El lunes llegó igual o peor que el día anterior la lluvia no paraba en la ciudad, Braulio llegó muy temprano a la oficina miraba un par de documentos que le solicito a Omar su mejor amigo y encargado del departamento de edición.
— Deberías llevarte la situación con calma — dijo Omar sentándose frente a él.
— Esto tiene que quedar hoy mismo — contestó sin mirarle.
— No me refiero al trabajo, me refiero a Bruno, no tiene ni una semana aquí y estas perdiendo el control, él es muy bueno en lo que haces deberías aprovechar eso en vez de estar peleándote con él, es el socio mayorista te guste o no y tu hermano — dijo logrando que su amigo dejara de ver los documentos.
— Siempre ha sido así, él es el hombre perfecto que todo tiene en control y yo la oveja negra... según mi padre, además no puedo perdonar lo que hizo — dijo revolviéndose en su silla.
— ¿Perdonarle? Por dios Braulio tú no tenías ningún contacto con tu padre y te das el paquete de ofenderte, eras su hijo y tenias que estar al pendiente de él y saber que estaba enfermo, no culpes a tu hermano por tu falta de interés — dijo cruzándose de brazos.
— ¡No me informo de su muerte, eso se te hace poco! — vocifero.
— No tenia que informarte, tú tenías que estar ahí a su lado o te recuerdo que tu madre se casó y tampoco tuvo el delicado interés de informar a su hijo hasta el día de la boda — volvió a enfrentarlo.
— Con mi madre no te metas, ella soporto al ogro de mi padre por muchos años, ¿De qué lado estas? Se supone que eres mi amigo — dijo molesto.
— De ninguno de los dos — dijo dejando de lado el berrinche de su amigo.
— Quiero iniciar mi semana en paz, ayer por su culpa le grite a Isabela, me siento tan mal, nunca me ha fallado en nada del trabajo y me vi como el peor ante ella — dijo masajeando su sien.
— Pues en eso si estoy de acuerdo, ella no se merece estar en medio de los pleitos de ustedes, pero tu hermano soluciono las cosas... creo que debes ir pensando como compensarla — dijo tomando los documentos y dejándolo solo.
Las horas pasaron, Isabela llegó como todos los días puntual, pero sin ánimos, al entrar a la oficina notó un poco de música en la oficina de Braulio, decidió no entrar, entró a la suya y comenzó a archivar algunas cosas, no tenia ganas de verle a la cara ni pasar por otro momento como ayer. El elevador sonó media hora después, Bruno entro sin hacer mucho ruido directo a su oficina para salir después de dejar sus cosas.
— Isabela puedes traerme un café — dijo desde la puerta regresando a su escritorio. Isabela lo escuchó y dejó lo que estaba haciendo, debía admitir que aún se sentía un poco incomodo alrededor de él, pero este era su trabajo y tenia que tomar las cosas con seriedad y responsabilidad.
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Desde aquel momento 🗒🤍
RomanceIsabela vive enamorada de su jefe desde hace cuatro años, un día toma el valor de confesar su amor con la intención de soltar ese sentimiento y por primera vez en años sentirse libre, lo que ella no esperaba es confesarse al hombre equivocado... I...