Isabela no pudo salir del baño, dejó de escuchar la voz de Braulio llamándola, solo escuchaba murmullos sin poder entender con claridad que decían se quedo en silencio pegada a la puerta del baño con miedo a salir, debía dar las gracias que eran las únicas personas en ese piso, solo existen tres oficinas y solo dos están ocupadas así que el baño de mujeres era exclusivo para ella que no tenia que temer que alguien la encontrara tan sospechosamente escondida.
Los murmullos subieron de tono, escucho un portazo que la asustó, se imaginó a Bruno saliendo de la oficina molesto como llegó, tan diferente a Braulio, después de meditar un minuto entiende que tenía que salir de ahí en algún momento, tomó aire con fuerza, se miró por última vez en el espejo después de lavarse los dientes por tercera vez, al salir notó la puerta un poco abierta, se acercó con cuidado y en silencio. Observó dentro antes de tocar al no ver nada toco ligeramente anunciándose.
— Señor Braulio — dijo tenuemente.
— Se ha ido...
Al no reconocer la voz de Braulio se tensó, antes de poder decir algo Bruno salió de golpe dejándola en shock sin entender que estaba pasando cuando hilo sus pensamientos se dio cuenta que quien azotó la puerta fue Braulio cosa que jamás había ocurrido en todos esos años, él enojado, era algo impensable ya que siempre llegaba con una sonrisa cálida en sus labios pese al estrés de los días más difíciles de la empresa.
Isabela vio entrar a Bruno al elevador e irse sin decir nada antes que las puertas se cerraran él la miro por última vez.
Camino de vuelta a su escritorio miró el reloj que anunciaba casi las siete de la tarde, el día habia terminado, apagó todo antes de salir bajó las escaleras de cada piso pensativa por lo que acababa de pasar. No podía entender que estaba pasando, como todos los días Xiomara la esperaba en la salida para checar tarjeta.
— Bueno sobreviviste a este día, creo que podemos ir a cenar algo — dijo alegre antes de salir.
Isabela no decía nada, Xiomara era la que platicaba sobre muchos temas las conversaciones nunca paraban con ella por eso su silencio era normal. Su celular comenzó a sonar sacándola de sus pensamientos. Dejó de respirar en nombre de Braulio apareció en la pantalla junto con un mensaje.
Una disculpa por no estar hoy en la oficina, por favor mañana pide que alisten la oficina frente a la mía.
Que tengas bonita noche Isabela.
Leyó el mensaje tres veces antes de llegar hasta el restaurante de comida china que visitaban cuando Xiomara tenia antojo de rollos primavera, el mesero que las atendía ya sabia su orden así que solo tenían que sentarse y saludar amablemente.
— Braulio me ha pedido que alisten la oficina vacía del piso — dijo después de un silencio eterno.
— Eso que tiene de raro, algún día tenia que ocuparse — dijo mientras disfrutaba su té helado, amaba el sabor del jazmín.
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Desde aquel momento 🗒🤍
RomanceIsabela vive enamorada de su jefe desde hace cuatro años, un día toma el valor de confesar su amor con la intención de soltar ese sentimiento y por primera vez en años sentirse libre, lo que ella no esperaba es confesarse al hombre equivocado... I...