—Ese hombre es un maldito, se aprovecha que estoy en una cama de hospital para irse — Pablo estaba impaciente, Xiomara lo escuchaba renegar de la noticia que le acaba de dar, realmente ella misma estaba deshecha por lo que su amiga estaba pasando, Isa estaba callada abrazada a ella misma en el sillón de esa habitación, a regañadientes Chía la había obligado a ir con ella al hospital.
—Deberías calmarte Pablo, él se ha ido y en realidad solo me preocupa Isa — dijo Chía con calma mirando a su amiga que no mostraba ponerles atención. Pablo la observó quedándose en silencio, era verdad, él estaba haciendo un berrinche por la actitud de Bruno, pero Isabela era la que tenía el corazón roto.
—Fue mi culpa — habló Isabela después de un rato —Debí escucharlo cuando tuvo la intención de hablar conmigo, me dejé embaucar por ella, caí en su juego, soy una tonta —. Había un hilo de voz doloroso, algo que acongojó al rubio y Chía estaba con la sangre hirviéndole con unas ganas de irle a romper la cara a esa pelos de elote.
—Cariño, esa mujer es el diablo con tacones, tengo que hablar con Bruno, él se alejó de ti creyendo que eso es lo mejor, pero ese hombre es tan necio, tiene miedo que lo que pasó con Tara se repita y créeme que estoy seguro de que jamás volverá a vivir algo así.
—¿Qué quieres decir con eso? — la amiga de Isabela quería saber todo, las medias tintas la tenían harta.
—El día que nos atropellaron recibí una llamada muy importante, no quise decirle nada a Bruno, porque Tara siempre tenía la forma de escaparse, siempre supe que ella tuvo mucho que ver con ese día que perdió el control, y pase tanto tiempo, y tiempo me refiero a años investigando todo lo que pasó ese día, Bruno había mostrado decaimiento muy repentinamente, él siempre ha tomado su medicación, ha sido un hombre tranquilo, su padre tiene mucho que ver con eso, él lo ayudó a crecer con tanta paciencia, era un amor de padre, también lo obligó a ser más fuerte que su enfermedad, cuando conoce a Tara, se deslumbra de aquella mujer, pero siempre supe que era una arpía, estaba tan seguro que la medicación de Bruno fue alterada, y lo hizo, la muy desgraciada lo hizo, compró a tanta gente como pudo para que todo estuviera de su lado. —Pabló decidió decir todo lo que sabía, debía poner en contexto a Isabela, ya que su amigo había tomado una decisión apresurada, pero la que creyó era la mejor.
—Pero eso es un delito, la mujer debe ir a la cárcel — pronuncio Chía.
—Lo drogó por días, por semanas, él dejó de ir al trabajo, no me dejaba verlo, y un día pasó, Bruno perdió el control, fue bárbaro, las heridas que mostraba ella, pero esas heridas no fueron hechas por Bruno, él solo la había empujado, ni siquiera la había tocado como ella dice, ellos tenían una persona que ayudaba en la casa y esa mujer desapareció, se esfumó, pero logré dar con ella y ahora es mi testigo, la demanda se ha levantado. Bruno, mírame Isa... Bruno no le hizo daño a Tara, él salió desorientado de la casa sin saber a donde ir, lo encontraron algunos kilómetros lejos de su casa, caminó por quien sabe cuantas horas, sin recordar nada de lo que pasó, la policía fue abusiva con él, lo atacaron mientras intentaban sacarle la verdad, pero no había una verdad que contar, él no hizo nada.
Isabela escuchaba aquello sin poder dar crédito, esa mujer era peor de lo que pensaban, Bruno era inocente de aquella acusación tenía que buscarlo, verlo, la desesperación la estaba golpeando con agresividad.
—Unos agentes piensan que lo que les pasó a ustedes no fue casualidad — dijo Isabela
—Pienso lo mismo, Tara puede llegar a hacer muchas cosas.
—Necesito buscar a Bruno, pero no se a donde se ha ido — comentó Isa a punto de llorar de nuevo.
—Primero debemos detener a Tara, necesito contactar a esos agentes y unirlo a la demanda que tenemos... es la única forma, ella debe pagar por lo que hizo.
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Desde aquel momento 🗒🤍
RomanceIsabela vive enamorada de su jefe desde hace cuatro años, un día toma el valor de confesar su amor con la intención de soltar ese sentimiento y por primera vez en años sentirse libre, lo que ella no esperaba es confesarse al hombre equivocado... I...