El sol estaba imponente en el cielo como es normal al medio día, Pablo llevaba su cuarto vaso de agua, sentía que el calor estaba infernal en esos momentos, pero tenia que estar ahí en medio de una plaza con ruido, mucho ruido, ruido que le taladraba en los oídos, pero Bruno había tenido que salir a encontrarse con unos clientes precisamente ahí, miraba al gemelo que platicaba muy animado, pese al clima, llevaba su traje impecable con la corbata atada en su cuello, Pablo tenía unas ganas de ir y quitársela, el calor lo estaba matando lentamente, no le echaría la culpa a los tragos coquetos que se tomó, jamás lo aceptaría.
Bruno termino de platicar y se despidió de las personas acompañándolas hasta una de las salidas de la plaza, regresó con una sonrisa en sus labios tomo asiento frente a él y se desato la corbata se quito el saco y se remango las mangas de su camisa azul cielo un color que a gusto de Pablo le queda muy bien.
— Qué calor está haciendo — dice Bruno, sonríe y mueve un poco su cuello, toma agua de la botella que pidió antes de empezar la plática, Pablo lo ve directamente sin decir nada, existe un brillo diferente en su sonrisa y sin duda en sus ojos. Llegó temprano a la oficina y sin tiempo de poder preguntarle algo salieron de ahí.
— ¿Por qué no estas molesto? — pregunta Pablo.
— Porque debería estarlo... — dice con duda Bruno
— Estamos a una temperatura de cuarenta grados, y odias el calor, estamos en una plaza pública, odias estar entre tanta gente, y te paras frente a mi con una sonrisa en tus labios y solo dice ¨qué calor hace¨ — dice cruzándose de brazos.
— Creo que otro esta de mal humor hoy — bromea Bruno.
— Estas bromeando, en serio... — dice golpeando la mesa con una mano riéndose.
— ¿Qué tienes? — pregunta algo confundido.
— Ayer tú Bruno Campos, besaste a Isabela Manzur... — dice señalándolo, Bruno intentó mostrar su rostro habitual cero expresivo, pero una sonrisa escapó de sus labios.
— ¿Cómo sabes eso? — dice sin poder dejar de sonreír.
— Porque yo ayer dormí en su departamento...
— ¡¿Por qué dormiste ahí?!— su mirada cambia a su típica de molestia.
— ¡Ey! Tranquilo soy yo... no me salgas que te vas a poner celoso, Isabela no es mi tipo... o te recuerdo, uno noventa, barba, cabello negro, ojos verdes... sigo describiéndote a mi hombre ideal o ya dejaste la escenita.
— No estoy celoso — dice cruzándose de brazos.
— En serio, tan perfecto estuvo ese beso — dice en broma.
— Basta...
— ¡Oh por favor! Me vas a negar este momento, no me vas a platica nada, yo te puedo decir lo que ella dijo — dice con coquetería y malicia.
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Desde aquel momento 🗒🤍
RomanceIsabela vive enamorada de su jefe desde hace cuatro años, un día toma el valor de confesar su amor con la intención de soltar ese sentimiento y por primera vez en años sentirse libre, lo que ella no esperaba es confesarse al hombre equivocado... I...