijo se miraron con complicidad, algo tramaban, así que despacio fue bajando de la cama, hasta que los dos al unísono gritaron.-¡Contra mamá!- Ailani salió disparada de la habitación mientras los dos hombres de su vida la perseguían, pero al seguir por el pasillo se dio cuenta que no tenía salida.
![](https://img.wattpad.com/cover/202383737-288-k883435.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Unidos sin Recuerdos (UNIDOS #2)
RomanceDespués de que el amor de Keithan y Ailani atravesara todos los obstáculos y lograran estar juntos, Ailani despierta en la habitación de un hospital, no recuerda como llegó allá, ni el por que está ahí, justo al frente se encuentra un hombre que dic...